De norte a sur
Durante todo el año 2019 el presidente Andrés Manuel López Obrador mantuvo un nivel de aprobación popular superior al 60%.
Números que son superiores a los primeros años de gobierno de Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón y Vicente Fox.
El 60% y más que mantiene López Obrador tuvo sus bajas más sensibles en el 2019 con eventos como la tragedia de Tlahuelilpan, el Culiacanazo y el anuncio del Banco Mundial en el sentido de que su pronóstico de crecimiento para México sería para este 2020 de apenas 1%.
Y pese a ello el presidente mantiene muy alto su nivel de aceptación hasta la fecha.
Pero el bono democrático que AMLO ganó en julio del 2018 ya está sufriendo mermas.
Son naturales porque el desgaste del poder ha sido siempre inclemente.
Estadísticas no significan mucho si no cumplen con protocolos que incluyen, entre muchos otros, el tamaño de la muestra y, sobre todo, el margen de error que debe calcularse en cualquier sondeo de opinión.
Las encuestas patito siempre te dicen lo que tú quieras escuchar para que después las difundan a la opinión pública sus creadores.
Pero en esa forma solo llegas a conclusiones sesgadas que no significan nada para los mexicanos.
Por ejemplo, si se realiza una estadística del número de divorcios entre la gente que va a misa, y el resultado es que van significativamente a la alza, se puede concluir que la iglesia está incitando al divorcio.
Se pueden así utilizar los números para mentir.
Pero con números que surjan de los protocolos matemáticos establecidos (estadística bien hecha) no puedes decir sino la verdad.
Y lo que estamos viendo con las mediciones de la popularidad de AMLO, es una feria de “encuestas” que están peligrosamente carentes de la disciplina estadística. Y así presentan resultados que no plasman nada de la otra realidad que existe en México a pesar de la peligrosa autocomplacencia de la 4T en algunos de los renglones más sensibles en lo económico y en lo social.
De esa realidad que existe en relación al sentir de la gente que se queja de problemas como la falta de medicamentos, del trabajo sucio de los periodistas “sembrados” en las llamadas conferencias mañaneras que solo sirven para atacar a los críticos de AMLO o para hacerle preguntas a modo al presidente con la finalidad de que éste se luzca con sus respuestas; o la omisión de una autocrítica referente a la discrecionalidad con la que se dispensan perdones a personajes como Manuel Barttlet y sus empresas y propiedades que no declaran la verdad al fisco; de Carlos Lomelí que seguirá siendo uno de los grandes beneficiarios del contratismo gubernamental; o de las violaciones a la Constitución que comete Napoleón Gómez Urrutia como la tener una doble nacionalidad y al mismo tiempo ser declarado elegible para pertenecer al poder legislativo del país.
En el apartado de los “perdones selectivos”, uno puede pensar que son seguros de vida que les otorga un político tan avezado como AMLO para que, en el momento en que los aleje de su entorno, se vayan con cierta certeza de que no tienen elementos en su contra para ser perseguidos.
Lo anterior es un escenario harto probable que ya pone en riesgo el bono democrático ganado por AMLO en el 2018.
Y su prueba del ácido la tendrá en los comicios intermedios del 2021.
EN TIEMPO REAL
1.- Hasta ahora las conferencias mañaneras del presidente Andrés Manuel López Obrador han resultado ser una excelente herramienta de difusión de las acciones del gobierno de la 4T. Son también la plataforma que el mandatario ha utilizado para marcar la agenda semanal con gran éxito.
Y aunque para algunos sectores las mañaneras capitalinas ya resultan cansadas, porque se han convertido espacio desde donde se polariza a la población; la realidad es que ampliar las conferencias mañaneras a los fines de semanas es una idea que le puede traer una doble ganancia al presidente: se generaría mayor información para suplir la falta que en ocasiones hay de ella.
Y además este tipo de conferencias se realizarían en los lugares en donde el mandatario acude de gira en el interior de la República, lo cual le daría la oportunidad a los medios y periodistas de los estados y municipios de manejar sus propios temas regionales, lo cual actualmente es prácticamente imposible, pues pocas veces estos temas son planeados por los medios nacionales en la mañaneras de Palacio Nacional.
2.- Los gobernadores del PRI anunciaron su incorporación al Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI) en los próximos días, luego de una comida con el presidente López Obrador.
Ayer tras la reunión, el presidente señaló en sus redes sociales que coincidieron en que una cosa son los partidos y otra el gobierno, el cual es para servir a todos sin distinción de siglas o ideologías.
Contrario a los gobernadores de Acción Nacional, los priistas han manifestado una buena disposición de sumarse al INSABI, solo estarían negociando para afinar los términos de los convenios y que estos convengan a los intereses de las dos partes.
3.- Imparable la violencia en Guanajuato, pues sólo este fin de semana alcanzó el 20 por ciento de los homicidios que se cometen a nivel nacional.
Mientras el fiscal de Guanajuato, Carlos Zamarripa, presumía las capturas de 59 presuntos delincuentes pertenecientes a grupos rivales del crimen organizado, la racha de violencia en ese estado dejó este fin de semana una estela de 92 asesinatos, incluyendo la reciente masacre de 9 personas que cenaban en un restaurante del municipio de Villagrán.
El aumento de los hechos violentos ha provocado que las autoridades en Querétaro reforzaran la seguridad en los límites con la entidad.