Libros de ayer y hoy
A mi amigo, el no nacido
El Aborto: argumentos van y argumentos vienen a lo largo de la historia. Y hay mucho de que comentar al respecto; más sin embargo, podríamos agrupar en 4 aspectos todo lo que se dice:1) Esa cosa, no es una persona, 2) Yo-mujer- “decido” sobre mi cuerpo, 3)Casos especiales: violación, mal formación, etc. y 4)”Salud pública”.
Cada uno de ellos da para profundizar pero, quiero centrarme más bien en el Derecho a la Vida, que si en algo estamos todos de acuerdo es que es el primer derecho de todos los derechos y es fundamental e inalienable del ser humano, es decir: de la persona; sin éste, ningún otro derecho pudiera haber y que si no existiéramos no podríamos ejercer y hacer valer ningún otro, así de simple. Todos los seres humanos los tenemos por el simple hecho de existir sin importar nuestra condición. No nos son dados por el Estado, que éste los reconozca y les brinde certeza jurídica, es otra cosa. Y por ello, tanto en lo individual como en social han de defenderse. Y es aquí, nuestro punto de encuentro.
Yo quisiera contar sólo dos anécdotas de las muchas que seguro habrá pero que conmueven por quienes se trata. La primera, es un suceso ocurrido a un famoso partidario del aborto en Europa hace ya algunos años, llamado Monod en un debate público sobre la licitud o ilicitud del aborto, sobre si el feto es o no persona. El debate se llevó a cabo en Francia y fue transmitido por la TV abierta de la época.
Posturas iban y venían en torno a ello pero en un momento álgido del debate, toma la palabra el biólogo Lejeune y le plantea la siguiente situación a Monod: si usted sabe de un padre sifilítico, pobre y bebedor y de una madre tuberculosa que tuvieron 4 hijos, y que el primero nació ciego; el segundo murió al nacer; el tercero nació sordomudo; y el cuarto es tuberculoso…… y la madre queda embarazada por quinta vez, bajo ése escenario y con esos antecedentes ¿Qué habría hecho usted?.
Yo? Habría interrumpido el embarazo inmediatamente porque el niño podría nacer muerto o deficiente, respondió Monod, con aplomo y seguridad de haber acertado el caso. A lo cual Lejeune, sonriente le respondió: pues bien, hubiera usted matado a Beethoven!
Así es, si Monod, hubiera sido el ginecólogo, hubiese privado a la humanidad de una gran persona con dotes musicales extraordinarios y que sus composiciones siguen asombrando hoy en día a músicos y no músicos.
El segundo caso, se refiere a la señora Emilia Kaczarowska, que vivía en un pequeño pueblo de Polonia. Corría el año de 1923, con casi cuarenta años de edad, su marido y ella enfrentaban muchos problemas para sacar adelante a la familia, avejentada y algo enfermos y la situación de su país no era muy buena, pues estaba invadido por los nazis y la guerra era inminente; siendo muy probable que su marido fuera enlistado y muerto en ésta. Y, el futuro del mundo en ese momento era incierto.
A pesar de ello la señora Kaczarowska queda embarazada y contra toda presión negativa social y del entorno, espera a su hijo. Usted ¿Qué hubiera hecho? Probablemente le hubiera aconsejado no embarazarse o abortar o continuar, no lo sé! Sin embargo, sigue firme en su decisión y finalmente, con alegría y mucho sacrificio, da a luz a un niño, al cual lo bautizó con el nombre de Carlos.
Pero 10 años después, muere la señora; luego, muere Edmundo su hijo mayor y finalmente muere Carlos su esposo. El pequeño Carlos quedó sólo en el mundo (no tenía más hermanos) y sin parientes y en un país hecho un caos por la invasión y la guerra. A pesar de no tener familia, ni comodidades, ni facilidades para estudiar, ni recursos económicos, ni libertad en su patria; crece con fe y esperanza en la vida.
Hoy por hoy, millones de personas en el mundo, hombres y mujeres de todas las razas le llamaban a Carlitos: Juan Pablo II. Así es, aquella persona que pudo no haber nacido por sus circunstancias, fue Papa de la Iglesia Católica y con un gran liderazgo social y político, muy reconocido y respetado por todos.
Es triste saber que millones de personas –niños, fetos aún- son privados de un don maravilloso como lo es la vida; e increíble, que en la actualidad con tanto avance tecnológico, científico, etc. suceda esto. Cuando el respeto al derecho a la vida es una exigencia consecuente de civilidad.¿Acaso hemos olvidado de quién venimos, quienes somos y a dónde vamos? ¿Estaremos olvidando nuestras propias raíces?
¿Cuántos hombres y mujeres destacados no habrán sido ya muertos, sin darle la oportunidad de defenderse? ……. Así sea un embrión, es una persona en proceso de gestación, albergado temporalmente dentro de otro ser vivo: la mujer. Aunque haya quienes no lo reconozcan, lo es; pues si no como se explica que después de llegado el tiempo de gestación marcado por la naturaleza, salga una persona. ¿Por qué no salió un perro, un pez, una vaca, etc.? Pues por la sencilla razón que el ser humano engendra otro ser humano, engendra a un ser de su propia especie y no otra, no cree usted?Aquí aplica perfectamente el principio lógico del razonamiento jurídico que dice: la causa de la causa, es la causa de lo causado. La única diferencia es la edad.
Se busca hasta confundirnos y anestesiar nuestra conciencia con la manipulación y suavización de conceptos en el uso de las palabras. Pues no es lo mismo decir: vengo a que me practiquen un aborto, a: vengo a que maten a mi hijo; ó: se autoriza la interrupción legal del embarazo, a: autorización legal para matar a su hijo.
Los valores fundamentales, no pueden ser sometidos a un proceso democrático por mucho que los señalen….. al contrario, éstos han de ser reconocidos por la ley. Privar de la vida al no nacido, bajo las circunstancias que sean, no es el camino. Hay que generar opciones que ayuden en todos los sentidos a las mujeres que no buscaron el embarazo pero siempre anteponiendo el respeto a la vida de aquel ser humano indefenso aún por sí mismo.
Defendamos el derecho a la vida, hagámoslo en memoria de los no nacidos y en bien nuestro; que bien pudimos haber sido, cualquiera de nosotros, una víctima más, si nuestra madre y el médico así lo hubiese querido, y nuestros legisladores permitido.
Por eso le digo al no nacido: Amigo, cuenta conmigo!
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