Libros de ayer y hoy
Como ciudadana, seré una más entre millones que votará por Claudia Sheinbaum como única opción real a la Presidencia de la República. Pero como no creyente, nunca olvidaré la ofensa que infiere quien va al Vaticano a incorporar la fe a un proceso democrático como es el de votar. Se entiende en la desesperación de la candidata opositora tras su fracaso en esos viajes al extranjero que desprecian al votante mexicano. Y que de paso viola el secreto
de esa visita como lo pidió el propio papa. Ella llegó con toda su runfla a San Pedro como solía hacerlo la llamada Gaviota. No preocupa su actitud, porque ella ha violado todo en esta campaña, consciente de su falta de opciones Además de que utiliza la apertura utilitaria papal, para sacar raja. Por otro lado, está el hecho de que la candidata de Morena tenía una cita con anterioridad con el pontífice. Y también la evidencia de que México es un país católico con un poco más del 70 por ciento de sus habitantes. Pero ninguna de las dos cosas justifica la violación al laicismo.
OFENSA A NO CREYENTES Y OTRAS EXPRESIONES RELIGIOSAS
El hecho de que en un proceso interno, para nombrar a nuestros gobernantes y fincados en nuestra soberanía, se programe una visita de este tipo, no solo se ofende a los que no creemos sino a millones de creyentes de otras iglesias que se expresan en el país. Esto es parte del derecho que da la Constitución a todos los mexicanos y en general a todos los que viven en este país, a tener creencias y ser respetados. La actitud de la señora Sheinbaum, es preferir abiertamente una corriente que por más que sea mayoritaria, es tomar partido y de paso violar a la propia norma que determina el laicismo en el país. Este está por encima de cualquier compromiso unilateral, en el que no se informa que papel juegan en las campañas de la señora Sheinbaum, las demás religiones, si hay programas especiales también para ellas y desde luego, de aquellos que sin tener creencias ven con desilusión que el mochismo vuelve a aparecer.
FREI BETTO Y LA EXPERIENCIA DE CONSIDERAR A LAS RELIGIONES
En su Iibro Fidel y la religión (Consejo de Estado, La Habana 1985), el religioso brasileño Frei Betto, dedica un capítulo a interrogar sobre la forma de tratar a las religiones en un país que busca un cambio. Las respuestas del líder cubano fueron concretas sobre los problemas que empezaron a surgir cuando los jerarcas católicos se quisieron meter y la postura de los revolucionarios ante el hecho de que había otras religiones en la isla que había que tomar en cuenta. Las tensiones fueron muchas dijo Castro y hubo traiciones graves incluso de sacerdotes, pero poco a poco con el tiempo se fueron disminuyendo y cada quien siguió con sus creencias. No hubo pues, en una revolución ganada, una preferencia especial para una
religión. Además del respeto para los no creyentes, “Ni hay una sola iglesia que se haya cerrado en el país”, señaló Castro. Y la situación sigue hasta ahora.