Poder y dinero/Víctor Sánchez Baños
En San Lázaro saludó a los invitados especiales
José Vilchis Guerrero
Con un duro discurso contra la política neoliberal que prevaleció en México durante más de 35 años, Andrés Manuel López Obrador rindió protesta como Presidente Constitucional de México y el compromiso de no fallarle a los mexicanos en el encargo de los próximos seis años con honestidad personal que –dijo- es lo que más valora. Entre Porfirio Muñoz Ledo y Martí Batres, Enrique Peña Nieto, escuchó estoico, el discurso del nuevo mandatario mexicano.
A su llegada al recinto parlamentario de Enrique Peña Nieto y luego López Obrador, hubo un silencio atronador de una multitud que impuso un clima tenso antes de que se iniciara la ceremonia de transmisión de poderes.
Relató que un joven en bicicleta se emparejó cuando se dirigía de su casa de Tlalpan a San Lázaro y le dijo que no tiene derecho a fallar, a lo que respondió López Obrador: “Estoy preparado para servir a los mexicanos y lo haré con honestidad, que para mí es el valor más importante. No tengo derecho a fallar y no fallaré” y reiteró que no le interesan “los bienes materiales ni la parafernalia del poder”
Expresó un compromiso personal: “Empeño mi honor y mi palabra: Gobernaré con entrega total, sin odios; no haré mal a nadie, buscaré la reconciliación” fue el compromiso del nuevo Presidente Constitucional, quien dijo que trabajará 16 horas diarias en los próximos seis años, en que dejará bien encaminada la cuarta transformación de México.
El recinto legislativo de la Cámara de Diputados rebosaba de invitados especiales provenientes de países latinoamericanos y del Caribe, Estados Unidos, Canadá, Europa y Asia, que fueron bienvenidos por López Obrador, quien los mencionó a todos, incluido al cantante cubano Silvio Rodríguez y su esposa Niurka.
Hizo notar que México podría dar empleo a los más de cuatro mil migrantes centroamericanos que para llegar a la frontera norte caminaron más de cuatro mil kilómetros e hizo mención a los mexicanos que han migrado a Estados Unidos y envían a México 30 mil millones de dólares anuales, “que es nuestra principal fuente de ingresos”.
Luego de haber trabajado intensamente en los cuatro meses de transición del primero de julio al 30 de noviembre, AMLO llega con 64% de popularidad, -según encuesta de El Universal- pese a las oposiciones de sus rivales de otros partidos luego de anular la reforma educativa y la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México en Texcoco.
“Acepto el reto”, dijo López Obrador ante la concurrencia que abarrotó totalmente el Palacio Legislativo de San Lázaro y de las filas panistas surgieron las protestas
en rechazo a la presencia de Nicolás Maduro, presidente de Venezuela. Se sumaron perredistas y priistas al rechazo con pancartas en las que repudiaban al mandatario venezolano, que también fue saludado por el nuevo Presidente de la República en el encendido discurso en que dio la bienvenida a los invitados especiales.
Lo que no pudieron ni Felipe Calderón ni Peña Nieto, pudo López Obrador
Los reporteros presentes en San Lázaro para dar cobertura a la toma de protesta de López Obrador –más de tres mil, provenientes de otros países y otros estados de la República- comentaron que éste pudo hacer lo que no pudieron sus antecesores Calderón y Peña Nieto ahí presente: dirigir un discurso al pueblo luego de ceñirse la banda presidencial.
Una hora con 18 minutos duró el discurso que no fue interrumpido por aplausos como solía suceder en eventos de mandatarios priistas y panistas; no hubo disturbios como ocurrió hace seis años en las afueras del recinto parlamentario a la llegada de Peña Nieto, quien concluye su mandato con el registro de por lo menos 136 mil muertos por la delincuencia organizada, que no pudo combatir con eficiencia. Y lo reconoció antes de llegar a este momento.
Hubo aplausos cuando mencionó el nombre de Ivanka Trump, hija del presidente de Estados Unidos; el rey Felipe VI, de España; Mike Pense y su esposa; Evo Morales, a quien dijo “amigo”, igual que a Lenin Moreno Garcés, mandatario de Ecuador.
Los compromisos de López Obrador para resolver el problema de la inseguridad se topan con obstáculos importantes como la infiltración de casi dos mil ayuntamientos del país por el crimen organizado y la presencia de los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, que serán combatidos por la Guardia Nacional con otros métodos que en los dos sexenios anteriores fallaron y dejaron una estela de ejecuciones y cerca de 200 mil en el caso de Felipe Calderón, quien fue el que declaró la guerra al crimen organizado.
Reiteró una y otra vez que demostrará que es posible combatir la corrupción y “soy optimista porque el pueblo mexicano es trabajador y cuenta con recursos naturales importantes como agua, petróleo, gas, recursos forestales y agropecuarios que nos permitirán enfilarnos hacia el renacimiento de México.
“Aplicaremos cuanto antes los cambios necesarios para hacer de este país una sociedad más justa, democrática y alegre” y volvió a tocar el tema de la revocación del poder, de tal modo que dentro de dos años y medio hará una encuesta para preguntarle si está de acuerdo en que yo siga siendo presidente. O renunciará, al tiempo que aclaró que tampoco piensa en la reelección, porque no lo hará.
“El pueblo manda y pone y también quita”, afirmó.
Al mediodía salieron de San Lázaro Peña Nieto y López Obrador en medio de una multitud que desde su llegada al recinto les sacaron fotos y decenas de
simpatizantes tuvieron la venia de ambos mandatarios, que permitieron a todos tomarse selfies y darles saludos y apretones de manos, saludos efusivos.