Libros de ayer y hoy
El hábito de mentir
En sus años de opositor Andrés Manuel López Obrador gustaba de citar a Lincoln: “Se puede engañar al pueblo parte del tiempo, pero no se puede engañar a todo el pueblo todo el tiempo”. Se le olvidó. A él y a sus compañeros de ruta.
Miente todos los días. Eso no puede durar sin consecuencias. Cuidado, porque como dice el dicho, “cuando te das cuenta de que la verdad es mentira, lo que sigue es la ira”.
Hace unos días retomó su antigua vena indigenista y ofreció pagar pensión primero a los indígenas y luego a los mestizos.
Él, que conoce palmo a palmo el país, ¿habrá dimensionado los conflictos en zonas rurales o semi rurales donde conviven indígenas y mestizos, pobres todos, luego de la discriminación que se hará evidente?
Y si en verdad le preocupan los indígenas, ¿por qué, a la fecha, hay un subejercicio de dos mil 508 millones de pesos en apoyos a ese sector en el presupuesto de este año?
¿Por qué se disminuyen, en el presupuesto recién aprobado, los recursos a Infraestructura Indígena y a Educación Indígena?
Los indígenas también se van a dar cuenta de que hay engaño.
No, no gobierna para todos como anunció en su toma de protesta y ante el entusiasmo general.
A organizaciones campesinas y legisladores de distintos partidos que pedían no quitar recursos al agro, las descalificó porque según él querían “moches y eso ya se acabó”.
Primero, no buscaban “moches”, sino presupuesto. El único “moche”, y gigantesco, está en los 318 mil millones de pesos que se destinan a programas sin reglas de operación.
El gobierno va a repartir 318 mil millones de pesos sin reglas, en efectivo y personalizado. De manera discrecional.
La gente del campo se quedó sin los recursos que –con reglas- tenían con los programas de “Apoyos a Pequeños Productores”, “Fomento a la Agricultura”, entre otros. Se van a enojar. O se van a someter a la dádiva individual del gobierno a cambio de su voto a Morena.
De los programas sin reglas de operación, ¿hacia qué estados va mayoritariamente el dinero? Sí, en efecto, el 68 por ciento de esos recursos va a los seis estados gobernados por Morena.
Ni los “moches” se acabaron ni se gobierna para todos.
Una y otra vez repitió que se revertiría el “gasolinazo” porque era “un insulto” que en Estados Unidos la gasolina sea más barata que en México. A un año de su gobierno no ha revertido nada, y la gasolina no solo es más barata en Estados Unidos, sino que es mucho más barata.
En la Ciudad de México el litro de gasolina Magna cuesta, en promedio, 20 pesos con 74 centavos. En Texas, con todo e impuesto, 11.21 pesos el litro. Y en todo Estados Unidos, el promedio es de 13 pesos por cada litro.
Jonathán Ruiz, el periodista de El Financiero especializado en temas energéticos y directivo de este diario, escribió hace unos días que el gobierno de AMLO, de enero a septiembre, cobró al consumidor aproximadamente 4.98 pesos solamente por IEPS de cada litro de gasolina o diésel. Y en el mismo periodo de 2018, el gobierno anterior un monto cercano a los 2.74 pesos por litro.
Clara como el agua está le mentira: este gobierno no revirtió el “gasolinazo”, sino que prácticamente lo duplicó. Doblado, pues.
Presume el Presidente que ahora el salario sí rinde y aumenta el consumo. También es falso.
Las ventas de la canasta Nielsen, que mide más de cien productos de consumo masivo (alimentos, higiene, belleza, cuidado del hogar, etcétera), cayeron 0.2 por ciento respecto al año pasado (abril-septiembre).
Indica la canasta Nielsen (ver columna del Director de Economía de El Financiero, Víctor Piz, el miércoles 20) que la inflación en esa canasta básica es de seis por ciento anual: el doble de la reportada por el Banco de México, con una canasta más restringida de productos.
Es decir, no hay un poder de compra adicional de los hogares como lo presume el Presidente.
Tampoco hay más empleos, como dijo que habría. De enero a octubre de este año la creación de empleos ha caído un 30 por ciento respecto del año anterior (enero-octubre).
Mentira grande, enorme, ofensiva, fue la dicha por el presidente López Obrador el miércoles cuando presumió que se había “logrado” estabilizar el alza de la violencia en el país.
De acuerdo con las cifras dadas a conocer el martes por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, tenemos el año más violento de la historia contemporánea.
Aumentaron los homicidios respecto al año anterior (enero-octubre) en 2.1 por ciento. Aumentaron los secuestros en nueve por viento. Se incrementó la extorsión en 35 por ciento. Los feminicidios crecieron en 12 por ciento. Las personas víctimas del delito son nueve por ciento más que en ese periodo del año pasado.
Pidió disculparse con el gabinete de seguridad por críticas formuladas al operativo en Culiacán. Momento, la crítica no fue al Ejército, sino a él y a su estrategia del avestruz en seguridad.
Esos días de crisis por el Culiacanazo, no hubo Presidente. De ahí el reclamo.
Todos los políticos mienten, es cierto. Pero López Obrador se ha excedido y eso es peligroso: ningún país hace de la mentira un hábito.