Contexto
· El Zócalo es de ya saben quién y prohibido hacerle sombra · Y los gobernadores que se aventuraron sufrieron rechiflas · El sospechoso manejo judicial de la Perforadora Oro Negro Nadie es bienvenido.
El jefe es ya saben quién y no se vale robarle foro. Así lo vivieron miembros del gabinete y gobernadores de todo signo cuando se apersonaron el domingo en la Plaza de la Constitución para el amo de ese espacio.
Todos fueron invitados, pero ya son otros tiempos, cuando los miembros de la república tenían edecanes para colocarse al frente de la ceremonia. No era suyo el presídium dominical, reservado para él y su esposa porque así lo ordenó él y así lo diseñaron y porque no se vale compartir foro.
Pero pobres de quienes se apersonaron y fueron identificados. Se les abucheó, se les humilló, se les agravió. Verbigracia, Jaime Rodríguez El Bronco.
El todavía gobernador de Nuevo León –nadie sabe si será desaforado o si está en plenas funciones por su escaso valor político- sufrió las de Caín.
No al llegar al frente de la concentración, sino al aparecer en los accesos y ser ubicado por quienes fueron única y exclusivamente a ver y adorar a su símbolo.
SOMBRA Y RECHIFLAS
A ese rechazo no escaparon los propios. Sí, los cercanos, cercanísimos, al poder presidencial. ¿O alguien duda de los afectos personales para el tabasqueño Adán Augusto López o el chiapaneco Rutilio Escandón?
Pero las decenas de miles de invitados y presentes en el Zócalo no saben de esos detalles y por eso cuando los vieron reclamaron el espacio en solitario para su mesías. Otros tuvieron la fortuna de no ser ubicados y por lo tanto ingresaron y estuvieron en el anonimato de la masa, acarreada o no pero bien inventariada por los organizadores porque cada estado tuvo su cuota y la cumplió.
Así fue posible ver la plaza llena y, reporte de reporteros, varios gobernadores:
El oaxaqueño Alejandro Murat, el bajacaliforniano Jaime Bonilla,el colimense Ignacio Peralta, el michoacano Silvano Aureoles, el nayarita Antonio Echevarría, el poblano Miguel Barbosa, el duranguense José Rosas Aispuro…
¿Leyó usted bien a los asistentes? Había priístas, perredista y morenistas, pero ninguno de Acción Nacional (PAN) ni el de Movimiento Ciudadano (MC), Enrique Alfaro.
Los panistas están frontalmente en contra de este gobierno y Alfaro abrió otra grieta contra el presidente, pero también hubo otros.
Dos priístas ausentes me dijeron:
-Era un acto del presidente, ni modo de hacerle sombra. Y sí, quienes le hicieron sombra se llevaron sus rechiflas.
DE NUEVO ORO NEGRO
El asunto de Perforadora Oro Negro va hacia otro escándalo. Un juez de la Ciudad de México libró orden de aprehensión contra Gonzalo Gil White, Miguel Angel Villegas y Cynthia Ann De Long, directivos de aquella empresa. Se les acusa de desviar 160 millones de pesos de IVA sin ser citados.
La denuncia es simple: se entregaron 250 millones a Oro Negro pero la compañía solamente pagó 90: así se impulsó la orden de aprehensión. Ellos aseguran haber enterado al Sistema de Administración Tributaria (SAT) ese impuesto retenido y supervisado por el juez concursal.
Llama la atención también cómo -¿casualmente?- participaron el mismo ministerio público (Edgar Pineda Ramìrez) y el mismo fiscal (Maximiliano Pérez Hicks). Y, ¡otra casualidad!, el asunto recayó en el juez 114 de la Ciudad de México, Joel de Jesús Garduño Venegas. Un dato para la procuradora Ernestina Godoy.