Teléfono rojo/José Ureña
CDMX, 18 de noviembre, 2016.- Al parecer lo que creemos conocer sobre los pobladores que vivieron en nuestras tierras aún guarda misterios y lecciones que darnos, pues investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) informaron recientemente que a través de nueva tecnología totalmente hecha en México, diseñada por el Instituto de Geofísica e Ingeniería para conocer la estructura de la tierra, existía una segunda subestructura dentro de la Pirámide de Kukulkán, la cual se encuentra en Chichén Itzá.
A partir de estos datos obtenidos por ingenieros, se podrían llevar a cabo más investigaciones antropológicas para conocer sobre el periodo de los “mayas puros”, de los cuales no hay a la fecha mucha información. Esta segunda estructura interna, de aproximadamente 10 metros de alto, fue descubierta gracias a que se encontró evidencia de un hueco de entre 20 y 25 metros de diámetro, por debajo de la pirámide también conocida como El Castillo.
La gran pregunta de los investigadores era, “¿cómo ver dentro de una estructura sin dañarla?”, por lo que gracias a una tomografía eléctrica tridimensional, única en el mundo, la cual no perjudica a la pirámide exterior, el equipo de investigación a cargo de René Chávez Segura, logró reconstruir a través de imágenes el interior de la pirámide, verificando así su hipótesis, la cual revela las etapas de edificación y detalles sobre la estructura.
Esto se logró gracias a la colocación de 10 detectores alrededor de los diferentes cuerpos de la pirámide, posteriormente se enviaba una corriente eléctrica al subsuelo, con ello se mide de manera simultánea la diferencia de potencial y finalmente la resistividad de la superficie. A partir de ello se calculó un punto de atribución a profundidad, que arrojó datos para, finalmente ser interpretados.
Aunque todavía no se tiene mucho detalle de la estructura, por la capacidad computacional con la que se cuenta, ya que de un total de alrededor de 45 mil puntos, sólo se han modelado 23 mil, ya se comienzan a vislumbrar los resultados. Sin embargo, estos tendrán que fortalecerse con un trabajo del área arqueológica.
Este es un ejemplo más de como las disciplinas, dentro de las ciencias, necesitan el apoyo unas de la otras, pues el conocimiento es uno, sólo que el ser humano lo ha dividido para poder darle un orden y una estructura. Esto, muchas veces termina por jerarquizar el saber, que en ocasiones se ve intervenido por intereses políticos y económicos. Sin embargo, al final, gracias a los mayas seguimos confirmando que todo el saber está relacionado, de tal suerte que no podemos discriminar uno u otro, ya sean ciencias duras o ciencias sociales. Lo único que tenemos que hacer es complementarlas.