Frente a la guerra
2018, es un año de paradojas: se dice y se acepta como verdad que no se cree, y sin embargo, se cree.
Se dice y se acepta que hay desesperanza, y sin embargo, como cada seis años, hay quienes, si esperan.
Hay, quien si ser juez, pretende serlo, perdonando desde ahora, a todos los imputados de corrupción y de delincuencia organizada.
Fe, esperanza y caridad. En un país, oficialmente laico.
Se dice y se acepta que hay hartazgo. La expresión “estoy harto” se volvió tendencia en medios de comunicación y en redes sociales. Sin embargo, se repiten hasta el cansancio, ideas del siglo pasado y hay quienes las enarbolan como nuestro “pase al futuro” (?), sin vergüenza alguna.
Este año, ni siquiera se apela al “voto útil”, como opción y descaradamente se recurre al “tonto útil”, en muchos de los casos, con prestigio de intelectual y además, rico, ah, y honesto, faltaba más.
La agenda electoral, está llena, harta de frivolidad, al punto que podría ser el contenido de los espacios informativos de espectáculos y ser digeridos como tales.
La agenda electoral, es vana y superficial. No está implicando un compromiso para atender con seriedad y responsabilidad, los grandes temas de la Agenda del país.
Hay, quien se ve a sí mismo, como la medida de la solución a TODOS los problemas.
Pretender revivir propuestas aplicadas en el pasado, es la mejor evidencia de que, quien las desempolvó, no sabe en qué mundo y momento está viviendo. Tal pretensión no puede ser vista ni aceptada, como una propuesta seria y responsable.
Lo retrata además, como seriamente indiferente y despreocupado realmente, por las necesidades de la gente, sin un compromiso cierto y veraz con las y los mexicanos fehacientemente más necesitados.
Todo lo anterior, únicamente en su afán por ganar, sin importar lo que pase después.
Pepe Mujica, el expresidente de Uruguay, ya lo había retratado a la perfección: “… hace política basado en sueños personales y utopías. El verdadero hombre de izquierda es de acción. Con todos sus años en la política mexicana no se sabe de grandes obras que haya hecho por el bien de la gente. Solo anhela cumplir a como dé lugar su aspiración presidencial…” (Citado por Víctor Sánchez Baños. Quadratín. 5.02.2018).
La cuestión es que no hubo quien reorientara la Agenda Electoral hacia los grandes temas.
Urge que haya ciudadanos y ciudadanas, que impidan a candidatas y candidatos, seguir manipulando los sentimientos de los electores y que los obligue a la precisión; a la obligada evidencia en caso de afirmar, negar o acusar de algo indebido; para ir cerrando el paso al señalamiento sin prueba alguna, al anonimato y al rumor,
El asunto es, cuestionar las contradicciones de las y los políticos y de cualquier actor social y económico, entre lo que dicen y lo que hacen; entre lo que dijeron ayer y lo que dicen hoy. En este carnaval en que algunos han convertido la política, simplemente hay que quitarles la máscara de redentores y salvadores, puesto que solo necesitamos que gobiernen, que gobiernen bien y que cumplan y hagan cumplir la Ley. Nada más. Nada menos.
Dignificar la Política, mediante la Dignificación de la Palabra, es posible, es tarea de ciudadanos y ciudadanas y así reorientar la Agenda Electoral, llevando a candidatas y candidatos, de los temas que se han frivolizado, a los temas que verdaderamente son la clave para el futuro de México, de las mexicanas y de los mexicanos.