Itinerario político
El Gobierno de López Obrador, siempre está bajo sospecha de actuar de manera ilegal, o abusiva, cuando se trata de asestar golpes a todos aquéllos que considera sus enemigos, o cuando ve la posibilidad de hacerse de recursos a los que, jurídica y legalmente, no debiera tener acceso.
Al Presidente no le importó hacer el ridículo criticando la fealdad paisajística de los generadores eólicos instalados en La Rumorosa y en uno de sus videos de fin de semana afirmó: “Miren como afecta el paisaje, la imagen natural, como se atrevieron a dar permiso para instalar estos ventiladores”. Es decir, contra las hélices.
Desde ese día, quedó claro el mensaje con el que se ratificaba la decisión de suspender las subastas eléctricas, en México no se darán permisos para la producción de energía electríca en parques eólicos y solares porque según el, “afectan el medio ambiente y generan contaminación visual”. Es decir, contra las hélices.
El Presidente cerraba la puerta para las operaciones de compraventa de energía eléctrica y, con ello, a la participación del sector privado en el mercado de las energía limpias.
Sin embargo, con la cancelación de las subastas, su problema ideológico sólo se resolvía a medias. Faltaba frenar la presencia de participantes privados que ya tenían permiso y que se encontraban en proceso de ejecución de sus inversiones.
Como “anillo al dedo” le vino al Presidente la crisis sanitaria. La SE le encomendó a la CENACE un acto muy burdo, frenar el proceso de ejecución de los proyectos de generación solar y eólica que se encontraban en curso. Es decir, contra el progreso.
A través del documentto, Acciones y Estrategias de Control Operativo para Fortalecer la Confiabilidad del Sistema Eléctrico Nacional, propuso que quedaran suspendidas las pruebas preoperativas de las Centrales Eléctricas intermitentes eólicas y fotovoltaicas en proceso de operación comercial, al tiempo de no autorizar pruebas preoperativas para aquéllas que no han iniciado. Es cecir, contra el progreso
En materia de inversiones productivas, el daño es evidente. El gobierno afirma, sin evidencia, que las plantas fotovoltaicas y eólicas afectan la confiabilidad del Sistema Eléctrico Nacional y con esa afirmación, nadie, ni nacional ni extranjero, puede invertir en generación de electricidad de esas fuentes.
En materia de competitividad, seguramente seremos testigos de la migración de proyectos de producción para la cadena norteamericana a favor de lugares que, sin la ventaja de la vecindad, cuenten con energía suficiente y a precios aceptables en donde, además, el gobierno no sea su enemigo.
En materia financiera seguramente se van a pagar indemnizaciones por daños a las empresas afectadas, y se van a pagar los sobreprecios debido a las ineficiencias de la CFE, ya sea vía tarifas o vía subsidios.
Vaya manera de tomar decisiones que van contra la lógica y contra la inercia mundial. Nuestro país estaba avanzando lentamente a la generación de energía renovable y con esta decisión, se mantendrá en el viejo camino de la utilización de gas, combustóleo y carbón, para generar energía electríca, en su capricho de mantener y construir termoeléctricas, afectando considerablemente lo que tanto critica el Presidente, el medio ambiente y la contaminación visual, al márgen de que se seguirá subsidiando el costo de la electricidad, haciendo más caro el servicio para el usuario final. Es decir, contra las hélices y contra el progreso.
Ya existen expresiones importantes, por ejemplo, en Baja California Sur, rechazando el pago de lo que ellos llaman “la luz más cara de México”, y ayer mismo, un juez federal concedió dos suspensiones provisionales contra el acuerdo de la CENACE considerando que es un retroceso en la transición energética del país.
No dude estimado lector en acordarse del Presidente, de la Secretaria de Energia y del Director de la Comisión Federal de Electricidad, cuando vea que su recibo para pagar la luz electrica que consume, llegue bimestralmente, con una cantidad más alta que pagar.