Inseguridad y violencia no paran
Era inevitable desde que Ricardo Anaya se obstinó en violentar las sólidas tradiciones democráticas de Acción Nacional para quedarse, a como diera lugar, con la candidatura a la presidencia de la República: el PAN se quiebra pasado mañana.
Y era inevitable también desde que Margarita Zavala dijo que estaría en la boleta electoral por el PAN o en otra alternativa.
A todos les faltó generosidad para cuidar al más antiguo y democrático de los partidos políticos de México.
Este domingo habrá comicios para elegir al próximo presidente del PAN y todo indica que Marko Cortés va a vencer a Manuel Gómez Morín, lo que provocará la salida de Felipe Calderón de la casa blanquiazul.
No se va a su hamaca, sino que va a construir un nuevo partido político que se nutrirá de militancia y simpatizantes panistas.
Ahora sí, es la ruptura.
Margarita no tenía el peso dentro de Acción Nacional como para fracturarlo, pues nunca presidió ese partido ni fue presidente de la República.
Pero Calderón sí lo rompe. Es un peso completo.
Y con él se irán militantes valiosos que mucho se necesitan en el flanco democrático, en estos tiempos donde todo, absolutamente todo, estará a prueba.
En la entrevista con Ciro Gómez Leyva, realizada ayer en Radio Fórmula, el ex mandatario dijo que con el esperable triunfo de Marko Cortés, “Acción Nacional dejará de ser un instrumento para vigilar, buscar y ejercer el poder porque está totalmente controlado por una camarilla que lo ha destrozado”.
Son palabras similares a la ruptura del PAN en los años 70, cuando militantes de altísima autoridad moral dejaron ese partido “porque está totalmente controlado por la camarilla Conchello-Maderista”.
Y José López Portillo fue candidato presidencial único, sin contendiente, pues el PAN estaba, por ese entonces, liquidado a causa de la crisis interna.
¿Se repetirá la historia y dejarán los panistas y ex panistas a un mandatario sin contrapesos en Palacio Nacional?
Felipe Calderón sabe perfectamente lo que quiere: hacer otro partido.
Se lo delineó a Gómez Leyva en la entrevista de ayer: “Un partido que no sea sólo contestario al nuevo gobierno, sino que vaya más allá de la coyuntura. México necesita un partido político de ciudadanos honestos, mujeres y hombres que construyan bien común desde la ciudadanía a través de una organización política participativa, con derechos y atribuciones, que no sólo equilibre y vigile al régimen actual, sino que pueda construir un México mejor. Para eso es la política”.
Y la política va a unir, nuevamente, a Calderón con esa extraordinaria mujer y lideresa social, Eufrosina Cruz, Ernesto Cordero y Jorge Luis Lavalle, expulsados del PAN por Ricardo Anaya y regresados a su militancia por el fallo de un tribunal el miércoles.
Se les sumarán otros y le restarán al PAN. Sin duda.
¿Hasta qué punto? No lo sabemos.
Lo que si es seguro es que Acción Nacional se quiebra el domingo.
Que el país va a resentir el debilitamiento de una opción democrática, cuando más la necesita.
Que podemos estar en la antesala de la creación de nuevos partidos, si los actuales no son capaces de renovarse.
Y que la mesa está puesta para la hegemonía absoluta del partido de un solo hombre.