Poder y dinero
CDMX, 7 de febrero, 2018.- El mecanismo de subcontratación en los empleos en México no es nuevo, ha existido en periodos pasados; no obstante, con la flexibilidad del mercado laboral, se ha extendido a las diversas áreas de las empresas; en el pasado se limitaba a trabajos de seguridad y limpieza y trabajos en la industria de turismo y restaurantes.
Este tipo de contratos, el trabajador ha perdido la seguridad laboral. Los investigadores Jorge Alberto Pérez Cruz y Guadalupe Isabel Ceballos Álvarez señalaron que no se puede considerar que los trabajadores experimentan de manera uniforme la precariedad; algunos tienen contrato temporal y no gozar de prestaciones; otros, además, jornadas excesivas fuera de lo que establece la ley, mientras que otros menos percibir bajos ingresos.
Los académicos mencionan en su trabajo que existen tres dimensiones que permiten contextualizar el fenómeno de la precariedad en el empleo.
La primera se refiere al aspecto económico que incluye la disponibilidad del trabajo y la pertinencia de los ingresos que percibe el trabajador para poder subsistir. La segunda dimensión contempla la normatividad que señala los derechos de los trabajadores; y la tercera, el acceso a la seguridad social. Cada una de estas dimensiones refleja las condiciones deficientes del trabajador.
Los indicadores construidos por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) y el Observatorio de Salarios de la Universidad Iberoamericana de Puebla, señalan que las condiciones salariales de México han cambiado, y se observan una pérdida en el poder adquisitivo de la población, En México, la proporción de personas que contratan con seguridad social ha disminuido en los últimos años, lo que significa que no tienen derecho para acceder a un crédito para vivienda, ni un seguro médico y mucho menos la posibilidad de pensionarse.
En este sentido, es importante dimensionar el hecho de que nos encontramos en un escenario donde el valor que se puede asignar al trabajo realizado se reduce, deteriorando las condiciones laborales de los trabajadores y afectando a su bienestar.
La literatura sobre la precariedad del mercado de trabajo pone énfasis en que es la demanda la que determina las condiciones precarias de los trabajadores, pues es la condición que define la disponibilidad del empleo, el nivel de salario a pagarse, la duración de las jornadas de trabajo, las condiciones de empleabilidad y como es la seguridad social.
Tradicionalmente se asociaba que el fenómeno de la precariedad se presentaba en poblaciones con bajos niveles de escolaridad, por cuestiones de género y por edad. Sin embargo, el trabajo en condiciones de precariedad no es un rasgo que se corresponda con la escala de educación formal de los jóvenes o adultos mayores; este es un problema que se ha generalizado a todos los segmentos de la población. Aunque el grado de precariedad podría manifestarse en diferentes formas de acuerdo a sus condiciones.