De norte a sur
Hace unos días nos enfrentamos con la noticia de que los agentes de seguridad de otros países que operaran en territorio mexicano, tendrían que rendir informes periódicos sobre su actuación a las autoridades mexicanas, lo cual hipotéticamente, en un mundo ideal, sería más que correcto y entendible.
Pero seamos honestos, nuestro país adolece de tener un sistema blindado a la corrupción, por más que el presidente Andrés Manuel López Obrador opine lo contrario; sin embargo, ya nos convenció que no va a cambiar de parecer, así que entregar información delicada sería muy riesgoso, ya que podría contrastarla con sus “otros datos” y ahí no existe argumentación que gane.
O pongámoslo de esta manera, claro que esta ley tiene un apellido y es Cienfuegos. Nunca se les hubiera ocurrido si ese episodio no hubiera visto la luz, y volvamos al tema central, realmente, hoy no existe un andamiaje institucional que permita poner información delicada en manos de autoridades que garanticen que no habrá fugas o peor, que esa información no caerá en manos de los enemigos, de los narcoterroristas, y cobren más vidas que les permita seguir con su actividad criminal.
Así que esa reforma no sólo es de protocolos y de respeto a la autonomía de los pueblos, pone en grave riesgo la vida de muchos connacionales, y es que si el gobierno se atreviera a ver las cosas como son, sabría que ha sido gracias al trabajo de agentes extranjeros que se ha contado con información valiosa que ha permitido la detención de peligrosos criminales, sin menoscabar las tareas de nuestras autoridades, que cuando se deciden, pueden ser altamente efectivas.
Hace unos días esta observación se la realizamos a los legisladores cuando discutieron la reforma del Presidente en el Senado de la República, sin embargo no tuvo tiempo de madurar ni ser debatida, fue aprobada casi de inmediato; y al parecer correrá la misma suerte en la Cámara de Diputados, donde también deberá ser aprobada.
Y es que quiero poner un ejemplo que no es ajeno en la vida de los mexicanos. Hace poco más de un año, ocurrió uno de los episodios de mayor violencia y crueldad en la historia del país. Mujeres y niños inocentes, fueron acribillados cuando viajaban de la comunidad de La Mora, en Sonora, a la Colonia LeBarón, en Chihuahua.
Ese 4 de noviembre violento, estoy seguro que ya se hubiera convertido en una anécdota más del México contemporáneo atroz, que en ocasiones muestra su peor rostro, sin embargo, muchos de nuestra comunidad son México-Estadounidenses, por lo que entraron agentes extranjeros a dar seguimiento a nuestro caso.
De esta combinación, entre la Fiscalía General de la República y el Federal Bureau of Investigation (FBI), se dieron avances importantes, también debemos resaltar en su momento la disposición de Alfonso Durazo y de Christopher Landau, embajador de Estados Unidos en México.
Uno de los logros más importantes, es que mi primo Julián LeBarón sigue vivo, ya que gracias a la coordinación binacional, se detectó una franca intención de asesinarlo, y por esta oportuna alerta, pudo escapar a tiempo y sigue con nosotros.
Esta colaboración aún falta que de muchos frutos, por lo ya que estoy convencido que cuando se capture a los culpables se habrá cumplido con la ley, pero cuando el país cambie, y las cosas sean diferentes, se habrá hecho justicia.
Además, qué hubiera pasado si esta ley hubiera entrado en vigor hace unos sexenios, muy seguramente García Luna dormiría plácidamente en su casa, igual que César Duarte, o hasta Javier Duarte, todos ellos, pasaron por el extranjero para ser capturados.
Esta discusión como señalamos va más allá de algunos protocolos y formas entre países vecinos, es cuanta capacidad tienen para cuidar a sus ciudadanos, dejar los orgullos a un lado y admitir que aún no existen las medidas ni la confianza institucional para que esta información sea compartida, sin riesgo de que se expongan cada vez a la población.
O si nos ponemos a pensar mal, ¿qué tal si a esta medida le sumamos la reforma a Banxico que le abre boquetes al lavado de dinero y a la operación terrorista?
Es tiempo de reflexionar, de qué lado estamos.