Después del 2-J: nace nueva derecha: IP, intelectuales…
Morelia, Mich., 18 de junio.-Entre otras cosas, José Manuel Mireles ha demostrado que ama la libertad, y que extraña los lugares donde inició una lucha junto con un grupo de ganaderos, productores y cortadores de limón. Pero también son evidentes los odios y deseos de venganza, aunque está consciente que es muy difícil hacer algo contra quienes ejercen el poder.
El ex coordinador de grupos de autodefensas se reunió en los municipios de Coahuayana y Aquila con ex líderes de guardias comunitarias como Héctor Zepeda, el comandante Tetos y con Cemeí Verdia.
Fue invitado por el alcalde perredista de Aquila, José Luis Arteaga Olivares. Arribó ayer al mediodía al viejo aeropuerto rural de El Ranchito. Después se trasladó a la playa de Mexcala, donde se reunió con ex autodefensas nahuas de la sierra-costa, en la región que limita con el estado de Colima.
En este mismo lugar, Mireles se reunió en privado con el líder nahua de la región nahua de Ostula, Cemeí Verdia, donde reconoció que esa región es libre de delincuencia porque sigue siendo defendida por la gente del pueblo. Los exhortó a estar atentos y a mantener la unidad. Aclaró que “la lucha se debe dar pero con los instrumentos que la ley nos otorga”.
Cemeí Verdia también estuvo preso, fue detenido el 19 de julio de 2015 y liberado el 24 de diciembre de ese mismo año. Ahora algunos elementos que formaron parte del grupo de autodefensas son parte de la policía municipal y de la Policía Michoacán.
A mediados de 2014, Mireles siguió la ruta de Tepalcatepec, Coalcomán, Chinicuila, Aquila, para entroncar a la costa, y después dirigirse a Lázaro Cárdenas. Tras su paso por Caleta de Campos y llegar a La Mira, el 27 de junio de ese año fue detenido y después trasladado al penal federal de Hermosillo, Sonora. Después fue trasladado al penal de Nayarit, el 1 de noviembre de 2016. Y finalmente fue liberado el pasado 11 de mayo.
El doctor Mireles comentó ante periodistas que nunca pensó que volvería a salir libre. “Después de tres pre infartos y un infarto dentro de la cárcel no es posible que uno piense que va a salir, además de que la tortura psicológica es de todos los días…Además tenía la amenaza de que mientras estuviera el mismo presidente no saldría del penal, y si ese señor lograba dejar a uno de sus herederos, Mireles se iba estar encerrado otros seis años”.
A poco más de un mes de haber conseguido su libertad, además de atender sus problemas de salud, que tienen que ver con problemas cardiacos y diabetes, José Manuel Mireles está atendiendo invitaciones de diferentes grupos sociales, y al menos en sus palabras no ha perdido la rebeldía y el resentimiento hacia quienes lo llevaron a prisión.