Declaraciones de México y Oaxaca
Andrés Manuel es, ha sido siempre, transparente.
Y, también, congruente. Que no es sinónimo.
Por lo tanto, no debería sorprender su pensamiento, o sus decisiones. Incluyendo a la formación de una Guardia Nacional que, personalmente, no creo que funcione como se está imaginando.
Desde su campaña presidencial aseguró que no habría persecuciones contra funcionarios corruptos de primer nivel, o sea contra el todavía presidente Peña Nieto. Que no iba a mirar hacía atrás sino hacía adelante.
Lo que ahora ha sintetizado en una política de “punto final”. Es decir, lo de antes como antes, y lo ahora como ahora.
Con el agregado, que también expresó en múltiples ocasiones, de que no habrá tolerancia para la corrupción a partir del próximo día 1 de diciembre.
Más claro, imposible.
Respecto a la creación de una “Guardia Nacional”, en manos, mando directo militar, ha dado innumerables explicaciones. La más fuerte, es que no sabía lo mal que estaba la realidad. Y vaya que López Obrador conoce el país.
Lo que significa que estamos viviendo riesgos inconmensurables en varias entidades federativas, incluso más allá de lo que consta en los medios de comunicación.
“Hay regiones en indefensión total… el país está descompuesto… la inseguridad es más grave de lo que suponía…
¿Qué querían que hiciera?” ha dicho el presidente electo. Y tal vez tenga razón. Al menos en lo inmediato. Porque la desaparición de la Policía Federal, la renuncia brutal a civilizar el tema de seguridad, tanto a mediano plazo como en un futuro, puede ser un error gravísimo.
¿Sirven los militares como policías? En todos los espacios disponibles, a través de mucho tiempo, he escrito al respecto. Tanto en mi experiencia coordinando un grupo de jefes militares en temas de Seguridad en Coahuila, como en el análisis periodístico, todo indica que poner a los militares en funciones de policías es lo peor que puede hacerse.
Simplemente porque no le saben, no le entienden, no están hechos para el uniforme de policía.
Y que sean militares no quiere decir, concepto equivocado, que les gusten las armas. Todos, si hay algún caso en contrario lo desconozco, los jefes militares que han sido asesinados por el crimen organizado no iban con su arma de encargo empuñada. Es decir, no estaban preparados para una “agresión” de este tipo. Cuando un policía actuaría totalmente en contrario, siempre a “las vivas”.
Su propia concepción del mundo, su manera de vivir entre grados y respetos ajenos, su prepotencia, los hacen muy vulnerables. Agréguese la formación para “aniquilar al enemigo” que tantas víctimas arrastra. Quiero imaginar que el entrenamiento en la “Guardia Nacional” contemple cambiar estos modelos. Que habrá una diferencia.
Tenemos la certificación de algo que AMLO había dicho: El borrón y cuenta nueva para los corruptos. Y por otro lado, la decisión incluso contra sus propias palabras, de utilizar al Ejército en funciones de seguridad porque “no había de otra”. Esto no es sino pragmatismo político.
Lo que no quieren ni ver ni entender cientos de miles de mexicanos…
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