Libros de ayer y hoy
No es usual que el hombre más acaudalado de México acepte hablar, de todos los temas, frente a los periodistas.
Tampoco es frecuente que uno de los empresarios más adinerados del mundo dedique casi 4 horas a responder toda clase de preguntas formuladas por decenas de periodistas que nunca habían imaginado poderlo interrogar.
Lo cierto es que, si analizamos con rigor periodístico cada una de las respuestas de Carlos Slim, en su reciente conferencia de prensa, es fácil llegar a la conclusión de que el empresario más poderoso de México en realidad pretendió un deslinde público, del gobierno de López Obrador.
Sí, una revisión puntual de lo expresado por Slim, nos lleva a la hipótesis de que el empresario no apuesta por la continuidad del proyecto de López, ya que una de las respuestas más elaboradas y de mayor impacto fue la tragedia de la Línea 12 del Metro. Explicó que el siniestro no resultó de una falla estructural, sino de mantenimiento, del actual y los anteriores gobiernos.
Es decir, que la responsabilidad fue de Claudia.
Y es que más allá de las formas, del lenguaje empresarial y de algunos momentos de ambigüedad, quedó claro que el capitán del Grupo Carso rechaza la militarización, considera como un fracaso la política de seguridad, defiende la independencia del Poder Judicial, avala la División de Poderes y se dijo contario a la reelección.
En realidad, con la reaparición pública de Slim, somos testigos de que el capitán del empresariado mexicano no comparte el continuismo ramplón que busca López Obrador con su preferida, Claudia. Por eso, vale recordar que el poderoso capitán de empresa no daba la cara a los periodistas desde hace poco más de dos años y tampoco había hablado como lo hizo de su amigo, López Obrador, a quien apoyó para llegar al poder.
¿Entonces por qué y para qué la maratónica conferencia de prensa, en la que se les advirtió a los periodistas que podían preguntar de todo?
En efecto, la primera sorpresa es que, a lo largo de 3 horas con 45 minutos, Carlos Slim respondió a todo, a pesar de que en algunas preguntas prefirió la ambigüedad y en otras reconoció que mantiene diferencias con su amigo, el presidente Obrador.
Dijo que, además de la inseguridad –que es un fracaso–, en México todo está bien y que el próximo gobierno, sea de quien sea, debe ser de consolidación, no de continuidad.
Sin embargo, paso a paso fue estableciendo la pauta para desmarcarse del gobierno de AMLO, del partido oficial, del presidente y de su candidata
Por ejemplo, dijo que en las mañaneras “se nos ha pasado la mano en la confrontación mediática”, en alusión a los excesos de López Obrador. Aún así, señaló que entre la ciudadanía no hay confrontación y que hay paz social, a pesar de que “lo único negativo es el asunto de la inseguridad”, en abierto reproche al fracaso de los “abrazos y no balazos”.
Entre las diferencias que tiene Slim con AMLO está la idea de la reelección, la cual rechazó el empresario al disentir de la opinión presidencial sobre Porfirio Díaz. Según el hombre más rico de México, el dictador Díaz “fue un gran presidente”, a pesar de que “se le pasó la mano porque gobernó 30 años”. Es decir, que Carlos Slim no es de la idea de la reelección.
También, ante la sorpresa de todos, defendió la división de poderes y, al referirse a la elección de jueces y ministros –propuesta por AMLO–, dijo: “lo fundamental es que siga la división de poderes, ya que un partido puede ganar todos los votos y tendrá el control de todo”.
Otra diferencia fundamental es la militarización del país y, sobre todo, meter a las fuerzas castrenses en la administración de empresas. De ese disparate Slim dijo que: “es demasiado”.
Al responder sobre el colapso de la Línea 12 del Metro dijo, sin titubeos que el problema no fue estructural, sino falta de mantenimiento en éste y en otros gobiernos, lo que fue visto por todos como una acusación directa a la candidata presidencial, Claudia Sheimbaun.
También opinó sobre las reformas propuestas por Obrador al Congreso y dijo que algunas “son buenas, como la de salario mínimo y otras malas”.
Pero fue especialmente claro al defender la independencia del Poder Judicial. Así lo dijo: “he visto algo que me parece estupendo: que los Tres Poderes del Estado tengan diferencias. Antes no se hacía, había una enorme influencia del Ejecutivo en el Judicial y ahora se me hace extraordinario que el Poder Judicial decida cosas que están en contra el Ejecutivo”.
Rechazó el fondo de pensiones de López y, al referirse al reparto de la riqueza, fue lapidario: “Lo que hay que distribuir no es la riqueza, como dice el gobierno, que se equivoca, que distribuyan las acciones de Pemex, que es la riqueza del pueblo… lo que hay que hacer es que la riqueza sirva para crear más riqueza y para repartir el fruto de la riqueza, que es el ingreso”.
La hipótesis que aquí planteamos, luego de la reaparición pública de Carlos Slim es que el empresario quiso deslindarse de López Obrador, de su gobierno y de los resultados fallidos de su gestión.
Y por eso preguntamos: ¿Será el hombre más acaudalado de México un activo a favor de Xóchitl Gálvez?
Vale recordar que Carlos Slim siempre está con los ganadores.
Al tiempo.