Ráfaga
Repite una mentira con suficiente frecuencia y se convierte en verdad: Joseph Goebbels
Como en otros muchos ámbitos, la necesidad de concretar en un sólo sexenio la Cuarta Transformación (4T), ha hecho que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) utilice cualquier cosa que le resulte práctica para lograr sus fines, no importa si está apegada a nuestro marco constitucional o a sus atribuciones como jefe de Estado y de gobierno.
La publicidad gubernamental, las relaciones públicas con los concesionarios y permisionarios de los medios eran acciones lícitas y recomendables — incluso están presentes en cualquier manual– a las que se le daba mucha importancia y eran la forma en que operaban para lograr trasmitir a la opinión púlica un mensaje claro, conciso y preciso.
Es cierto que hubo muchos abusos, pero para AMLO el sistema anterior es motivo de satanización, ataques continuos y escarnio, él insiste en que los medios deben informar puntualmente a la opinión pública sin que medie ningún acercamiento entre empresarios y el jefe del Ejecutivo.
Sus antecesores neoliberales, como él los llama, disponían de los reporteros de la fuente presidencial que eran enviados por sus medios a acreditarse para poder cubrir las actividades de la agenda presidencial y si era necesaria mayor difusión los convocaban a conferencia de prensa para dar a conocer programas o acciones medulares de gobierno.
Actualmente, entre los reporteros que cubren las mañaneras destacan los representantes de medios visibles sólo en redes, muchos de ellos simpatizantes o militantes de Morena, quienes defienden a capa y espada las ideas del mandatario, otros que vienen de provincia a exponer problemáticas sean o no comunicacionales.
Poco a poco ha disminuido al menos la participación de reporteros de los medios nacionales y de la ciudad de México debido quizá a que cada vez que cuestionaban datos o incongruencia entre dichos o hechos con respecto a acciones de gobierno o estadísticas. AMLO los exhibía como empleados de sus adversarios, chayoteros.
En la relación del gobierno con los medios de comunicación y los comunicadores interfieren demasiados cambios de forma y fondo, de entrada la realización diaria de sus conferencias mañaneras, con duración de más de dos horas, es en sí un cambio sustancial.
Esta innovación, a casi tres años de gobierno aún no prueba su efectividad debido a que no sólo encierra mucha improvisación y sobreexpone al presidente, sino que es muy fácil medir sus errores y mentiras. Una estrategia efectiva de comunicación es para la 4T asignatura pendiente.
La consultora política SPIN dio a conocer hace unos días que el presidente López Obrador ha hecho 56 mil 181 afirmaciones falsas o engañosas durante sus conferencias de prensa matutinas, lo que equivale a un promedio de 88 por cada mañanera, desde el inicio de su administración, en 2018 hasta junio de 2021.
AMLO en redes aparece como el mayor artífice de falsedades y mentiras en la historia de las presidencias de México, al menos hasta hace una semana, en que decidió adoptar un innovador mecanismo para convertirse en el juez y no en el enjuiciado.
Al instalarse el miércoles 30 de junio este tribunal antioconstitucional de la Verdad: “Quién es quién en las mentiras de la semana”, conjuntó a casi todos los periodistas, columnistas, intelectuales, incluidos algunos de izquierda, en su contra.
¿De qué se trata? Al menos hoy, el presidente presentó a Ana Elizabeth García Vilchis, excoordinadora de Contenidos Web en La Jornada de Oriente y autodeclarada amlover.
Ella es quien cumple con la misión de conducir la sección semanal para exhibir a los periodistas “convencionales” que publiquen o comenten en redes información periodística infundada o falsa (Fake news) que incomode o dañe al presidente, su proyecto y su partido.
Además de los comunicadores, diversas organizaciones relacionadas con los medios lo consideran como un ejercicio no de censura, pero sí de antidemocrática intimidación.
La joven conductora inició hoy su presentación con la explicación de que se trata de un ejercicio de diálogo circular, debate democrático y libre expresión.
Se trata de exhibir a los medios de comunicación convencionales y a los comunicadores que critican u opinan en contra de las acciones presidenciales o el partido político Morena, que para el caso es lo mismo.
Comenzó por darle derecho de réplica a Joaquín López Dóriga, quien escribió un twit relacionado con una fotografía que muestra al presidente AMLO a bordo de una camioneta y al frente de él se encuentra un hombre del pueblo armado. Fue tomada en una gira por Marquelia, Guerrero.
