Poder y dinero
Diana de Gales y un castigo que nunca se aplicó
¿Qué pena se impuso a los paparazzi que fueron los culpables de la muerte de Diana de Gales?, ¿que límites impuso la legislatura francesa a una actividad detractora y destructiva que con sus acciones puede eliminar vidas? Hasta ahora las respuestas que se han dado es que los tres paparazzi que estuvieron mezclados en el problema y que fotografiaron a Diana incluso ya en sus últimos minutos, fueron dejados libres de culpa. La libertad de expresión fue el argumento; igual que aquí, cuando ese tipo de periodismo no solo se ejerce de la misma manera persecutoria, sino en medios televisivos, radiofónicos, redes y prensa escrita. En el accidente en el que murió la ex esposa del ahora rey Carlos III, murieron, además, su compañero Dodi al Fayed y el chofer que conducía el vehículo, Henry Paul. La existencia de un periodismo de paparazzi, que lanzó al mundo en su filme La dolce vita (1960) Federico Fellini, es libre de cometer todos los desmanes y abusos sin que hubiera y haya una contención. La libertad de expresión se saca luego a relucir, porque ese periodismo está imbíbito no solo en el que persigue, acosa y exhibe, sino en el que se ejerce a diario sin que la ética esté presente. La muerte de la princesa que llenó millones de páginas y comentarios en el mundo, fue expuesta a su vez, por un sistema de paparazzi colectivos, incluyendo periodistas considerados serios, para develar todo tipo de secretos, minucias y miserias que lapidaron a una joven que ya no existía. Aquí lo vemos a diario en todo tipo de medios y un caso se discute en estos días como si fuera una noticia fundamental: el pleito público en televisión, de un tipo que se dedica a notas de espectáculo, para enfrentar a sus compañeras de programa.
EXPEDIENTE LADY DI Y LA RAPIDEZ PARA LANZAR UN LIBRO EN ESPAÑA
Los acontecimientos que tienen un público masivo y lo acabamos de ver con la muerte de la reina Isabel, demuestran la cultura que predomina en el mundo. En las propias redes se ve de que manera la noticia sobre poderosos y famosos, la nota frágil, el chisme, lo elemental lo superfluo, es lo que atrae en los comentarios. Los que sacan a colación la muerte de la princesa Diana en este momento, tratan de minimizar y ocultar el verdadero tema que está en juego y que ese es el que la llevó a la muerte: la existencia de las monarquías. Diana finalmente no fue sino una parte de un grupo que se asume monárquico, joven utilizada, interesada a su vez en sacar toda la raja posible de su situación. No hubo en ella inocencia, aunque no merecía morir de esa manera. Su muerte en España generó la rapidez de un libro que sorprendió que saliera tan rápido. Un grupo de ocho periodistas y escritores de aquel país y de Argentina, a los que se sumó con un colofón la columnista del diario Reforma en México, Guadalupe Loeza, publicó Expediente Lady DI (Madrid España 1997) y el libro salió a los pocos días del deceso. El prólogo lo hizo Juan Pradera, Como era de esperarse, la tragedia se centraba en la desaparición de una joven bella, su historia, su divorcio, despreciada por la corona ante sus andanzas y revivificaba la importancia de un sistema que da noticias apabullantes al mundo, porque debido a su trascendencia puede hacerlo. Pero algunos de los participantes profundizaban en el tipo de periodismo vanal que se aplica en esas situaciones y el uso de la libertad de expresión y el derecho a la información para justificarlo. Fue un medio rápido y eficaz, además, para vender libros.
OTROS GRANDES TEMAS, NO MERECEN LIBROS
Nunca he visto que haya grupos interesados en hacer libros con rapidez en temas que deberían de llegar al gran público como una advertencia de lo que está pasando en ciertos sectores y que por desgracia, llevan a la tragedia. Quizá porque los trabajadores no tienen la sofisticación de una joven expuesta y una anciana reina fallecida. Para redondear el ejemplo, un libro rápido en donde se contara la gran tragedia de los mineros muertos recientemente en Pinabete Coahuila, con sus historias personales, su vida y sus sueños. Pero los trabajadores mineros no interesan como protagonistas. Viene a equipararse a esos grupos de ultraizquierda que hacen manifestaciones para apoyar a Biden y denostar a Rusia, en el caso Ucrania, pero se quedan callados con la permanente agresión de Israel, a Palestina.