Poder y dinero/Víctor Sánchez Baños
Si bien, ya muchas escuelas hicieron ceremonias de clausura y graduaciones, es hasta hoy que termina oficialmente el ciclo escolar 2020-2021, el primero de la historia que se vive a distancia y, tal vez el más difícil al que se ha enfrentado el sistema educativo nacional en un siglo de existencia.
El balance es, por supuesto, de claroscuros. Primeramente, se deben de visibilizar las inmensas dificultades a las cuales se enfrentaron funcionarios, directivos, maestros, personal de asistencia y apoyo a la educación, estudiantes y sus familias. Ello debe atemperar el criterio de quien aspire a evaluar o juzgar el desempeño alcanzado sistémicamente.
Paralelamente, el inmenso rezago en infraestructura y equipamiento existente, acumulado durante décadas incidió enormemente en incrementar las dificultades ya mencionadas; así como las condiciones socioeconómicas prevalecientes en las familias, donde la pobreza, la marginación y la inmovilidad social son lastres que para miles de estudiantes fueron obstáculos insalvables para ejercer su derecho a aprender.
A pesar de todo lo anterior, maestros, estudiantes y sus familias, principalmente, hicieron un esfuerzo heroico por seguir conectados, por comunicarse, por seguir posibilitando condiciones para el aprendizaje. Gracias a ello es que hubo algunos aprendizajes, los cuales dotan de legitimidad la decisión de haber aprobado universalmente a los estudiantes de educación básica.
Sin embargo, no puede tenernos satisfechos lo ocurrido. Especialmente, porque decisiones de adultos incidieron negativamente en el ejercicio de los derechos de las generaciones jóvenes. ¿En qué momento dejamos de priorizar la educación? Si en lugar de prevalecer el afán de lucro, las ganas de divertirse, la obsesión por minimizar el impacto de la pandemia se hubiera emprendido una estrategia de control y manejo de la pandemia que pusiera al centro los derechos humanos, no solamente se hubieran evitado miles de muertes, sino que también estaríamos recorriendo una ruta de restitución de los derechos de todos, donde, después del derecho a la vida y a la salud, estuviese altamente jerarquizado el derecho a aprender. Lograr tener el control de la pandemia debió llevarnos primero a las aulas que, a los bares, antros y centros de diversión, ya cometimos el error colectivo. Ahora, es tiempo de redoblar la responsabilidad y de ajustar el enfoque para que el próximo ciclo escolar logremos el punto de inflexión que hasta hoy no se pudo consolidar en la nación ni en Michoacán en particular.
Hay mucho por hacer por parte de todos para lograr que se puedan restituir sus derechos a las niñas, niños, adolescentes y jóvenes. La experiencia internacional está llena de ejemplos, casuística, estudios, investigaciones y reportes que permiten normar nuestro criterio. En nuestra nación también hay esfuerzos muy dignos por comprender y explicar lo que ha sucedido durante la pandemia. Al respecto, esta semana, Mexicanos Primero presentó una segunda entrega de los resultados del estudio Equidad y Regreso, el cual conllevó una encuesta presencial aplicada casa por casa a niños y adolescentes de entre 10 y 15 años. Los resultados no son alentadores. Hubo tres grandes hallazgos, que presentó la Dirección de Investigación de Mexicanos Primero:
Las niñas, niños y jóvenes mantuvieron su participación en la educación a distancia, pero perdieron interés en las clases televisivas. Algunas encuestas levantadas en 2020 mostraron cierto interés en las transmisiones por televisión, pero ya había identificado opiniones que mostraban que esta oferta no era atractiva para los estudiantes. Los resultados de la encuesta de Equidad y Regreso muestran que el interés se redujo a un nivel mínimo.
Los resultados de Aprende en Casa muestran que no es recomendable continuar con el modelo de educación a distancia porque acrecienta la desigualdad en los aprendizajes de los estudiantes. El modelo de educación mixta, que consiste en mezclar clases presenciales y a distancia, establecida a partir de enero de 2021 como la estrategia para la reapertura de las escuelas representa un riesgo por las condiciones de inequidad en la que se encuentran las niñas, niños y jóvenes en vulnerabilidad socioeconómica. La ausencia de apoyos a las escuelas y familias por un inadecuado diseño presupuestal hacen previsible que la educación a distancia siga siendo ineficaz y peligrosa.
Las niñas, niños y jóvenes que se encuentran en contexto más desfavorecidos son aquellos a quienes más ha afectado el rezago en los aprendizajes. Quienes forman parte de familias con ingresos económicos bajos son los más afectados. En lectura, por ejemplo, los datos recabados en campo muestran las diferencias notables entre los estratos socioeconómicos. En matemáticas, sin embargo, el rezago educativo afecta gravemente a todos los niños independientemente de su nivel de ingresos.
Respecto a educación a distancia, recordemos que, en mayo de 2020 la SEP señaló que 71% de los niños se encontraban felices con las clases a distancia y sólo al 13% de los niños no les agradó Aprende en Casa. Paralelamente, en junio de 2020 se levantó la encuesta de la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación, en la que se identificó que menos de la mitad de los estudiantes (32.5%) y padres de familia (46.7%) vieron la programación televisiva de Aprende en Casa I; que uno de cada tres docentes (34.5%) señaló haber encontrado poca o nula utilidad a los programas. Asimismo, para el 51.3% de los estudiantes Aprende en Casa resultó aburrido y, para 46.3% de los profesores, sus contenidos no fueron suficientes para que los alumnos siguieran aprendiendo. El sondeo de SIPINNA, aunado a las dos encuestas anteriores, el cual fue levantado entre septiembre y noviembre de 2020 identificó que el 76% de los niños de entre 6 y 17 años reportaron utilizar un teléfono inteligente para conectarse a sus clases y actividades y sólo el 47% de niños entre 6 y 14 años reportan aprender en televisión. Peor aún, la encuesta que presentamos con datos levantados en abril y mayo de 2021 identificó que sólo el 6% de los estudiantes vio las clases por televisión. Es decir, a manera de conclusión, hay una pérdida progresiva de interés por seguir las clases televisadas que se ofertan en el programa Aprende en Casa.
