Poder y dinero
¿Beberán las hadas o la magia del poder embriaga de tal forma que no se necesita el licor? En estos días de encantamiento, cuando la paridad de género vulnera las potencialidades del ogro, vale recordar que la realidad supera la ficción. Y que la lucha por el poder ya no se hace con botas elegantes como las que vendía el rústico político de San Cristobal, sino a huarache portado como lo sugiere en sus cuentos la excelente escritora Queta Navagómez. Y la contienda se dispara en México no por la causa, sino por el género. A los señores no les gustó que el INE aprobara que cinco mujeres compitan por las gubernaturas en disputa, una de ellas en la gran ciudad. Las precampañas ya evidencian que el zangoloteo va a ser grande y que en esa realidad rampante que lleva a la presidencia del país, no valen conjuros, ni bebidas mágicas frente a gnomos chaparros y brujas disfrazadas. Hay que usar la fuerza real del ingenio, como lo hicieron los grandes creadores para definir la fantasía. El mercantilismo III (página 53 de su libro), de Queta, algo nos recuerda:
Después de una jubilación desventajosa, aquella hada que solía disfrazarse de limosnera, consiguió un puesto de medio tiempo, en una fábrica de cinturones porque de tarde ejercía como maestra de oratoria.
QUETA NAVAGÓMEZ, UNA ESCRITORA QUE RETÓ A LO FANTÁSTICO
Hadas ebrias ( UNAM 2006) fue escrito como dice el prologuista José Antonio Durand, para recrear a los grades cuentistas, mal llamados “infantiles” . La lista que éste da, de dragones, ogros, brujas, magos, príncipes, conjuros, varitas mágicas, lámparas maravillosas, hechizos y encantamientos, sapos prestos a ser besados, junto con toda esa fauna parlanchina…y desde luego, hadas, son materia dúctil, para la autora. Seres del encanto que ella emborracha, para que su visión quede entre la fantasía y la realidad. Por las páginas vemos desfilar hadas, en lucubraciones con rompope, Incongruencias con tequila, desvaríos por mezcal y el consecuente delirium tremens. Como puede verse, las hadas prefieren las bebidas mexicanas para desviar la idea de aquellos que pudieron inspirados en el gran Perrault, donar a los hermanos Grimm, el ser los grandes creadores del siglo XIX.
Lástima
Esta era una hermosa niña a la que todos llamaban Caperucita Roja…Pero era tan haragana, altiva y desobediente, que dio al traste con un buen cuento, porque nadie, nunca, pudo convencerla de que atravesara el bosque, para llevarle de comer a su abuelita.
LA IMAGINACIÓN LLEVA A CAMBIAR LAS BOTAS AL GATO, POR UNOS HUARACHES
Si En el camino, su novela, Jack Kerouac transita con unos huaraches mexicanos ¿Por qué el famoso gato no puede hacerlo? El trastoque de historias tan conocidas, como la de los tres cochinitos, Hansel y Gretel, La Bella durmiente, Pulgarcito, Pinocho, toman otra dimensión en la creatividad fresca, alegre y a veces zumbona de Navagómez. Ella quiere dejar claro que la fantasía que deslumbró a aquellos cuentistas del pasado, tiene otra dimensión, pero no deja de ser terrible que una madrastra trate mal a sus hijastros y una bruja se apodere del destino de los demás. Lewis Carrol, que también inventó un gato, lanzó a su personaje por un camino prohibido, el de la crítica a un sistema arraigado, pero las transfiguraciones lo pudieron salvar. Carlos Collodi, que era un ser democrático y luchó duramente por su patria, escondió sus percepciones en un muñeco de madera, pequeño, débil ante la influencia, y los malvados de la época, los tramposos, los necios, quedaron evidenciados. Y Queta exhibe la realidad del anciano Geppeto, por no haber tomado precauciones.
Soberbia
Maravillado, Gepetto vio como su títere cobraba vida
—¡Mi querido Pinocho!- dijo emocionado mientras corría a abrazarlo. El muñeco lo recibió con una patada en la espinilla.
–¡Viejo tonto!- gritó- existiendo caoba, sándalo o nogal, maderas preciosas…! ¿Cómo se te fue a ocurrir la idea de fabricarme con pino…y del más corriente?