Inseguridad y violencia no paran
El presidente López Obrador ha demostrado reiteradamente que es un político de mecha corta.
La semana que está a punto de terminar ha sido particularmente anticlimática para la figura presidencial ante la opinión pública.
Sus confrontaciones han sido por igual contra comunidades relevantes como la iglesia católica, como con mercenarios de la publicidad y que ahora resultada que es un “periodista” importante como el atorrante de Carlos Alazraky.
Las reacciones presidenciales son, en el tramo final de su gestión, los dos años que el mandatario asegura que serán los mejores de su sexenio, ciertamente riesgosas toda vez que son unos boomerangs que, una y otra vez, se le revierten en el sentimiento popular que consignan las benditas redes sociales.
Será muy riesgoso mediáticamente el evento en el que hoy el tabasqueño va a inaugurar una etapa de la refinería de Dos Bocas, llamada con una reminiscencia prehispánica muy campechana Refinería Olmeca, y que dicen sus críticos de oficio, y también los críticos que no son integrantes de la pléyade que tienen a López Obrador como su tema de condena favorito, es un complejo que no refina nada todavía.
López Obrador le otorga a Carlos Alazraky un inmerecido status de comunicador importante, calidad que sin duda no tiene, si uno se remite a la penetración e influencia que tienen en la opinión pública sus “cartas”, que publica sin importarle que muy pocos las tomen en cuenta, y que el publicista, que tuvo como uno de sus más célebres clientes a Roberto Madrazo, al que solo le colgó el slogan chistoso de “Dale un Madrazo al Dedazo”, pergeña y que son ejemplo de su actitud llena de soberbia y megalomanía toda vez, repetimos, que tienen un círculo mínimo de lectores, y que con su desdén la opinión pública ésta lo considera como uno de los más intrascendentes con sus “opiniones” o “críticas” para una población de lectores que buscan información y orientación, y que definitivamente no encuentran en el “trabajo periodístico” del publicista que se cree el ombligo de los medios de comunicación.
Una cosa definitivamente es la respetada comunidad judía mexicana, y otra son las actitudes protagónicas del publicista de Roberto Madrazo.
Muy diferente también es que la confrontación de AMLO con la Iglesia Católica o con los comunicadores o empresarios a los que llama fifís o neoliberales y en la que el mandatario lleva todas la de perder.
Ya es una consideración mayoritaria entre la población nacional, de que el presidente debe tomar unas vacaciones para serenarse y dejar de lado el frenesí de convertirse en una figura cimera en la historia de México.
Definitivamente AMLO puede estar estresado, pero de ninguna manera está mal de sus facultades mentales.
Preocupa más su condición física, ya que a su edad sus antecedentes cardiacos sí son para preocupar.
Pero el presidente difícilmente va a cambiar a pesar de los índices de violencia y de la retracción económica que vivimos.
El está construyendo a su manera y en su muy particular percepción de lo que es el camino para llegar a ocupar un lugar de privilegio en nuestra historia.
Por allí anda la cuestión.
EN TIEMO REAL.
1.- La llegada de César Yáñez a la subsecretaría de gobernación no es un mero movimiento de reacomodo burocrático. César sigue teniendo la confianza presidencial como operador político y como un hábil conocedor del comportamiento de los medios de comunicación. La llegada de César Yáñez a gobernación debe leerse como un fuerte apoyo del presidente a Adán Augusto Hernández López. Ojo.
2.- Se calienta la sucesión en el Estado de México. Por MORENA todo indica que la maestra Delfina Gómez tiene amarrada la candidatura al gobierno estatal. Y lo que prefigura una contienda entre mujeres, el PRI, con la salida de Ernesto Nemer de la secretaría de gobernación, deja como competidoras a la favorita Ana Lilia Herrera y a la ex alcaldesa de Cuautitlán Alejandra del Moral.
3.- Un periodista más asesinado, ahora en Tamaulipas, se suma a la cifra siniestra de comunicadores que han perdido la vida de una manera violenta. La víctima fue Antonio de la Cruz, reportero del diario Expreso de Ciudad Victoria. ¿Hasta cuándo el periodismo en México seguirá siendo un oficio de alto riesgo?