Ráfaga
El estilo de Peña ante Trump
Contra lo que propugnan algunos prestigiados colegas y políticos, la mejor manera de hacer frente a Trump no es a gritos y tuitazos.
Para el energúmeno del norte lo ideal sería tener en México un gobierno estilo Venezuela, con el cual pelearse a gritos y someterlo cuando quiera por sus múltiples vías de presión.
Lo anterior le redituaría aplausos de la galería conservadora y antimexicana de su país. De eso pide su limosna.
Es preferible, por donde se le mire, el estilo respetuoso y formal del presidente Peña que los alardes retóricos y tuiteros del presidente Trump.
Nos encontramos en una crisis en la relación con Estados Unidos, y la forma de enfrentarla es firmeza donde esté en nuestras manos responder, y no caer en la provocación del vecino del norte.
La diferencia de fuerzas es desproporcionada, y en ese escenario adverso hay que actuar de manera digna, como se ha estado haciendo.
Nada le gustaría más a Donald Trump que orillar a Los Pinos a dar respuestas estilo Venezuela -expulsión de diplomáticos, groserías en el discurso presidencial-, pues así estaríamos en su terreno y le sería mucho más fácil agredirnos.
La actitud de Peña es la correcta para hacer frente a una persona que no es normal ni se encuentra equilibrada emocionalmente.
Estados Unidos está en su derecho de expulsar a todos los que se encuentren ilegalmente en su país. Contra eso no hay defensa. Nuestro “amigo” Obama expulsó a dos millones 800 mil ilegales.
Lo que sí amerita respuesta es que nos quieran deportar a México a centroamericanos. Y ahí el gobierno mexicano dijo ayer categóricamente no.
Será uno de los temas de las reuniones de hoy entre Videgaray y Osorio con Tillerson y Kelly. No somos su patio trasero para que nos llenen de personas que ellos no desean en su territorio.
Hay que protestar por las formas en que Trump va a querer deportar a mexicanos.
Intentará por todos los medios humillar a México. Es un mal presidente y un pésimo ser humano, por lo que va a convertir a las deportaciones en un circo para los votantes antimexicanos.
No hay que caer en la provocación y reaccionar sólo cuando se violen los derechos humanos de los connacionales.
En materia comercial, la postura del canciller Videgaray y del secretario Guajardo ha sido la de rechazar cualquier negociación de aranceles en el Tratado de Libre Comercio. Y eso es lo que quiere Trump, negociar impuestos.
México necesita el TLC, pues 18 estados del país han crecido a tasas superiores al cinco por ciento anual gracias al acuerdo.
Los estados que no han crecido son los que dependen de Pemex o están alejados del mercado internacional. Para crecer necesitan ser incorporados a América del Norte y requieren estado de derecho, que no tienen.
Pero la actitud ante EU ha sido correcta en el sentido de que no vamos a aceptar abrir la caja de pandora de los aranceles. ¿No les gusta? Sálganse.
Sí, que se salga Estados Unidos del TLC, no México.
El Congreso de Estados Unidos difícilmente avalaría la locura de dejar el TLC, porque también a ese país le conviene.
Dan ganas de gritarles, insultarlos y hasta de retirar al embajador, pero ese no es el camino. La ruta es el estilo formal de Peña Nieto acompañado de firmeza donde tengamos margen de aplicarla.