Poder y dinero
Argonmexico / ¿Destaparían la cloaca de abusadores?… Ante denuncias de “hostigamiento sexual agravado” y “tratos crueles e inhumanos y degradantes” contra el profesor Eduardo López Betancourt, quien hasta este viernes presidía el Tribunal Universitario de la UNAM; el Consejo Técnico de la Facultad de Derecho aprobó destituirlo de tal encargo, y suspenderlo como docente.
Recordemos: el 14 de noviembre de 2019, estudiantes, sobre todo mujeres, exigieron en escuelas y Rectoría de la UNAM, se detuviera el acoso sexual que sufren por parte de profesores, y que las autoridades dejen de ser omisas ante este agudo problema; pero el clamor que cobraba fuerza en la máxima casa de estudios y se extendía a otras universidades; se detuvo por la aparición de la pandemia.
Entonces, los contingentes de alumnas de facultades y escuelas de la máxima Casa de Estudios, marcharon de distintos puntos de la Ciudad de México hasta la Torre de Rectoría, en cuya explanada de la Ciudad Universitaria las manifestantes escribieron “Federico A. TKD Abusador de menores”.
Las marchas convocadas entonces vía redes sociales para “Ir juntos contra el acoso”, no solo atrajo alumnas y grupos feministas, también acudieron alumnos. Tan sólo en ese año, las jóvenes se armaron de valor y sus denuncias de acoso sexual aumentaron a 450, cuando en el 2018 habían sido 250 acusaciones de mentores.
“¡Fuera acoso de la UNAM!”, “Mamá necesito estudiar, pero el maestro no me deja de acosar” y “No calles, no calles, no calles, camarada, tu denuncia será aclarada”, fueron de las consignas de las manifestantes, que también portaban pancartas con leyendas como “Quiero sentirme segura dentro de mi universidad”.
Los lamentables abusos de maestros contra estudiantes se registran en centros educativos oficiales en cualquier lugar del país, como también en los del sector privado. Es el caso del flamante Tec de Monterrey, donde desde 2017 a noviembre de 2021 hay acusaciones de profesores “abusadores”. Incluso con nombres y apellidos.
Respecto al caso López Betancourt, fue la estudiante de posgrado en la Facultad de Derecho de la UNAM, Lourdes O. quien denunció al profesor ante la Fiscalía General de la República (FGR) en al menos dos ocasiones: en 1999 (estudiaba la carrera) y en 2019 (el doctorado), por hechos en los que el acusado hizo comentarios machistas y ofensivos en su contra, lo que constituye violencia de género contra una alumna.
Tras estas denuncias, un juez federal vinculó a proceso al presidente del Tribunal Universitario de la UNAM por hostigamiento sexual, al considerar que había una conducta reiterada de agresiones por parte del académico contra la víctima, y estableció como medida cautelar una orden de restricción para que el acusado no pueda acercarse a la mujer.
Fue así como el viernes 26 de febrero, mediante escueto comunicado, la UNAM informó que en la sesión del Consejo Técnico de ese día se concedió la garantía de audiencia al profesor López Betancourt, y el mentor hizo uso de la palabra cerca de una hora. No obstante, el acuerdo fue aprobado al final por amplia mayoría, con sólo un voto en contra.
Durante la misma sesión, el profesor Everardo Moreno Cruz rindió protesta como decano del Consejo Técnico de esa facultad y, conforme al artículo 99 del Estatuto General de la UNAM, será él quien asuma en fecha próxima la presidencia del Tribunal Universitario.
La universidad detalló que la suspensión de sus actividades como docente se dan como medida cautelar y “sin desconocer el principio de presunción de inocencia de López Betancourt, así como para la salvaguarda de la seguridad física y psicológica de la alumna Lourdes N”.
La estudiante de Posgrado reveló que el primer acto de acoso ocurrió a finales de la década de 1990, cuando estudiaba la licenciatura en derecho. En aquella ocasión, el académico supuestamente le hizo comentarios de índole sexual. El segundo hecho ocurrió 20 años después, cuando en 2019 el catedrático la confrontó debido a una denuncia que la mujer interpuso en su contra por acoso.
Y pasaron 20 años de la primera denuncia, para que el martes 18 de febrero tuviera lugar la audiencia inicial de formulación ante el juez de control, Gustavo Aquiles Villaseñor, del Centro de Justicia Penal Federal del Reclusorio Norte, quien ordenó a Betancourt no acercarse a la víctima en tanto dure el proceso en su contra.
Al salir de la audiencia, Lourdes dijo a los medios de comunicación que lleva más de dos años en esta situación, por lo que como estudiante de posgrado de la UNAM hizo un llamado a que “se acabe con la violencia hacia las mujeres y se destituya a López Betancourt de sus cargos debido a que es un hombre muy poderoso”.
En una conferencia convocada por el litigante en febrero de 2020, Lourdes decidió acusarlo por hostigamiento sexual y amenazas de manera pública. Esta situación llevó a que el decano la demandara por daño moral, pidiendo un millón de pesos como reparación del daño, incluso llevar el caso ante el Tribunal Universitario “para pedir la expulsión de la estudiante”.
Pese a todo, por primera vez en la historia de la Universidad Nacional Autónoma de México, uno de sus principales representantes afronta a las autoridades de justicia del país por presuntamente cometer “hostigamiento sexual agravado” y tratos crueles e inhumanos y degradantes contra una alumna.
La eventual judicialización de la respectiva carpeta de investigación, podría llegar a ser histórica, dado que en los últimos años la UNAM ha sido señalada por encubrir actos de violencia de género cometidos por su planta docente y administrativa en contra de las mujeres de la institución.
Aunque se debe valorar si la justicia opera en realidad, o se avasalla ante un influyente Raúl Eduardo López Betancourt. En la Facultad de Derecho y en la División de Posgrado, se habla del “poder” que tiene cuando egresados y maestros le deben “favores”, porque ha aprobado a malos estudiantes, igual consigue empleos, y hasta logra encumbrarlos en el Poder Judicial o en otro cargo público.
Si a ello le agregamos que más de una docena de profesores de la misma Facultad de Derecho también acosan a estudiantes, “hasta se intercambian fotos y videos de sus víctimas”; en tanto que ellas, ante el temor de reprobar materias, o de que sus compañeros y familiares se enteren del penoso asunto, optan por guardar silencio.
Bajo ese lamentable panorama, si las jóvenes que han sufrido o saben de los cientos o miles de casos de agresión sexual cometidos contra ellas o alguna de sus compañeras en cualquier institución educativa, presentan denuncias judiciales, el caso López Betancourt destaparía esa cloaca que involucra a “catedráticos” de todo rango. Facultad de Derecho, Lobos, cuidando ovejas…