El periodista retuiteó la foto dónde otro reportero pregunta al final: ….¿Será cierto que los narcos lo cuidan?; López Dóriga tuiteó “En riesgo, el presidente pasa cerca de un hombre armado y como si nada”.
Ana Elizabeth al presentar el caso, empieza por descalificar a López Dóriga, a quien acusa de machista al dirigir su solicitud al vocero, cuando todos saben que ella es la que hace esta sección.
Explica que ya un reportero había explicado que se trataba de un policía comunitario, pero se ignora el mensaje, se manipula la información y asegura que los twits citados son contrarios a los intereses del pueblo. Concluye ¿Por qué el presidente tendría que reaccionar frente a un policía comunitario”
-Realmente el asunto no es intrascendente: un comunicador fue exhibido en la Plaza Pública ¿y el derecho de replica solicitado? Seguramente habrá que hacer muchos ajustes para no convertir en hoguera el tribunal levantado en el Salón de la Tesorería de Palacio Nacional.
Luego se critica la línea del Universal y se le acusa de dirigir una campaña sensacionalista y engañosa en contra de FONATUR y el Tren Maya. Se informa que la embajada de Estados Unidos paga a Mexicanos Contra la Corrupción y está mal pagar a la oposición para atacar al gobierno constitucional, se reitera que eso es un hecho y no una criminalización.
El número central de la sección fue un análisis de medios del INE, con los resultados del Monitoreo de los dos meses previos a la elección, realizado por la UNAM, todos los medios tuvieron más menciones negativas de Morena que del resto de la Oposición.
Destacaron que Grupo Imagen (Radio y TV) hicieron 1599 menciones negativas, tres veces más que todos los partidos de oposición; en particular mencionaron a Ciro Gómez Leyva, quien hizo 12 menciones negativas de Morena; Joaquín López Dóriga, con 21 y Francisco Zea, con 39 negativas. “Creo que este sí se ensañó”, dijo AMLO en varias ocasiones a lo largo de la mañanera.
Las cifras exhibidas son preocupantes para Morena y, sin duda, evidencian que registró un clima adverso durante el periodo electoral, seguramente habrá hechos y razones, pero ello no puede reducirse a que las argumentaciones sean falsas, se ataque la pluralidad o que violen derechos humanos, como aseguró AMLO.
Alguien más conciente y respetuoso de la investidura presidencial no presentaría estas cifras en contra de un partido político usando la tribuna equivocada, el Palacio Nacional, la sede del poder Ejecutivo.
¿Será despropósito pretender el enjuiciamento de lo periodístico desde la cúspide del poder público nacional?
Para AMLO todo es válido, por eso les dijo hoy a sus adversarios que continuará defendiendo el interés del pueblo a la información. Claro, su percepción o lo que para él es la información verdadera.
Pareciera que el inquilino de Palacio Nacional, invoca que el pueblo es él, e insiste en usar esta nueva arma para tratar de alinear a los empresarios de los medios y disminuir las críticas de periodistas hacia el líder, la 4T y Morena, todo en el mismo paquete.
Acostumbrado a forzar cada día la confrontación, hoy sentenció: “No hay que olvidar que la mentira es reaccionaria, la verdad es revolucionaria, y tenemos que actuar todos, periodistas, políticos, representantes de organizaciones sociales con apego a la verdad”.
López Obrador aseguró hoy que desde la época de Madero nunca un presidente había recibido tantas críticas, y que estas provienen de un periodismo amafiado con los poderes del pasado y que ahora es utilizado como instrumento de golpeteo y difamación en su contra.
Quizá tenga razón en que es el presidente de la República más criticado, pero cualquiera comenzaría por hacer un autoanálisis serio y responsable de cómo llegamos a este clima de confrontación que a nadie conviene.
Siempre es tiempo de hacer un control de daños, el país requiere de relaciones sanas entre el poder público y los medios de comunicación. Ayudaría mucho a esclarecer la política de comunicación social del gobierno federal.
México necesita quien lo gobierne con seriedad y cumpla sus atribuciones constitucionales, que son muchas. Para eso fue elegido presidente AMLO, y logró un triunfo sin precedente, pero poco a poco dilapida ese capital con desviaciones y shows absurdos que sólo arrojan saldos negativos. Ya perdió más de tres millones de votos y la cuenta en conta crece.