Inseguridad y violencia no paran
Precandidatos que han dejado paraísos de sangre
En la avalancha de precandidatos opositores que destapó AMLO, pudo haberse colado alguien que tuviera una firme visión del país y planteara cambiarlo desde una verdadera postura democrática. Pero no lo hay, porque todos aunque pregonen en algunos casos una posición centrista, son gente de derecha. Algunos como gobernadores dejaron sus estados hechos jiras o en mal estado. En entrevista, el Secretario de gobernación Adán Augusto López Hernández mencionó a tres estados como paraísos del crimen, el de Michoacán tal como lo dejó Silvano Aureoles Conejo y el de Guanajuato cuya violencia ya repuntaba en los tiempos de Carlos Medina Plascencia. En cuanto al de Jalisco, por la forma como lo está dejando Enrique Alfaro. Lo que llama la atención es que los tres se asumen presidenciables. En el caso de Guanajuato un poco tarde de parte del panista Medina Plascencia ya que fue gobernador de ese estado en el periodo de interinato 1991-95. En relación a Aureoles del PRD, es evidente su huella si vemos la violencia diaria sobre ese bello estado, cuya caja Aureoles dejó totalmente saqueada. El otro es Enrique Alfaro del Movimiento Ciudadano en cuya entidad la violencia se expresa diariamente sobre todo contra mujeres y jóvenes. Pero eso si, muy rozagante, el político quiere seguirla desde Palacio Nacional …o de Los Pinos.
MUJERES OPOSITORAS, ENTRE EL ODIO, EL ESCÁNDALO Y LA DECREPITUD
En las mujeres opositoras que quieren la silla hay un factor común, ya que a excepción de Beatriz Paredes que es una política, las demás no lo son. Llegaron algunas en arribo, en concepción equivocada como la de AMLO sobre Lily Téllez y de una de ellas, Denise Dresser, es natural esa aspiración porque de esa manera saltó al periodismo sin ser periodista y encontró apoyo de un diario que necesita gente que golpee. El caso de Márgara Zavala ya se conoce, adicta al poder que ya disfrutó sin haber sido electa, como llamada primera dama, es el elemento familiar que se espera rescate el presupuesto. Las demás, Xóchitl y Mercado, son grillas. Volviendo a Paredes, es una mujer de 69 años y a dos años de las elecciones, tendrá 71. Si la oposición es la que más critica a AMLO por considerarlo viejo, el presidente es menor que Beatriz tres meses, pero fue electo a los 65 años de edad y tiene cuatro gobernando. De otro lado, de opositoras de otros entornos, no hay una pléyade, seres que se podían haber colado en la lista y que si tengan alguna propuesta real para apoyar a este país. Hubieran sido buena propuesta para dirimir con los tres precandidatos de la 4T, que por lo que se ve, no tienen oposición.
ELLOS QUIEREN SER REYES, ELLAS REINAS. PERO ESTE NO ES UN REINO
El premio nobel de 1907, el angloindio Rudyard Kipling, describió muy bien la ambición del poder que está fincada en una falsa actitud y el resultado de haber querido aplicarla. Todos esos que saltan a la escena de la política en busca de la presidencia de la República, tienen una finalidad que en casi todos los casos no está clara, pero si el deseo de tener poder y desde luego lo que eso significa: la riqueza de un país. En la famosa novela del escritor inglés El hombre que quiso ser rey, que fue llevada al cine en 1975 por John Huston, dos hombres ambiciosos, ex soldados, deciden viajar a un poblado Kafiristán, con el fin de encontrar el sitio por donde pasó Alejandro el Magno y buscar la forma de reinar en poblados primitivos y convertirse al menos uno de ellos, Daniel Dravot, en un rey. La novela (Eneida 2010) es una breve exposición de poco más de 80 páginas en donde se describen las aventuras de los dos hombres y el fracaso estrepitoso cuando los nativos descubren la realidad. Dravot es decapitado. La narración va descubriendo en la pluma versada del nobel, lo que realmente subyace en el relato. La misma ansia colonizadora que otros escritores han definido, Conrad por ejemplo, en El Corazón de las tinieblas et al. Carnehan, el compañero de Dravot que regresa con su cabeza, reconoce el fracaso de sus intenciones, como suele ocurrir en quienes solo están impulsados por la ambición y no tienen un verdadero propósito de ayudar a los demás.