En cuanto a resultados en el aprendizaje en lectura, el 75.1% de los estudiantes de cuarto grado de primaria no pudieron comprender un texto que acuerdo a su grado escolar deben poder realizar. Más grave aún resulta que 62.4% y 41,3% de los estudiantes de sexto año de primaria y de tercero de secundaria respectivamente tampoco pudieron hacer lo propio.
En lo que respecta a resultados en el aprendizaje en matemáticas, el 96.8% de los estudiantes de cuarto grado de primaria no pudieron resolver un problema matemático que de acuerdo con su grado escolar debían poder realizar, mientras que, el 91% y 75% de los estudiantes de sexto año de primaria y de tercero de secundaria respectivamente tampoco pudieron hacerlo. De esta forma, se exhibe la profunda crisis en materia de aprendizaje que se está viviendo en el sistema educativo nacional.
En cuanto a inequidad educativa se encontró que los estudiantes que se comunicaron con sus maestros aún por WhatsApp aprendieron más que aquellos que sólo vieron televisión. Esto se dimensionó más crudamente cuando se encontró que, el 53.6% de los estudiantes de 15 años que estuvieron en comunicación con sus maestros pudieron responder una pregunta de comprensión inferencial, pero ninguno de los que sólo vieron televisión pudo responderla, mientras que, el 30.6% de los estudiantes de 15 años que estuvieron en comunicación con sus maestros pudieron resolver un problema con matemáticas respectivamente, pero ninguno de los que sólo vieron televisión pudo responderla.
Aunado a lo anterior, la falta de conectividad a Internet dificultó el aprendizaje de los estudiantes al final de la educación básica, ya que el 65.1% de los estudiantes de 15 años que contaban con internet pudieron responder una pregunta de comprensión inferencial pero sólo el 30% de los que no tienen acceso a Internet lo pudo hacer. Más aún, el 23.3% de los estudiantes de 15 años que contaban con Internet pudieron resolver un problema con matemáticas, pero sólo el 11.7% de los estudiantes que no tuvieron acceso a Internet lo pudo hacer.
Asimismo, la posesión de equipo de cómputo facilita las actividades de estudio en contraste con aquellos que usan sólo el celular. El 81.8% de los estudiantes de 15 años que cuentan con equipo de cómputo pudieron responder una pregunta de comprensión inferencial; sólo el 30% en los que no tuvieron Internet lo pudo hacer. En cambio, las dificultades de aprendizaje a distancia en matemáticas pesan tanto para aquellos que usan computadora como para los que usan celular, en el primer caso 18.1% pueden resolver un problema con matemáticas y en el segundo el 20.6%.
Además, la encuesta evidenció que el apoyo familiar es importante para alcanzar aprendizajes significativos en educación básica. El 50% de los estudiantes de 15 años que cuentan con acompañamiento en casa pudieron responder una pregunta de comprensión inferencial; pero sólo el 40% de quienes no tuvieron apoyo en el hogar. En matemáticas casi no hay cambios, pues el 16.7% de los estudiantes de 15 años que son apoyados pudieron resolver un problema con matemáticas; cifra similar (16%) a los estudiantes que no tuvieron apoyo alguno.
También se encontró que tiene efectos positivos que los estudiantes estudien más tiempo. El 60.5% de los estudiantes de 15 años que estudiaron 5 días a la semana y el 80% de aquellos que estudiaron 5 horas al día en casa pudieron responder una pregunta de comprensión inferencial; mientras que aprobaron sólo el 28.6% de aquellos quienes no estudiaron en la semana y el 40% de los que estudiaron sólo 2 horas. En matemáticas el 18.4% de los estudiantes de 15 años que estudiaron 5 días a la semana y el 40% de aquellos que estudiaron 5 horas al día en casa pudieron resolver un problema matemático; por el contrario, sólo el 3.6% de los que estudian más días a la semana y ninguno de los que estudian 2 horas al día aprobó.
Finalmente, las calificaciones no son un referente para conocer los aprendizajes, porque sólo el 26.5% de los estudiantes de 15 años que obtuvieron 10 de calificación en el ciclo anterior pudieron responder una pregunta de comprensión inferencial y sólo el 2.9% de los estudiantes de 15 años que obtuvieron 10 de calificación en el ciclo anterior pudieron resolver un problema con matemáticas.
Sin duda, los hallazgos son abrumadores, pero para contrarrestar la inercia, Mexicanos Primero plantea resolver cinco grandes retos antes del 30 de agosto, a saber: 1) Que se alisten las escuelas, con protocolos y participación; 2) que haya formación para las y los maestros, tomando la Ruta Socioemocional e invirtiendo más y mejor para lo que viene; 3) que se ajuste la estrategia pedagógica para la recuperación, de manera que no quede sólo en repaso, sino que se realice evaluación diagnóstica a cada estudiante de forma individual y se trabaje en los aprendizajes fundamentales; 4) que se destine presupuesto focalizado y transparente, principalmente en lo que corresponde a la inversión de La Escuela es Nuestra y, 5) que haya una estrategia nacional de búsqueda y reconexión de ausentes, para que no aumente el abandono con toda su cadena de males sociales.
Sólo así, podrá darse un regreso a clases con equidad y restituirse los derechos educativos de niñas, niños y jóvenes en el país y en Michoacán en particular.
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