Poder y dinero
EE. UU.: de la seguridad nacional localde Trump a la geopolítica de Biden
A pesar de las evidencias mostradas, los analistas de la geopolítica no alcanzaron a dimensionar el debate en las propuestas de seguridad nacional de Donald Trump y de Joe Biden.
El primero ajustó la seguridad nacional a las exigencias internas, inclusive desdeñando el problema del terrorismo religioso, en tanto que el segundo siempre dejó claro el regreso de los EE. UU. al imperio conocido de dominación mundial.
México puede ser un caso de análisis. Con Trump hubo muchas presiones geopolíticas y de seguridad nacional, pero todas ellas ajustadas a temas precisos que tenían repercusiones internas: narcotráfico, terrorismo, migración y alianzas no controladas.
En cambio, Biden viene de regreso al viejo y conocido modelo del Departamento de Estado y el colonialismo ideológico que lo mismo derrocó gobiernos como el de Salvador Allende en Chile que invadió a Irak para asumir el control del petróleo árabe.
El problema de México y de países europeos fue dimensionar a Trump en función de sus desplantes personales agresivos, groseros, vulgares y de su racismo violento, pero sin pasarlo por el tamiz de las explicaciones racionales: Trump buscó reconstruir el espíritu imperial estadunidense dentro de los EE. UU. y no en función de su papel como policía mundial.
Por ello recortó gasto en la OTAN y obligó a los países europeos a financiar su propia defensa, sobre todo porque ese organismo nació como instrumento de la guerra fría contra el comunismo soviético y hoy el enemigo de la estabilidad mundial es el terrorismo que no fija campos físicos de batalla.
En este sentido, la geopolítica de Biden debe analizarse en función de la carta pública de septiembre pasado en la que casi quinientos funcionarios y exfuncionarios de la comunidad de inteligencia y seguridad nacional de los EE. UU. criticaban a Trump y pedían el voto por Biden, porque demócrata iba a resolver el principal problema internacional del trumpismo: en el exterior “ya no nos temen”.
Y una de las primeras frases de Biden al conocer las cifras que le adelantaban la victoria también fue de definición estrategia: “estamos de regreso al juego”.
El modelo de seguridad nacional de Biden es el mismo de los gobiernos estadunidenses en su fase imperialista de expansión ideológica y de dominio geopolítico: el poder económico, militar y de estabilidad, los argumentos que sirvieron para meterse en Corea y Vietnam, para atacar a Cuba, para cambiar el geopoder en la zona árabe del petróleo y para contener y superar a la Unión.
Soviética y después Rusia y a China.Para América Latina regresa la política del big stick o gran garrote que Trump había ajustado a sus necesidades internas. Obama había fracasado con su estrategia de reconocer a Cuba para regresarlo al capitalismo, pero la reanudación de relaciones diplomáticas no provocó ese efecto.
De nuevo la amenaza militar demócrata se cierne sobre Nicaragua, Venezuela y Colombia,Los EE. UU., con demócratas o republicanos, son un imperio.Ley de la OmertáUno de los pasivos importantes de la estrategia de seguridad ha sido el de las policías locales.
A pesar de las grandes inversiones para aumentar la atención en ese sector, la capacitación en doctrinas de seguridad pública no fue una de las prioridades.
Hoy los policías estales y municipales están mejor informados y con mejores armas, pero su mentalidad represiva de control social sigue operando sin controles.
El uso de armas de fuego letales por la policía municipal de Cancún y el abuso de fuerza de la policía en Ciudad de México contra protestas feministas indica la urgencia de mejor capacitación profesional.
El decreto de reforma constitucional de la Guardia Nacional incluyó el transitorio de profesionalización de las policías locales y el compromiso obligatorio a gobernadores y alcaldes en la atención a ese tema.
Sin embargo, las policías locales siguen siendo un tema soslayado.La Secretaría federal de Seguridad de Alfonso Durazo Montaño logró un primer diagnóstico de la seguridad estatal y municipal y pudo conseguir fondos para pertrechos indispensables.
Sin embargo, la capacitación profesional en doctrinas de seguridad pública no pudo desplegarse con facilidad a partir del costo que implicaría la renovación de la planta laboral en seguridad pública estatal y municipal.
El interés se renueva ante tragedias inesperadas.
El uso de armas de fuego letales contra la protesta social de mujeres por feminicidios en Cancún puso en el tapete de debates la urgente necesidad de regresar a la prioridad de la profesionalización policiaca local.
Y no sólo por atender protestas, sino porque el 95% de los delitos registrados es de fuero común e involucra a policías de zona.Mientras no se atienda la profesionalización de policías locales, la seguridad seguirá en manos inadecuadas.
Zona Zero
El caso del general Salvador Cienfuegos en los EE. UU. dio un giro espectacular con la carta de todas las fuerzas políticas en el Senado para exigirle al embajador estadunidense Christopher Landau información sobre el expediente y de manera agregada datos oficiales sobre los convenios de colaboración en materia de seguridad.
El general fue arrestado en Los Angeles en base a un expediente armado dentro de México con intercepción de llamadas telefónicas que aquí exigen la firma de un juez para ser legales.
El paso siguiente debiera ser la congelación de esos acuerdos hasta que los EE. UU. expliquen el proceso de investigación y radiquen el caso en México, porque hasta ahora no hay evidencias reales de que el supuesto cártel de Nayarit existiera y siguen los datos de que era una banda que comerciaba kilos de droga y no toneladas.
El Senado quiere saber si el arresto fue por razones policiacas o como parte de una presión que tiene que ver con las fuerzas armadas mexicanas.
El autor es director del Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.
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