Ráfaga
Un galimatías se sabe que es, según el diccionario, un lenguaje difícil de comprender por la impropiedad de las frases o por la confusión de las ideas, además de ser usado cuando se trata de expresar algo de forma complicada.
Pues eso fue exactamente, lo que con la impropiedad de las frases que contiene la pregunta que la Suprema Corte de Justicia de la Nación introdujo para que se llevara a cabo la consulta popular del pasado domingo 1 de agosto, se planteó.
A ver si Usted entiende la pregunta: “¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes, con apego al marco constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos, encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?
La pregunta de la consulta no era para enjuiciar a los expresidentes Peña Nieto, Calderón, Fox, Zedillo y Salinas, pero sirvió como instrumento de propaganda para descalificar a los mismos y por supuesto, al pasado.
La pregunta no era para acabar con la corrupción, y mucho menos, de la pregunta se podía inferir que se iba a meter a la cárcel a alguien.
En todo caso, de haber alcanzado el porcentaje de participación exigido por la ley, el 40 por ciento y que el resultado haya sido mayoritariamente un sí a la pregunta planteada, haría vinculante el hecho de “emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas” tomadas por los actores políticos.
De acuerdo con el diccionario electoral del INEP, un actor político “es una persona o grupo que desempeña un papel relevante que afecta directamente las operaciones de una estructura dentro del sistema político, sin importar lo pequeño que este pueda ser”.
Así las cosas, entonces un actor político es un votante, un representante popular, un dirigente partidista, una autoridad gubernamental o una autoridad electoral.
¿Contra quien entonces se podría haber actuado? En la amplitud de la interpretación, pues contra todos los actores políticos del pasado, pero ese no era el objetivo.
Desde mi personal punto de vista, aunque muchos afirmen que la consulta ciudadana fue un fracaso, yo creo que tuvo un ganador indiscutible y ese fue el presidente López Obrador que la propuso desde el principio.
Creo que es el ganador porque vuelve a poner en la línea del debate, una nueva discusión que solo incita a la polarización sobre si vale la pena o no consultarles a los mexicanos sobre ciertos temas, para quizá, llegar después a descalificar la necesidad de elegir para gobernar.
Para la mayoría, no era un secreto que la participación ciudadana iba a ser muy baja y que no iba a alcanzar el porcentaje exigido para hacerla vinculante. No importaba para el presidente.
Desde el principio su narrativa fue que se iba a enjuiciar a los expresidentes, aunque su objetivo era seguir desacreditando y desgastando al INE, ahora con la crítica de que, si no se hubieran utilizado esos 528 millones de pesos, entonces se los hubieran robado.
Es otro golpe al INE, que, entre otras cosas, debería investigar y castigar a los responsables de esos videos aparecidos en redes sociales en los que se nota claramente como se marcan boletas y se introducen en las urnas, o deslindarse si es que no eran funcionarios del instituto y denunciarlos.
Que lástima que el primer ejercicio de consulta ciudadana haya iniciado con una pregunta con ideas confusas, un galimatías pues, y haya terminado con esa baja participación, además de ser conocida y recordada en redes sociales como una #ConsultaPitera.
*Es Diputado Federal electo por la coalición va por México