El agua, un derecho del pueblo
Una misiva exhibe el mal trato que recibe del patrón el trabajador mexicano, mientras en España gana la sátira de El Buen Patrón
Un trabajador se contactó conmigo el sábado 12 de febrero para entregarme una carta. Se trata de uno de los alrededor de cincuenta despedidos por el psiquiatra Helios Aristegui. Fui a recoger la carta a cinco cuadras de donde vivo, en casa de una familia. Ahí conocí al trabajador que me entregó la misiva, antecedido el hecho por una serie de denuncias que en buena parte se explican en el documento. Tengo sus datos, pero me los reservaré. El autor de la carta es un hombre joven, experto en asuntos de ferretería, por ello trabajó muchos años en Ferrobaños, Mayoristas, empresa que ocupa una gran espacio en Colonia Industrial Vallejo 35 y del que fue despedido hace tiempo y lo menciono como trabajador, porque aunque es un ex de la empresa, su calidad de trabajador como tal no ha dejado de ser. Se mantiene además en contacto con los pocos compañeros que siguen en la ferretería. Esta es una gran empresa que antes estuvo en la colonia Guerrero y que desde hace varios años administra el psiquiatra Helios Aristegui, hermano de la empresaria y periodista Carmen Aristegui. Varias veces la vio ahí, el escribiente. La primera pregunta que me hice al conocer el hecho, fue sobre lo extraño de que un psiquiatra dirija una empresa que tiene como marca el hierro. Pensé de inmediato en Freud.
ACOSO LABORAL, DESPIDOS, DISMINUCIÓN DE DERECHOS, MAL TRATO
La carta señala: “Fue terrible lo que viví en esa empresa bajo la administración del psiquiatra Helios Aristegui, inconcebible en un médico con estudios también en Psicología que supuestamente conoce la conducta humana. Lo que me pasó a mi a partir de un acoso laboral permanente, mal trato y disminución de derechos, les pasaba a todos, mismos que fueron saliendo de la empresa también despedidos como yo. A mi en todos esos años de servicios solo me entregaron 18 mil pesos cuando tenía derecho a más de 160 mil. De ser una empresa bajo la responsabilidad del japonés Pedro Hirata, un hombre de buen trato, Aristegui entró por recomendación de su hijo Alfredo Hirata que había sido paciente del psiquiatra; otros pacientes del medico también se incorporaron a la empresa. Mientras recibía el mal trato y lo veía en los demás, pensaba en la ausencia de las autoridades del trabajo que deberían de regular esos comportamientos y dejan a los trabajadores en manos de negreros, violadores de derechos laborales, que nos tienen a su disposición y nos corren cuando quieren. Mi caso no fue único pero debería de servir para que se hiciera una investigación a fondo en esa empresa, escuchar a los trabajadores y conocer los infiernos que yo viví. Señora, agradezco que lea esta carta y la destine usted a lo que considere. Gracias”.
EL BUEN PATRÓN BARDEM, DE LEÓN DE ARANOA, ES UN MAL PATRÓN
Ganadora del Goya en España el sábado 12 de febrero, la película El buen patrón tiene matices que deberían profundizarse en México en donde la ausencia de un sindicalismo que se ha retraído, no atiende cuestiones internas que lapidan a los trabajadores. Según las críticas a la película, que hasta el momento no he visto, hay diferencias de criterios. Algunos la ven excelente y ratifican el concepto de buen actor que es Javier Bardem, para otros es una película mediocre que recoge las estrategias de causar risa y se diluye solo en una sátira que no tendrá largo alcance. Algunas críticas la colocan en una postura hegeliana y no marxista porque el trabajador finalmente coincide en sus expresiones con el patrón. Para otros de los críticos es solo una distracción para pasar un buen rato con los chistes y bromas, en el cine. El crítico Baraka de Algorta España, habla de un filme donde se exhibe la precariedad laboral, el poder, la ambición, la falta de escrúpulos, la falsa apariencia y sobre todo la manipulación. El guion de la película es del propio director del filme, Fernando León de Aranoa. Las críticas llevan finalmente a lo mismo que señala el trabajador despedido por Aristegui, al manejo del trabajador desde las interioridades de las empresas, que son a veces lapidarias y en todo lo que se hace hasta llegar al despido. Para señalar ese asunto en el medio laboral periodístico, en un recorrido que hice sobre la aplicación de la cláusula de conciencia en los países en donde está contemplada, en la gran mayoría, los periodistas no la solicitan porque se exponen a ser despedidos. Marx diría que la única forma de terminar eso es rebelarse. Y agregaríamos: que intervengan las autoridades laborales.