Libros de ayer y hoy
Pasan muchas cosas en el Congreso de la Unión.
Desde la demagogia de reducir salarios y gastos sin parar en los efectos en la calidad legislativa, hasta la compra de soplones y la venta de protección a quienes se presten.
En ambos casos los principales actores son cuadros con poder e influencia de Morena.
Uno de los mayores operadores es el presidente del Senado, Martí Batres Guadarrama, con mayores resultados a Porfirio Muñoz Ledo y/o Mario Delgado en la Cámara de Diputados.
Por partes:
Batres Guadarrama, quien mantiene una lucha a muerte con Ricardo Monreal Ávila por el control de la bancada senatorial de Morena, tiene a su cargo la administración de ese cuerpo legislativo.
El control de los dineros, pues.
Desde esa posición, ha abierto sus puertas a los delatores en busca de información para perseguir el pasado, cuando Emilio Gamboa, Ernesto Cordero y Miguel Barbosa dominaban el Senado.
Y como delación con favor se paga, no hay injusticia.
Quien le lleve información sobre manejos sospechosos, partidas presuntamente fuera de control y gastos excesivos, será recompensado de manera generosa.
Verbigracia:
Si la delación es útil para los afanes de desprestigio del pasado, los autores tendrán como pago la promesa de plaza, ascensos o mejores condiciones de trabajo.
Los eventuales de confianza son mano: serán recontratados y hasta puede incorporárseles a la nómina para asegurar largos y generosos ingresos para el próximo sexenio.
Generosos en los términos de la austeridad pregonada, pero siempre evadida con justicia y gracia y no nada más con justicia a secas, como rezaba la consigna de Benito Juárez.
Este modus operandi de quid pro quo ha dado magníficos resultados en el Senado de la República, muy superiores a los de la Cámara de Diputados a juzgar por los resultados.
Allá hay menos chivos para los altares de la expiación, aunque estén en marcha muchas auditorías y se haya despedido a personajes de larga trayectoria como Oscar Argüelles en Comunicación Social.
De cualquier manera, el mercado de traiciones a cambio de protecciones apenas comienza y pronto podrían conocerse nuevas revelaciones sobre lo más sensible a la sociedad mexicana: los dineros públicos.
Andrés Manuel López Obrador no se da abasto entre viajes, mítines y proyectos.
No le gustan las protestas y hoy estará en Quintana Roo, un lugar necesitado de mayor apoyo federal para combatir la delincuencia y proteger a millones de visitantes.
Es la joya del turismo.
Lo recibirá el gobernador Carlos Joaquín al mediodía, habrá encuentro con los sectores productivos del estado y por supuesto el acostumbrado mitin como los mejores tiempos de la campaña.
Y luego, a regresar a la Ciudad de México.
¿A qué?
Pues a seguir los preparativos para la consulta sobre el aeropuerto -¿el nuevo? ¿Santa Lucía? ¿El Viejo?- y a avanzar en el análisis de las críticas de los medios.
Éstas abundan y la más preocupante es la derivada de la boda de César Yáñez, a su juicio desmesurada porque fue acto privado, él no fue el novio y solamente asistió como invitado.