Poder y dinero
La credibilidad de las instituciones en México una vez más está en duda, lo sucedido previa y durante la jornada electoral del pasado 4 de junio, sobre todo en la elección de gobernador del Estado de México, nos hace pensar que la voluntad ciudadana para decidir quién quiere que lo gobierne no es definitivamente lo más importante.
La democracia mexicana no ha terminado de madurar, los intereses facciosos y de grupo son lo más importante para quien lo ha pervertido todo desde la cúpula del poder; lo que está sucediendo es exactamente lo contrario a lo que la mayoría de los mexicanos queremos: gobiernos legítimos, eficientes, transparentes y dedicados al desarrollo y progreso del pueblo.
Aquí nada es lo que parece, la aceptación del gobierno que encabeza Enrique Peña Nieto está por los suelos, por los altos niveles de corrupción en los que están involucrados actores políticos muy importantes de su partido, desencadenando un muy alto nivel de hartazgo ciudadano, que se contrapone a los resultados arrojados en la elección de gobernador mexiquense.
El partido oficial se dice ganador, pero es una contradicción que así suceda en una entidad que ha gobernado décadas, convirtiéndola, según The New York Times, en un “microcosmo del país… con sus desigualdades socioeconómicas extremas, su corrupción agobiante y su crimen descontrolado”.
La lista de irregularidades del domingo sería interminable, pero el acarreo de votantes, compra de votos en efectivo y con diversas dádivas, aunado a todo tipo de perversas acciones que incluye intimidaciones y amenazas directas, agresiones físicas y la inducción de medios de comunicación, ha manchado una vez más a la democracia mexicana; ¿y la autoridad?, pues expectante y lista para avalar el tan anunciado fraude.
Por cierto, esa misma autoridad, la local y nacional, debe explicar por qué no llegaron más del 15 por ciento de funcionarios de casilla a la hora de su apertura en el Estado de México, sustituyéndolos, como dice la ley, con los primeros ciudadanos formados para emitir su voto. Demasiadas casualidades, también apestan.
Previamente, lo hemos dicho, la intromisión del gobierno en tiempos de campaña, con el operativo de servidores públicos federales para beneficiar al PRI y a su abanderado en el Edomex, ha sido desmedida, descarada e impune ante la mirada de todos.
Los resultados finales de la elección de gobernador en la entidad del Presidente de la República, serán desastrosos para todo el país si se beneficia una vez más a la llamada “mafia del poder”, la que sí no gana también sabe arrebatar. Más pobreza, discriminación y marginación de la gran mayoría de los mexicanos, además del saqueo del patrimonio nacional vestido de corrupción y complicidad, es el futuro garantizado con ellos.
Observadores internacionales, integrados en la organización ciudadana “Ni un fraude más”, aseguraron la noche del pasado domingo, que la jornada electoral transcurrió en medio de un gran operativo de compra y coacción del voto, al que calificaron como el más grande de la historia. Así, precisaron, es muy difícil decir que los ciudadanos eligieron libremente, por lo exigen a las autoridades se investiguen todas las irregularidades.
Ojalá los medios de comunicación que hoy precisamente celebran el Día de la Libertad de Expresión, recuerden que la Constitución Federal establece en su artículo séptimo que: “Es inviolable la libertad de difundir opiniones, información e ideas, a través de cualquier medio. No se puede restringir este derecho por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o particulares”, para informar la verdad de los hechos del domingo anterior y de toda la podredumbre que está pasando en México; cierto, los riesgos son mayores, pero los ataques a periodistas no son solo a ellos, también son a todos los mexicanos.