Inseguridad y violencia no paran
Sin duda que se trata de la tropicalización de la fábula clásica de George Orwell, Rebelión en la Granja; la sátira breve que recrea la corrupción y la disputa por el poder en una dictadura como la de Stalin, en donde los cerdos se hacen del poder luego de echar a los humanos.
En el caso mexicano, sin embargo –a diferencia del clásico de Orwell–, los cerdos ya están en el poder y corresponde a los humanos –a dos valientes reporteras–, exhibir la corrupción, la demagogia y la deshonestidad de un puñado de “paleros” que se dicen reporteros.
Lo curioso es que la “rebelión en la granja” de Palacio se convirtió en tendencia una vez que algunos de los reporteros de verdad –las reporteras Reyna Haydee Ramírez y Dalila Escobar–, decidieron exhibir el vulgar engaño en que se ha convertido las “mañaneras” del presidente mexicano.
“Paleros” que, por esa razón, fueron defendidos y hasta aplaudidos de manera pública por el jefe de la pandilla que se hizo del poder; el líder de la granja quien pretende lavar la cara de un puñado de lacayos cuya estulticia ya resulta inocultable.
Y fue de tal magnitud la “rebelión en la granja” que “el palero mayor”, “Kiko” Arreola –dueño de SDP–, se metió a la disputa para contrariar a su patrón, López Obrador.
Sí son “paleros” los reporteros de las mañaneras, dijo.
Pero la verdadera joya estuvo a cargo del presidente mexicano, quien de nuevo se quitó la careta de demócrata y se exhibió como lo que siempre ha sido; un dictador.
Y es que solo en las tiranías se concibe al periodista como propagandista; solo en las dictaduras se exige sumisión y lealtad al periodista y sólo en los regímenes autoritarios un periodista debe ser aliado del poder.
Pero vamos al paso a paso.
1.- El mexicanismo “palero” se refiere “a la persona que ayuda a engañar o estafar a otras, en un espectáculo teatral, de magia o en juegos de azar; para aparenta ganar con facilidad y atraer a otros al engaño”.
También se define como “paleros” a quien “se prestan para aplaudir a políticos o gobernantes y aparentar que cuentan con mucho apoyo popular”.
2.- No es nueva la disputa pública por los excesos y los niveles de degradación a los que han llegado los “paleros” de Palacio, quienes a la vista de todos son empleados de los gobiernos y del partido oficial, al tiempo que son “cuello de ganso” del vocero presidencial, Jesús Ramírez.
3.- En realidad la primera señal de la “rebelión en la granja” se produjo en la “mañanera” del 29 de diciembre del 2021, cuando el propio presidente respondió a los señalamientos de que sus conferencias no eran otra cosa que un grosero montaje en el que participaban “paleros”.
Así lo dijo en aquella ocasión: “Una cosa que debemos todos celebrar a finales de este año es que no se ve que haya “paleros” aquí”.
Lugo aseguró que nunca, el vocero Jesús Ramírez, le ha pedido a los periodistas que sean “paleros”, ya que “cuando quiero decir algo, no necesito que me pregunten, simplemente lo dijo”.
Esa defensa del trabajo de sus “paleros” se produjo luego que medios extranjeros cuestionaron que los periodistas mexicanos no sabían leer siquiera las preguntas que le hacían al presidente, lo cual era evidencia clara de que les plantaban las preguntas.
Luego resultó incontenible la “rebelión en la granja”, a causa de los excesos, abusos y del cinismo de no pocos de los “elegidos” de Palacio, quienes empezaron a exhibir escandalosos casos de corrupción.
Así, en medio de ese potente “coto de poder” en que se convirtió “el privilegio de preguntarle” al mandatario mexicano, apareció la dignidad de los verdaderos periodistas.
En realidad la valentía de dos mujeres reporteras.
Primero fue la periodista independiente Reyna Haydee Ramírez, quien sin pelos en la lengua le dijo al presidente que la mayoría de los asistentes a las mañaneras “no son más que paleros”.
Luego, de frente y sin tapujos, también expuso que había “paleros” de “Angora” y “paleros” de segunda.
Y al final le explicó que los “paleros” están ahí porque le ponen preguntas a modo para que el presidente mande los “bombones” fuera del campo de juego.
Esa primera muestra de la “rebelión en la granja” de Palacio se convirtió en tendencia en redes y desató la furia de los golpeadores a sueldo contra la reportera que cometió el “pecado” de confrontar al presidente.
Y apenas ayer, Dalila Escobar, corresponsal del semanario Proceso, cuestionó la parcialidad de los “paleros” a sueldo en las mañaneras, lo que desató la furia del tirano de Palacio.
Y es que Dalila lanzó un dardo que pegó justo en el corazón del montaje presidencial mañanero. Dijo, palabras más, palabras menos: “habrá muchas sorpresas, presidente, si aquí se quitan las máscaras”.
¿A qué se refería?
A la inmundicia en que se ha convertido el empleo de “palero” presidencial.
Poco antes, el mandatario mexicano se había solidarizado de manera pública con su “palero” consentido: “Quiero expresar mi solidaridad a Hans y otros periodistas que son tratados como “paleros” por los conservadores”.
Luego alentó la sumisión en las mañaneras: “No debe preocuparles eso, no pasa nada, no es un delito que un periodista simpatice con una causa”.
Y después de ofrecer una maniquea interpretación de la relación entre Francisco Zarco y el presidente Juárez y de Filomeno Mata frente a Francisco I Madero, hizo la revelación estrella.
Así lo expuso: “Sí, yo sostengo que el periodismo debe tomar partido; no es momento de medias tintas y en momentos de transformación deben decidirse… y cuando veo que hablan de que son independientes me dan desconfianza”.
Sí, López Obrador confirma, una vez más, que piensa, habla y actúa como todo un “dictador bananero”.
Y es que cuando un político y gobernante, como AMLO, confiesa que sólo confía en los periodistas “paleros”, está exhibiendo su profundo talante dictatorial.
Y en la cabeza de un dictador, como AMLO, el mejor periodista crítico e independiente, es el periodista muerto. Por eso su gobierno es el campeón mundial en el asesinato de periodistas.
Al tiempo.