Libros de ayer y hoy
¿Podrá el Presidente recomponer la economía, avanzar claramente en la emergencia sanitaria y mantener, como hasta ahora, una aprobación mayoritaria en su labor gubernamental, como para que en segunda oportunidad cuente con aplanadora legislativa en el Congreso?
La clave es la vacuna contra el Covid 19.
En la medida en que haya una estrategia eficiente de inoculación de vacunas anti covid en el país, podrá tener la posibilidad de que México ingrese a ritmos regulares de funcionamiento económico.
Dará la impresión de que ha vencido al enemigo y su popularidad se mantendrá inalterada o quizá, incluso, llegue a crecer.
Y esa impresión concede votos.
Ritmos regulares de funcionamiento de la maquinaria económica recompondrán el crecimiento.
El proceso de recuperación será más rápido y se olvidará que desde 2019 el país está en recesión.
Si el Gobierno puede restituir la confianza de inversionistas y articula proyectos que motiven que se pongan dólares y pesos mexicanos sobre la mesa, será aún más fácil aplicar para 2022 una reforma fiscal que le permita dar un segundo aire a su política social que ocupa una prioridad muy destacada en la agenda.
Eso dará la impresión de que sabe gobernar y le dará más votos.
Pero si le falla la estrategia de vacunación y no es capaz de lograr que se levante la economía no se repondrán los ingresos fiscales y posiblemente para mediados del año la población ya no disponga de su voluntad de apoyo como ahora aún mantiene en sus preferencias el titular del Poder Ejecutivo.
Y ello puede significar impedimentos para mantener su mayoría legislativa, problemas para hacer válidos los cambios que aún aprecia indispensables para hacer casi irreversible sus planes de la transformación que mantiene en mente para el país.
El Gobierno de México está urgido de una estrategia de vacunación eficiente. Si la población no siente que se haya trabajado con celeridad y atino, le van a castigar en el proceso electoral del mes de julio del presente año.
Recomponer la economía no será fácil,entre otras cosas por la profundidad del daño que la pandemia ha provocado en el tejido económico nacional.
Veinte caídas consecutivas en términos anuales de la Inversión Fija Bruta (las más grandes en abril y mayo del año pasado con -38.3% y -38% respectivamente) demuestran el tamaño del reto que tiene el Presidente.
En términos anuales el IGAE, aprécielo como un PIB mensual, trae al último dato conocido: 18 bajas consecutivas en comparativa anual y arrastra caídas de -21.4% en mayo, -19.7 en abril y de -14.5% en junio.
Al mes de octubre, último dato conocido, la economía se contrae -4.9% en términos anualizados.
El PIB de 2020 posiblemente se haya contraído entre -8% y -8.5%.
Cuente con que el primer trimestre de 2021 también será de signo negativo.
Para que la recuperación fuera más rápida e incluso entre un ánimo cordial, deberá el régimen recomponer su relación con la iniciativa privada tanto nacional como extranjera. Eso se aprecia aún más difícil que tener un proceso de vacunación eficiente.
Si el mandatario no se sacude la impresión de que todos los empresarios son neoliberales corruptos y causantes del daño económico nacional que dejó como saldo una enorme pobreza y pobreza extrema entre el sector de la población que pretende privilegiar su gestión administrativa, el asunto se va a complicar como posiblemente no tengamos ni idea.
Lamentablemente para la visión presidencial cualquier gobierno tiene que confiar y establecer compromisos con su iniciativa privada y concretar acuerdos con la internacional sean neoliberales o no, son los que generan empleo.
Puede sustituir a los beneficiarios de regímenes anteriores por otros, pero esos sitios no pueden quedar vacíos porque el país no va a lograr crecer sin esas voluntades que generan empleos y empresas.
Por ello, este año es muy importante para el Presidente, para su gobierno y para los mexicanos.