Poder y dinero
El vacío que deja el gobierno con su parálisis para socorrer a la población en momentos de crisis económica, lo están llenando los narcotraficantes.
Ya sabemos que en política no hay vacíos, y “abajo”, quienes lo cubren son los tres grandes carteles que recuperaron fuerza en esta administración.
Matan como nunca antes y hacen “política social” para ganarse el respaldo popular.
Sin estrategia económica ni de seguridad, con Estado ausente, el ganador será el narco.
Con el quiebre de la economía, el desempleo y la falta de ingresos, enrolarse a los grupos delictivos será más atractivo que dejar de alimentar a la familia.
Los narcos han mostrado más reflejos que las autoridades federales ante la crisis.
Ellos se van a quedar con el país. Es el otro crimen del gobierno de la 4T, además del económico y los ahorros en salud para financiar la expansión petrolera.
Ya vemos a las brigadas del cártel del Golfo que recorren su territorio de influencia, con uniformes de combate, camuflados y metralleta en ristre, en el reparto de despensas de parte de “el señor”.
¿Y quién es el señor?
Ahí dice: “El señor 46. Vaquero. Cártel del Golfo”. No entregan y salen huyendo, sino que apapachan a la gente, se toman selfies y videograban su “labor social” para luego subirla a redes.
Hay toda una logística que va desde la adquisición y almacenamiento de víveres, empacan, distribuyen y hacen llegar el mensaje a través de redes sociales al resto de la población. Que se sepa. Proselitismo, pues.
Lo mismo hace el cártel del Pacífico, que difunde videos con el trabajo de mujeres encabezadas por la hija del Chapo, Alejandrina, que llenan cajas con artículos de primera necesidad que se van a las zonas populares. Claro, con la foto de legendario narcotraficante en el donativo.
El cártel Jalisco Nueva Generación reparte despensas con la leyenda: “El señor de los Gallos. El Mencho con el Pueblo”.
Y todos suben los videos -es decir, la propaganda de su cártel- con la “actividad social” que es bienvenida por la gente, como documentó el lunes en estas páginas el reportero David Saúl Vela.
Hasta ahora, 21 de abril, el gobierno federal no ha prestado ningún auxilio adicional a los sectores populares. Anuncio que adelantaría un mes de apoyo a personas de la tercera edad. Pero ni un peso extra.
Además el reparto de dinero lo hace a un padrón de 22 millones de beneficiados, que es menor al que tenía Prospera, que abarcaba a seis millones de familias.
Los apoyos oficiales no incluyen a las personas que perdieron su empleo, ni a los que lo van a perder: unas dos millones de personas que tenían trabajo formal al inicio del año, no lo van a tener en los siguientes meses.
A ello hay que sumar el millón 200 mil mexicanos que este año se deberían incorporar al mercado laboral, y no habrá lugar.
Más los millones de personas que viven en la economía informal y dejarán de tener ingresos.
Son muchos millones de personas sin ingresos que de algún lado tendrán que tomar para vivir. ¿O no?
Los narcos, con su activismo social, obtienen la simpatía de mucha gente. Y su proselitismo a través de la propaganda y la beneficencia, va en paralelo con su actividad delictiva. Matan, secuestran, extorsionan.
Importa poco a cuanta gente lleguen. El mensaje es que “están con el pueblo” y con ellos hay futuro, hasta para repartir a los demás.
Necesitan reclutar brazos para sus actividades criminales y ser más poderosos.
El Estado no mueve un dedo. A ellos nadie los para. En marzo, en plena cuarentena, hubo la peor cifra de homicidios dolosos de la historia: dos mil 948 asesinados.
Jamás, ni con Peña ni con Calderón, que fueron años duros, habíamos tenido una cantidad así de homicidios.
Con una diferencia: antes se les combatía y se bajó notablemente el poder de los carteles. Andaban a salto de mata y dos muy poderosos fueron prácticamente exterminados.
Ahora no se les persigue, recobraron fuerza, y uno de ellos recibe la visita presidencial a su centro de poder, con apretón de manos y taquiza.
En 16 meses del gobierno, 47 mil 441 personas han sido asesinadas de manera dolosa en el país. A este ritmo, va a rebasar los crímenes en los dos gobiernos anteriores.
Tampoco sabían nada de seguridad ni de pacificar al país, como prometieron. Ni la menor idea. Engañaron a 30 millones.
Dejarán un país en ruinas, más ensangrentado de como lo recibieron, y en manos del narco.