Tiempos de excomuniones/Felipe de J. Monroy
Candidatos: por sus acompañantes los conoceréis
Las actuales campañas muestran un dato sin precedentes.
Todos los candidatos aparecen sumamente débiles.
Ninguno de los tres aliancistas -los independientes están peor y por eso no hablamos de ellos- ganaría por sí solo la Presidencia de la República y garantizaría gobernabilidad.
Con esa lógica, no podemos esperar crecimientos suficientes de los aspirantes sin partido para posicionarse en primer lugar y llevarse la elección del primer domingo de julio.
En otras palabras:
Uno de los tres perfilados hasta hoy -José Antonio Meade, Andrés Manuel López o Ricardo Anaya- ganará las elecciones y se instalará en Los Pinos o en Palacio Nacional, según su megalomanía.
Pero para encauzar a un país no basta con rendir protesta y designar un gabinete a su gusto.
Es fundamental tener un cuadro de colaboradores cercanos para hacerse cargo de la administración en cada uno de los sectores, social, económico, político, de gobernabilidad.
Pero el ganador necesitará mucho más.
Sin Congreso no hay Gobierno
Requerirá el respaldo de todos los sectores sociales y productivos, por supuesto.
Pero ni así le bastará si tiene un Poder Legislativo adverso.
Experiencias nos sobran, pero recordemos algunas.
En 1997, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) perdió el control de la Cámara de Diputados y Ernesto Zedillo se limitó a sobrellevar el gobierno cuando le pararon su reforma energética.
Vicente Fox entró a una parálisis de facto cuando, tras haber pasado todas sus iniciativas a principios del sexenio, el Congreso de la Unión se cansó de ocurrencias y dejó de aprobar sus proyectos.
Felipe Calderón sintió la misma parálisis y de poco sirvió haber sido el gran aliado de Zedillo y el PRI para el rescate bancario, la histórica deuda de los mexicanos trasladada al Instituto de Protección al Ahorro Bancario (IPAB).
Y ahora mismo Enrique Peña Nieto y su partido no pueden sacar leyes adecuadas -ahí están de prueba la polémica sobre la de Víctimas y la de Seguridad Nacional- para desesperación de muchos.
Ni leyes ni fiscales.
En todos los casos hay una constante: la falta de un Poder Legislativo afín, con mayoría.
Sólo las mayorías parlamentarias dan gobernabilidad y si alguno de los tres candidatos aliancistas aspira a ganar y a hacer un buen gobierno, necesita candidatos de arrastre con doble fin: ganar votos y llegar al Congreso.
Hasta ahora los candidatos al Senado y a la Cámara, sin importar el bloque de partidos, están mayoritariamente desprestigiados y eso no augura buenas elecciones.
Y mucho menos, buenos gobiernos.
El resurgimiento de Jackson
Anoche se organizaba la resurrección de Enrique Jackson Ramírez.
Ex dirigente priista, ex coordinador senatorial, con larga carrera administrativa y aspirante presidencial en 2006, tenía prácticamente asegurada la elección como coordinador de su bancada en San Lázaro.
Él sustituirá a César Camacho Quiroz, quien va en pos de una senaduría por el Estado de México.
Varios compañeros suyos le propusieron ocupar la presidencia de la Cámara de Diputados, pero Jackson Ramírez rechazó relevar al yucateco Jorge Carlos Ramírez Marín.