Dignidad humana y la polémica que no fue
Esta semana, Tlaxcala se enfrenta a una decisión crucial: la renovación de la Secretaría Ejecutiva del Sistema Anticorrupción del Estado. Este proceso representa una oportunidad para otorgarle legitimidad y credibilidad al sistema, independientemente de la rapidez de las etapas y fechas del procedimiento.
Si bien la convocatoria fue abierta y la inscripción al concurso fue transparente, surge una preocupación ética respecto a uno de los candidatos propuestos en la terna finalista: Hilario Nicéforo Pérez García.
Pérez García, quien aspira a liderar la política anticorrupción en Tlaxcala, de acuerdo a la nota periodística publicada por el portal @ConsultaTlaxcala, se vio envuelto en un incidente lamentable el pasado 13 de diciembre, en el que se le acusa conducir en estado de ebriedad y chocar un vehículo oficial de la Universidad Politécnica, donde ejerce como director administrativo. Además, se resistió al proceder de la policía municipal de Totolac e intentó sobornarlos para evitar las consecuencias legales.
La respuesta de Pérez García a este acto cuestionable, y su idoneidad para un puesto donde la probidad y la honestidad son fundamentales, plantean interrogantes sobre su capacidad para liderar la lucha anticorrupción en el estado.
Los otros dos candidatos en la terna son Cirilo Rosalío Espejel y José Alfonso Lima. Espejel, actual contralor interno del Sistema Anticorrupción, ha enfrentado críticas por desaciertos pasados en el Instituto Electoral local. Lima Gutiérrez, investigador de la Universidad Autónoma de Tlaxcala, cuenta con una trayectoria destacada en el tema de la transparencia y rendición de cuentas.
En manos del jurado está la responsabilidad de elegir al candidato más idóneo para liderar la Secretaría Ejecutiva del Sistema Anticorrupción. Esta decisión no solo determinará el futuro del sistema en Tlaxcala, sino también la confianza de la ciudadanía en las instituciones encargadas de combatir la corrupción.