Indicador político
“Erradicar la pobreza no es un acto de caridad, es un acto de justicia”:
Nelson Mandela
Como lo habíamos prometido en una entrega anterior, por este medio compartimos con todos Ustedes, algunos aspectos relevantes del documento que los integrantes del Frente Tlaxcalteca hicimos entrega formalmente al actual mandatario de la entidad, Marco Antonio Mena, sobre temas que a nuestro juicio tendrían que considerarse en la conformación del Plan de Desarrollo 2017-2021.
La pobreza sería un primer tema, más cuando sabemos que cientos de miles de tlaxcaltecas y millones de mexicanos viven en una condición socioeconómica que nos les permite acceder o carecen de los recursos para satisfacer las necesidades físicas y psíquicas básicas (alimentación, vivienda, educación, asistencia sanitaria o el acceso al agua potable) que les otorguen un nivel y calidad de vida adecuados. El desempleo, la falta de ingresos o un nivel bajo de los mismos, es también el resultado de procesos de exclusión social, segregación social o marginación, que ubican a nuestra entidad y la nación entera, en niveles muy bajos de bienestar social.
De acuerdo con el informe de desarrollo humano más reciente del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), uno de cada cinco habitantes del mundo vive en situación de pobreza o pobreza extrema; en México, según datos de diversas instituciones, hay cerca de 60 millones de mexicanos pobres, concentrados principalmente en los estados de Chiapas, Guerrero, Puebla, Oaxaca, Tlaxcala y Veracruz.
Peor aún, el CONEVAL dice que la pobreza ha estado aumentando de 3 a 4 puntos porcentuales en los últimos años; situación que se ha reflejado en la crisis alimentaria (incapacidad para obtener la canasta básica) que se vive desde el 2006, que ha convertido en pobres a muchos mexicanos por el alza del precio de los alimentos y la inflación.
En Tlaxcala, sólo el 12.5 por ciento del total de la población es considerada como no pobre ni vulnerable, es decir que el 87.5 de los tlaxcaltecas está en condiciones de pobreza o vulnerabilidad. La pobreza alimentaria de los tlaxcaltecas, por ejemplo, se ha mantenido en los mismos niveles –el 24 por ciento- durante la última década, esto representa 285 mil personas del total de pobres locales. Por otra parte, el 78 por ciento de la población vive en localidades urbanas y el 22 por ciento en rurales, lo que determina que los pobres de Tlaxcala no están sólo en el campo sino también en la ciudad. Otros datos oficiales, dicen que 109 mil tlaxcaltecas viven en condiciones de pobreza extrema; la mayor parte de ellos se localiza en los municipios de San Pablo del Monte, Huamantla, Tlaxco, Chiautempan y Apizaco.
El modelo económico actual orilla a los pequeños productores a la ruina y al exilio, como aquí en la entidad, cuando es la agricultura a pequeña escala, la única salida a la crisis alimentaria que hoy padece el país. Ante este oscuro panorama las acciones del gobierno federal para el combate a la pobreza se llevan a cabo en el muy cuestionado programa denominado “Cruzada Nacional Contra el Hambre”; los municipios que son objeto de atención son solo tres: El Carmen Tequexquitla, San Pablo del Monte y Zitlaltepec de Trinidad Sánchez Santos.
Nuestra propuesta de solución está enfocada principalmente a brindar la seguridad alimentaria a la población, como un buen principio; es relativamente simple pero no menos relevante que las que quizá fueron presentadas en los Foros convocados para estos fines por el Gobierno Estatal: Industrialización de los productos del campo para combatir la desnutrición, como el amaranto y el nopal; distribución de estos productos en los comedores de las escuelas rurales y urbanas.
Importante sería el fomento a los huertos familiares; proponer los techos verdes o huertos horizontales de aeroponia (sistema de raíz flotante). Fortalecer los programas de paquetes familiares para animales de traspatio; rescatar y rediseñar el programa 100 comunidades que tenga cómo eje rector la educación comunitaria y la información en tiempo y forma de programas y acciones de gobiernos enfocados a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
A los productores rurales, también les tendrían que dar certeza con políticas de fomento, consolidación y expansión, que les permitan diversificar la producción actual; junto con la federación, se podría destinar inversión pública a la rehabilitación y ampliación de la infraestructura de riego, así como al saneamiento de las cuencas hidrológicas que permitan incrementar la superficie destinada a ello.
Se debería lograr que los apoyos crediticios que otorgan dependencias federales (SAGARPA y la Financiera Nacional de Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal y Pesquero, entre otras), se traduzcan en realidades para quienes verdaderamente demuestren que los usarán para producir; deberían terminarse los apoyos a fondos perdidos que han sido un verdadero fracaso y que se han usado con intenciones de clientelismo político y, deberían terminarse también la aplicación de los recursos destinados al campo para favorecer a privilegiados del poder.
Se debería además, constituir un Sistema de Servicios Financieros integral para el campo en coordinación con el Gobierno Federal, para estimular las actividades productivas. Y una buena estrategia sería incorporar el conocimiento de las instituciones de educación superior asentadas en el Estado y otras especializadas, para brindar la asistencia técnica, seguimiento y evaluación para el desarrollo del campo tlaxcalteca.
Finalmente, más allá de las cifras oficiales, de su grado de confiabilidad o de manipulación para no evidenciar que la pobreza es el punto más crítico de la situación que vive el país, lo cierto es que nuestro Tlaxcala requiere de acciones inmediatas, serias y sin demagogias, que realmente combatan el problema. Los tlaxcaltecas, no conocen en general de los tiempos legales para conocer lo que serán las políticas públicas que se emprenderán, lo que desean es empezar a ver resultados: empleo, alimentación, salud, infraestructura eficiente de agua potable, educación y vivienda digna, entre otros factores de bienestar.