Libros de ayer y hoy
Al cierre del año tenemos que informarle que es poco probable ya que la economía de nuestro país crezca tres por ciento o más en este 2022, como lo habíamos llegado a anticipar ante el buen comportamiento que tuvieron los principales indicadores de economía, sobre todo durante los meses de julio, agosto, septiembre y octubre.
Crecer tres por ciento sobre la comparativa de 2021 no es un mal dato aunque ayuda que la base de comparación sea baja.
La posibilidad de que creciera tres por ciento e incluso unas décimas más era importante porque nos podía colocar ya sobre o cerca del nivel de la economía a finales de año 2018.
Retóricamente se podía defender la idea de que México puede crecer más allá del mediocre 2.1 por ciento que obtuvo como promedio anual en el período 1978-2018.
Pero al parecer el asunto ya no habrá de darse.
Es probable que en 2022 el PIB no crezca tres o poco más ¿la razón? no hay una sola razón sino la confluencia de varios elementos que comienzan a conocerse a finales de diciembre.
Quizá la pieza fundamental o al menos una de las razones más fuertes es que la turbina económica del comercio exterior que muestra signos de desaceleración porque la economía de Estados Unidos ya comienza a reaccionar por la estrategia de la FED, de inducir una recesión para controlar el proceso inflacionario que inició por la pandemia.
Revisemos los números de nuestro comercio exterior entre el mes de julio y hasta el dato más reciente conocido que es el mes de noviembre.
En julio, la exportación de manufacturas de nuestro comercio exterior creció 11 por ciento y la manufactura relacionada con la industria automotriz creció 12.5 por ciento.
En agosto, la exportación manufacturera crece 27 por ciento respecto al mismo mes del año anterior y la exportación de naturaleza automotriz creció un espectacular 42.5 por ciento.
En septiembre, la exportación en manufactura crece 26.4 por ciento y al sector automotriz, 42.1 por ciento, pero la magia comienza a desinflarse, al parecer, en octubre cuando la exportación manufacturera crece ya menos de 20 por ciento, 19.8 por ciento específicamente, mientras que la automotriz avanza 33.8 por ciento, un dato importante, pero distante de los dos 42 por ciento anteriores.
Para el mes de noviembre los datos del INEGI señalan que el comercio exterior de índole manufacturero creció 10 por ciento, pero la industria manufacturera relacionado con la industria automotriz alcanza solo 9.6 por ciento.
Además de esto, las ventas de la ANTAD a tiendas iguales durante el mes de noviembre presentaron el crecimiento más bajo en lo que va del año, lo que quiere decir que las familias mexicanas han reducido, al parecer, su ritmo de compra.
La idea de que la economía mexicana mejorará el año entrante parece que no la compran las familias mexicanas.
¿Qué pasa? que la economía de Estados Unidos se ralentiza luego de la agresiva estrategia de incrementar tasas de interés para combatir la inflación en la Unión Americana que llegó a estar por arriba de la inflación que presentaba su socio y vecino México.
Bloomberg señala en 70 por ciento la probabilidad de que Estados Unidos enfrente recesión el año entrante según la encuesta que efectuó entre analistas en temas económicos de empresas grandes establecidas en ese territorio.
Cuatro agresivas alzas consecutivas de 75 puntos base (tres cuartos de punto porcentual) fueron, hasta antes de mediados de diciembre, una medicina muy agresiva que implica consecuencias en el comportamiento de la actividad económica de Estados Unidos y del componente del consumo ciudadano que en Estados Unidos es tan importante para el comportamiento del PIB (explica el 66 por ciento del comportamiento del Producto Interno Bruto).
Una ralentización económica en Estados Unidos implicará para México ver disminuida nuestra actividad económica. No creceremos tres por ciento como lo estima el Gobierno de la 4T ni dos por ciento.
Si hay recesión económica de la Unión Americana en el segundo trimestre del año entrante, México hará lo propio en el tercer trimestre y vendrán ajustes presupuestales que nos harán recodar, nuevamente, la pobreza franciscana.
No será fácil 2023. Será más complicado de lo que resultó 2022. Ojalá nos equivoquemos.