Contexto
Misogismo mediático, contra Claudia Sheinbaum
El machismo es una conducta que anida hasta en aquellos que uno considera seres completos, libres de actitudes denigratorias y menores. La campaña que desde hace meses golpea a la jefa de gobierno de la Ciudad de México, no solo es política. Subyace en ella el odio hacia las mujeres, más cuando se trata de personas que pueden trascender a altos niveles. Hay columnistas que están bien identificados, que permanentemente traen a colación el tema, aunque se esté tratando una cosa diferente, porque la obsesión en contra de la funcionaria rebasa los niveles de la prudencia. La entrevista que Claudia Sheinbaum le dio a Martha Debayle para comentar con ella lo de su futura boda y otras cosas, ya se está expresando como una entrega a Televisa y la violación a normas cuando al hablar de la vida privada, se invade la pública, en este caso para hacer proselitismo. La vida privada, es verdad, puede trascender a la pública, cuando se insertan en aquellas cuestiones públicas precisamente. Pero en dónde está el límite en una vida privada que puede dar a conocer un futuro enlace, y hablar en la misma charla de cuestiones públicas que son parte del manejo diario. Sí así fuera, sería difícil que alguien que ocupa un puesto público pudiera hablar de cuestiones privadas. Es un hecho de doble moral que se ha usado a lo largo de décadas en el poder en México, con exhibición de la vida privada, la familia en sí, la mujer primera dama, que se trasmina a lo público no solo con imágenes, sino con gastos del presupuesto, que es público.
LAS PRIMERAS DAMAS, SERES PRIVADOS, UTILIZADOS EN LO PÚBLICO
La insistencia en tratar de involucrar a Claudia en situaciones de violación tiene la tirada de ir menospreciando su presencia cuando encabeza la justa de las precandidaturas. Ya hay quien recalca por ejemplo que está bajando en las encuestas, las mismas que por cierto son hechas por medios que están en contra de la propia funcionaria. Muy calladitos estuvieron muchos de ellos durante las décadas en las que la esposa era prácticamente la vicepresidenta del país, que usaba y manejaba recursos públicos. Ni con el pétalo de una rosa tocaban a la mujer. Ya veíamos a doña Márgara Zavala en plena representación nuestra en el extranjero o a doña Gaviota llevándose a amigas y parientes al Vaticano en el caro avión que hoy es vil traste. Ni los sectores feministas tan demandantes de respeto a las mujeres, dijeron nada de esa usurpación que demerita tanto a su género ni mucho menos lo denunciaron. Como tampoco se mueven muchas de ellas, para defender a Claudia de la inquina que la persigue. Como las cosas están a la vista, a ellos, por sus columnas los conoceréis.
LO PRIVADO HA SIDO PÚBLICO Y MUY CARO, EN MÉXICO
Es de risa esos que saltan para criticar a Sheinbaum porque trasciende su felicidad. Serviles, se daban vuelo en los elogios de las llamadas primeras damas, herejía oficial que ofendía a las demás mujeres. Ocupado su tiempo en esos menesteres, ha dedicado parte de su vida la señora Sara Sefchovich, al abordar la vida de esas mujeres que se lanzaron a la fama pública desde la privacidad oscura en muchos casos, para reinar por sexenios en las últimas décadas, gracias a que su esposo fué presidente. La suerte de la consorte (Oceano Exprés 2014), es un libro de más de 600 páginas, en las que la autora se da vuelo con la vida y milagros de todas las mujeres que han ocupado el segundo puesto del poder en el país, desde la época de la colonia. En las del priísmo reinante señala situaciones tensas, pero es cuidadosa en su redacción; le iva mucho en ello. Traigo a colación este libro, con la esperanza de que esos que ahora se ensañan en una mujer valiosa que puede llegar a la presidencia y que sería lo justo en un país que ha sido gobernado por hombres, recuerden como avalaron un hecho, que de lo privado y desde un código civil que avaló un matrimonio, aceptaron a alguien en la más alta representación del país. A costa nuestra.