Poder y dinero
Las predicciones del reparto que tendrán los diferentes partidos en las cámaras de senadores y de diputados, sobre todo en esta última, han estado haciendo cábalas sobre el número de legisladores de cada representación, pero poco se han detenido a analizar las personalidades tan disímbolas y aguerridas de los personajes que se convertirán en “nuestros representantes populares”.
Estudios de profesionales de las predicciones políticas, provenientes de sondeos o puramente algorítmicas, presagian que MORENA llegará a San Lázaro con poco más de 150 diputados.
Esos mismos estudios dan al PRI su más pobre presencia en el recinto cameral referido.
Y luego vienen los del PAN y sus adláteres y los Verdes y un PRD que está prácticamente en vías de extinción.
El San Quintín que vendrá después de que se contabilicen las elecciones del próximo domingo y llegue el esperado 1 de septiembre será, sin duda, un espectáculo más cruento que una pelea de perros.
La instalación de la nueva cámara históricamente se ha iniciado con 15 días de anticipación y los diputados salientes ya ni se paran en sus oficinas.
La insistente, reiterada, vehemente llamada de López Obrador a que no se vote de una manera selectica, que no exista voto diferenciado, que no haya preferencias cruzadas, que se vote en paquete. “Todos voten por MORENA”, clama casi con angustia el tabasqueño porque sabe que sus huestes no tienen una cultura electoral como sí la tienen los votos duros del PRI o del PAN.
Y en su desesperación parece que no repara el líder de MORENA que si le hacen caso todos sus simpatizantes, cosa que considero muy poco probable, el tabasqueño estará condenando a la desaparición al PT y al PES.
¿A quién le corresponderá lidiar con ese tigre que serán las corrientes internas de los partidos en la cámara de diputados?
Olga Sánchez Cordero sería la secretaria de gobernación de López Obrador que negociaría con las 10 corrientes que habrá en MORENA y los priístas encontrados con priístas que están actualmente en el poder; o los panistas enemigos de Anaya contra los amigos que le queden al vapuleado y amenazado jurídicamente queretano.
O sería, como muchos aseguran, Mikel Arriola el secretario de gobernación de un triunfador José Antonio Meade.
Carlos Manuel Urzúa Macías sería el titular de hacienda con AMLO en la presidencia.
Vanessa Rubio cumpliría la función con José Antonio Meade si consigue el triunfo el domingo venidero.
La Secretaría de Desarrollo Social del nativo de Macuspana sería María Luisa Albores. En caso de un nunca descartado triunfo de José Antonio Meade, el titular de SEDESOL que se menciona con mucha insistencia es el sonorense Manlio Fabio Beltrones.
En Gobernación, Hacienda y SEDESOL estarán los resortes que puedan negociar con un abigarrado Congreso de la Unión que parece estar dibujado como una arena de lucha libre, en la que se compite sin reglas y sin límite de tiempo.
La gobernabilidad será una asignatura a cumplir para que el nuevo gobierno pueda iniciar su gestión con un mínimo de posibilidades de no caer en el inmovilismo o, lo más grave, en la confrontación.
Repetimos, considerando el nerviosismo de López Obrador porque sus seguidores voten en línea para tener una mayoría en las cámaras de senadores y diputados, es una señal de que hay un favorito para ganar las elecciones del próximo 1 de julio; pero de ninguna manera el arroz está cocido y la moneda sigue en el aire.
Operación de tierra bien entrenado contra un ejército sin preparación para ir a las urnas, es el factor que hará de los comicios del domingo, el evento político-electoral más cerrado e impredecible de los últimos 70 años en México.