Hablando en serio
Luego de las groseras expresiones callejeras que recuerdan la Italia de Mussolini, a nadie debiera sorprender la vena fascista del presidente mexicano.
Manifestaciones como la quema de “monigotes” con la figura de la presidenta de la Suprema Corte, o la marcha de ataúdes y antorchas frente al Máximo Tribunal, que evocan el terror que caracterizó al fascismo italiano.
Pero la verdadera revelación es que el propio López Obrador se encargó de alardear, en todos los tonos y en distintos momentos, su admiración por el padre del fascismo, Benito Mussolini.
Si lo olvidaron vale recordar que en más de una ocasión, pero sobre en abril del 2022, el mandatario se confesó ferviente admirador del dictador.
Por eso, el 21 de abril de ese 2022, en el Itinerario Político titulado: “¡Soñó ser Juárez y acabó como Mussolini!”, expliqué que, en los hechos, AMLO confirma a diario que nunca terminará como Juárez, sino como otro Benito admirado; Mussolini.
Así lo dije: “Y es que igual que el dictador italiano, Obrador insulta, difama, persigue y calumnia a sus críticos y hasta alienta el odio social en contra el pensamiento libre, al extremo de obligar a dueños de grandes medios –prensa, radio y televisión–, a despedirlos por no acatar la censura oficial.
“Igual que Mussolini, Obrador formó su ejército de “camisas negras”, motejados como “Servidores de la Nación”, quienes desde la modernidad de las redes sociales linchan, persiguen, difaman y calumnian a todo aquel que se atreva a disentir y pensar distinto, al grado de convertirlos en “perros del mal” y “traidores de la patria”, epítetos que, en el fondo, buscan sembrar odio.
“En efecto, igual que el fascista Mussolini, el “dictador mexicano” ordenó perseguir en redes, en plazas públicas y mediante campañas mediáticas a los diputados que votaron contra sus caprichosas reformas” (Fin de la cita)
Por eso, no deben sorprender espectáculos grotescos financiados desde Palacio contra Norma Piña, la ministra presidenta de la Corte y tampoco el acoso de golpeadores a sueldo y los ataúdes exhibidos frente a La Corte.
Y es que igual que el padre del fascismo italiano, el mexicano Obrador, también apuesta por el odio, al miedo y al terror, como instrumentos centrales de su tiranía, para someter adversarios y para imponer la voluntad de un solo hombre, el “amado líder” de Palacio.
Por esa razón López utiliza todos los métodos del fascismo –violencia, terror y odio–, para ocultar no sólo el saqueo descomunal del dinero público, sino para someter a la Corte y para acabar con instituciones fundamentales para la democracia, como el INE y el INAI, a los que ya aplastó.
Pero si no se han percatado del amor de AMLO por las enseñanzas de Mussolini, aquí 20 ejemplos del neofascismo que ha impuesto en México el dictador llamado López Obrador.
1.- Impuso, en los hechos, un grosero culto al líder mesiánico.
2.- Impuso, con dinero público la venta y distribución de la imagen del “amado líder”, mediante la proliferación de los llamados “amlitos”, además del “culto a la transformación” que ya es parte de los libros de texto.
3.- Impuso un rechazo total a las ideas propias y al pensamiento crítico e independiente.
4.- Impuso la verdad única, con esa farsa llamada “los otros datos”.
5.- Impuso el regreso del populismo más rancio de la historia mexicana; peor incluso que los populismos de Cárdenas, Echeverría y López Portillo.
6.- Impuso la cancelación de libertades básicas, como las de expresión y el derecho a la información pública.
7.- Exaltó la frustración social y el odio entre “pobres” y “ricos”
8.- Impuso la dictadura popular, bajo el eslogan de que “el pueblo manda”, cuya voluntad es representada sí y sólo sí, por el “amado líder”.
9.- Impuso la vuelta al nacionalismo trasnochado.
10.- Impuso como enemigo número uno del pueblo al “neoliberalismo”, culpable de todos los males posibles.
11.- Impuso la militarización como pilar de su dictadura.
12.- Impuso el control de los medios por parte del Estado.
13.- Impuso la persecución de intelectuales y periodistas críticos, a los que sataniza a diario.
14.- Impuso, como parte de la normalidad de su gobierno, el uso de la violencia y la proliferación de las bandas criminales.
15.- Impuso el terror verbal y físico como política de Estado.
16.- Impuso una alianza de terror con los grandes capitales.
17.- Impuso la mentira como política pública.
18.- Impuso la destrucción de la democracia para perpetuar su tiranía.
19.- Impuso las elecciones de Estado, para mantenerse en el poder.
20.- Y, llegó al extremo de imponer un peligroso “narco-Estado”.
¿Qué más pruebas necesitan los ciudadanos atrapados por el fanatismo de la propaganda “engañabobos” de López, para entender el tamaño del peligro que corre la democracia mexicana?
Al tiempo.