Libros de ayer y hoy
Cuando resulta evidente que los servicios de inteligencia rusos trabajaron contra la campaña de Hillary Clinton para favorecer a Donald Trump en la elección presidencial de Estados Unidos, éste contrataca: el FBI me espió a mí, dijo el fin de semana.
Y explotó: “El Departamento de Justicia y el FBI despistaron a las cortes. ¡Cacería de brujas corrupta, una mentira!”, escribió en su cuenta de Twitter.
En México, alguien que se identifica a sí mismo con Donald Trump hasta por escrito y firmado de su puño y letra (mañana tocaremos el tema), Andrés Manuel López Obrador, reaccionó igual al verse descubierto.
Tronó contra la secretaría de Hacienda (¿?) y personalmente contra consejeros del INE que dieron a conocer los pormenores del fraude de Morena con recursos para los afectados del reciente sismo.
Dijo que había un “complot” detrás del cual estaban Hacienda y el INE, que “trabajaron coordinadamente para dañar moralmente a Morena”.
Igualito que Trump. Cuando las evidencias apuntan en su contra, acusan confabulación de las instituciones para perjudicarlos. Las víctimas son ellos.
Ambos con talante grosero y autoritario, descalifican a los que hacen su trabajo, llámense INE, FBI o Departamento de Justicia.
López Obrador dijo respecto al fraude de Morena que había sido “un escándalo originado irresponsablemente por los consejeros”, y mencionó a Ciro Murayama y “a otro que se siempre se priva en contra nuestra, (Marco Antonio) Baños”.
¿Qué le pasa?
¿Ya se mimetizó con Trump?
¿No que eran calumnias compararlo con el magnate estadounidense?
En su alegato de fondo, Morena dice que el fideicomiso que recolectó dinero y supuestamente lo repartió, ninguna relación tiene con el partido.
Falta a la verdad el próximo presidente. Y mienten los integrantes del Comité Técnico del fideicomiso Por los Demás.
Es de risa loca oír que P edro Miguel, Jesusa Rodríguez y otros morenistas se deslindan de… Morena.
Imposturas aparte, vamos a los hechos:
Ese fideicomiso fue instruido por López Obrador a través de un video difundido el 20 de septiembre.
El 23 de ese mes el Consejo Nacional de Morena acordó crear el fideicomiso -lo explicó el consejero Murayama-.
Dos días después, el 25 de septiembre, se creó el fideicomiso en Banca Afirme, con el número 73803.
Y el tres de octubre informó, mediante el boletín 017-285, que ya estaba abierto el fideicomiso.
Ahora dicen que no es de ellos, que es calumnia, un complot, una vil venganza para desacreditarlos moralmente.
¿Sí? ¿Dónde tiene su sede el fideicomiso?
El fideicomiso registró como domicilio el mismo que tiene la sede nacional de Morena, en la colonia Viaducto Piedad, en Ciudad de México, informó el INE.
Quienes sacaron el dinero del fideicomiso para repartirlo, o supuestamente repartirlo, también son dirigentes de Morena.
Y en lugar de aceptar la multa, el próximo presidente ataca a los consejeros y, algo que no puede dejarse pasar sin preocupación: a los medios por difundirlo.
Así como Trump la emprende a groserías contra el fiscal Müller, las instituciones de investigación y justicia de su país y los medios de comunicación, López Obrador replica en México la misma conducta.
Se va contra “los medios conservadores” y “la prensa fifí”.
Y suelta la nada tranquilizadora frase para quienes ejercen la crítica: “esto no se va a olvidar. Yo no odio, pero no olvido”.
Eso, dicho en voz del próximo presidente de la República, en México, es un asunto grave y un mal presagio.
Son tiempos de serenidad, de pensar en el futuro, de unir a los mexicanos, no de groserías ni de amenazas.