Observar a la abogacía/ José Antonio Bretón
Son muchos los sorprendidos, en México y en el mundo, por la tibia y hasta timorata respuesta de López Obrador, ante el asesinato indiscriminado de civiles, cometidos por el grupo terrorista Hamas en territorio de Israel.
Sí, muchos quienes ven en esa trastabillante política exterior, una complicidad del presidente mexicano, frente a las atrocidades cometidas por el grupo terrorista, contra la sociedad civil, incluyendo bebés, niños y mujeres.
Incluso, la embajada de Israel en México, censuró la imparcialidad del mandatario y exigió una definición clara del Estado mexicano frente al terrorismo de Hamas
Pero las voces de condena por esa postura ambigua se incrementaron una vez que la preferida de Palacio, para la sucesión del 2024, la señora Claudia Sheinbaum, siguió idéntico discurso al de su patrón, López.
En respuesta, Obrador repitió, en su mañanera del martes 19 de octubre del 2023, que su gobierno y él mismo son pacifistas.
Así lo dijo López: “Respetamos al gobierno de Israel y muchísimo más al pueblo de Israel, pero no, nosotros no queremos la guerra, nosotros no queremos la violencia, nosotros somos pacifistas y no queremos que pierda la vida ningún ser humano, de ninguna nacionalidad, sean de Israel o sean Palestinos, queremos que se garantice el principio de los derechos humanos, que es el derecho a la vida.
“Respetamos mucho su postura –de la embajada de Israel–, pero ojalá nos comprendan, porque nuestra política exterior se alimenta de principios y está definida en la Constitución”. (FIN DE LA CITA)
¿Qué significa lo anterior? ¡Cómo deben entender los mexicanos y el mundo la aclaración del presidente mexicano?
La respuesta la han conocido, a lo largo de los últimos cinco años, todos quienes se atreven a abrir los ojos y aquellos que no temen ver y denunciar la realidad de un gobierno dictatorial en donde el mandatario mexicano es el mayor terrorista de los tiempos modernos de México.
Sí, lo que pocos saben, lo que otros no quieren ver y muy pocos entienden, es que el presidente López, su partido y su claque política, en realidad están actuando con absoluta congruencia.
En efecto, como dije ayer aquí, nadie le puede pedir a Obrador que se comporte como lo que nunca ha sido –como un demócrata, como un estadista y menos un humanista–, cuando está a la vista de todos que es el peor terrorista de la joven democracia mexicana.
¿Y por que el mandatario mexicano es un terrorista?
Primero las definiciones. El adjetivo “terrorista”, según la Real Academia de la Lengua, se refiere a “quienes practican actos de “terrorismo”.
A su vez, la misma fuente define el “terrorismo” como “toda actuación criminal de bandas organizadas que, de manera reiterada y de modo indiscriminado, pretenden crear alarma social con fines políticos”.
Y ahora las preguntas.
¿Qué es, si no una política de Estado a favor del terror, la alianza del gobierno de AMLO con las bandas criminales? ¿Qué es, si no una política pública de terror, que a diario pierdan la vida en nuestro país un promedio de 80 mexicanos a cusa de la violencia y el crimen? ¿Qué es, si no un Estado de terror, que en poco más de cinco años de gestión, en el gobierno de López hayan perdido la vida más de 170 mil ciudadanos?
¿Qué es, si no un acto terrorista, que desde Palacio haya salido la orden presidencial –a las fuerzas castrenses–, de no perseguir y no combatir al crimen organizado? ¿Qué son, si no actos terroristas, la violencia sistemática desatada en todo el país por las mafias del crimen; bandas solapadas y aliadas del gobierno de Obrador que se han apoderado de todo el territorio nacional?
¿Qué son, si no actos de terror hacia los niños y mujeres enfermos de cáncer, que por orden presidencial se haya cancelado la compra de fármacos oncológicos para impedir la muerte de miles de niños y mujeres que sucumbieron a esa enfermedad por la falta de medicamentos?
¿Qué son, si no actos de terror, la doble desaparición de por lo menos 70 mil mexicanos, a quienes las bandas criminales exterminan y el gobierno federal borra de los archivos para ocultar una más de las atrocidades cometidas por el crimen organizado y solapadas por el gobierno federal?
¿Qué es, si no el peor terrorismo desatado contra las mujeres mexicanas, la epidemia de feminicidios en todo el país, pero sobre todo en la capital, gobernada hasta hace meses por una mujer, la preferida de Palacio, quien solapó y ocultó el crimen de mujeres por razones de género, para no debilitar sus aspiraciones políticas?
¿Qué es, si no terrorismo, la persecución política judicial contra opositores y periodistas críticos del gobierno de AMLO?
En efecto, a nadie debe sorprender que el terrorista de Palacio, llamado Andrés, avale de manera pública a los terroristas de Hamas. Y es que la claque de López lo moldeó con el mismo barro que los terroristas del mundo.
Al tiempo.