Poder y dinero
“José Herrera Peña”
El doctor José Herrera Peña nació un 02 de febrero de 1934, de acuerdo a su acta, en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, empero, él se asumió siempre como moreliano.
Sus estudios básicos los realizó en diversas partes del país, siendo marcado principalmente por haber transcurrido su infancia y adolescencia entre Oaxaca y la Ciudad de México.
A los 15 años, al declinar formarse en el seno de la disciplina militar, el joven Herrera partió hacia Morelia, por recomendación de un magistrado michoacano radicado en la capital del país y así ingresar para realizar sus estudios de bachillerato y universitarios en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Fue recibido en aquel tiempo por el rector Gregorio Torres Fraga y aceptado en un espacio del pentatlón universitario. En su periodo formativo fue impulsado por el licenciado Guillermo Morales Osorio, quien lo llevó a trabajar al Supremo Tribunal de Justicia de Michoacán. El universitario Herrera Peña fue contemporáneo de nicolaitas notables como Humberto Aguilar Cortés, Amando Chávez Chávez, Arnaldo Córdova y Rafael Pérez Ayala.
Durante su primera etapa en Michoacán —década de los años sesenta—, Herrera Peña concluyó sus estudios universitarios, se recibió como licenciado en Derecho y trabajó bajo el cobijo y guía del historiador Antonio Arriaga Ochoa, acompañándolo como su secretario particular hasta su responsabilidad como director del Museo Nacional de Historia. También, por esta época procuró una gran amistad con el general Lázaro Cárdenas del Río.
Posteriormente, se trasladó a Chilpancingo, donde ejerció la cátedra en la universidad de este estado, llegando a ser director de su Escuela de Humanidades.
Después de su paso por Guerrero, José Herrera Peña viajó hasta Quebec, se instaló allí y fue nombrado Delegado de Turismo del gobierno mexicano en esta demarcación. El licenciado Herrera radicó en Canadá durante diez años y fomentó el turismo hacia México como no se había hecho hasta aquel momento. Como anécdota queda la ocasión en que coordinó una visita privada a Cancún al primer ministro Pierre Trudeau.
Al regresar a México —años ochenta—, José Herrera ingresa a la UNAM, donde ejerce como profesor universitario y combina su trabajo con el estudio del programa de maestría en historia y del cual se recibe destacadamente. Durante este capítulo de su vida es que concibe su obra más conocida: “Morelos ante sus Jueces” (1985), respaldada por la Facultad de Derecho de esta institución. Ernesto Lemoine Villicaña entre otros profesores le brindaron su amistad, le manifestaron su aprecio personal y reconocieron su talento y capacidad.
Para la segunda mitad de los años ochenta, por instrucciones del entonces secretario de relaciones exteriores, Bernardo Sepúlveda Amor, acepta la encomienda de ser encargado de negocios de la Embajada de Nicaragua, realizando tareas diplomáticas de muy alto nivel y complejidad, en el marco de lo que fue el último escenario de tensiones que dejó la Guerra Fría en América Latina.
A finales de la década del noventa, Herrera Peña regresa a su tierra adoptiva, Morelia, Michoacán, y continúa ejerciendo la cátedra, especializándose en la impartición de clases de Derecho Constitucional, Historia del Derecho y Ciencia Política. También, colabora con el licenciado Marco Antonio Aguilar Cortés como coordinador de asuntos multidisciplinarios de la rectoría de la UMSNH. Con el maestro Aguilar Cortés se reencontraría diez años después como su asesor en la Secretaría de Cultura de Michoacán.
Ya entrado el siglo XXI, Herrera Peña concluye con méritos su doctorado en Ciencias Históricas en la Universidad de la Habana, apoyado por el rector Jaime Hernández Díaz y logra publicar otra de sus obras de ineludible lectura bajo patrocinio de la Universidad Michoacana: “La Biblioteca de un Reformador” (2005).
Hasta el final de sus días, José Herrera Peña dedicó su vida a la producción de conocimiento —ciencia histórica, en este caso— y al ejercicio de la cátedra. Durante más de 70 años dio su vida por la casa de Hidalgo. Si bien destacó como servidor público a nivel estatal y federal, el profesor Herrera dedicó su espíritu a la universidad que lo acogió desde que tenía 15 años de edad. En su haber quedan más de treinta obras escritas entre trabajos académicos y literarios y un sinnúmero de conferencias y ponencias dictadas en universidades nacionales e internacionales. Decenas de generaciones de alumnos y colegas profesores lo apreciaron como a nadie por su generosidad, sapiencia, rigor, pero principalmente, por su autenticidad.
Desafortunadamente, el pasado viernes 02 de diciembre, en la ciudad de Morelia, trascendió este plano existencial el doctor José Herrera Peña, dejando tras de sí un legado de conocimiento y de devoción por la cultura y el pensamiento.
Descanse en paz, el maestro nicolaita de todas las horas que dio prez y honor a la Universidad Michoacana, Don José Herrera Peña.
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