Poder y dinero
José Miguel C. Núñez Núñez
José Javier Vázquez Sánchez, director del Instituto Tlaxcalteca para la Educación de los Adultos (ITEA), reconoció que aunque Tlaxcala levantó Bandera Blanca en cuanto a analfabetismo, aún hay 26 mil tlaxcaltecas que no saben leer y escribir.
Pudiera parecer increíble, que a punto de cumplirse las dos primeras décadas del siglo XXI, aún haya tlaxcaltecas y mexicanos (4 por ciento en todo el territorio nacional), que no saben leer y escribir. También habrá quienes señalen, que ya son “pocos”.
Un hecho salta a la vista: nos ha hecho falta ser más ambiciosos en materia educativa. Hemos desaprovechado generaciones de jóvenes estudiantes, quienes podrían haber sido y hoy todavía pueden ser, los agentes de alfabetización de sus propios familiares y vecinos. Desde hace cuántos años, desde hace cuántas décadas, Tlaxcala debió ser alfabetizada al 100%.
Quisiera ver a las normalistas que tanto “se mueren” gritando y protestando en las calles, desviviéndose e interesándose genuinamente por liberar a sus familiares y vecinos, del opio de la ignorancia, enseñándoles lo básico: leer y escribir, tal vez ahí hubieran aprendido más, por lo menos a leer y escribir BIEN.
Ojalá el titular del ITEA, pudiera ambicionar, que al término de su gestión, haya cero analfabetas en Tlaxcala. Para ello será necesario desburocratizarse, abrir su mente e ir más allá de las metas burocráticas. Que Tlaxcala tenga cero analfabetas, es posible mediante una acción concertada con todas las instituciones educativas y con todas las instancias que manejan becas.
Ello, solo sería un primer paso. Pero lograrlo, sería un gran legado por parte de quien lo consiga. Digo primer paso, porque como apunta el propio Javier Vázquez, 68 mil tlaxcaltecas mayores de 15 años de edad, no han concluido su educación primaria y 176 mil, no han concluido sus estudios de secundaria. Tales datos revelan porque el nivel salarial o de ingresos económicos es bajo. Ello mismo explica las condiciones del subempleo y desde luego, la baja productividad.
El reto educativo de Tlaxcala y de México, es colosal. Si bien es cierto que hay condiciones de infraestructura que se tienen y deben mejorar, también es cierto que ha faltado la ambición política y educativa para avanzar más rápido. No todo es dinero, ni todo se va a resolver con dinero.
Insisto, ahí están miles de jóvenes estudiantes que pueden ser los agentes alfabetizadores de sus propios familiares y vecinos, cuyo aprendizaje será más provechoso en el contacto y el manejo de la realidad del analfabetismo, que en oficinas públicas y privadas, donde además, realizan tareas indignas y no propias, como ir por refrescos y tortas.
Aunque sean decenas de miles más, en el caso de los que no han concluido su primaria y sean cerca de dos centenas, los que no han concluido su secundaria, aplica el mismo principio apuntado. Claro, se va a llevar más tiempo y requerirá mayor esfuerzo, pero si se aplica el sentido de ambición política y educativa para lograr que toda y todo tlaxcalteca tenga primaria concluida y posteriormente, la secundaria, en diez años o en dos sexenios, tendríamos otra Tlaxcala.
Dicho lo anterior, no significa que solo esté propugnando que Tlaxcala sea una entidad con secundaria terminada, de ninguna manera. El asunto es que en tanto no visualicemos que tal rezago educativo, es un pesado fardo que provoca que todo el sistema educativo no despegue, seguiremos arrastrándolo, literalmente, y por ello, hemos llegado a la era mundial del conocimiento, siendo todavía un país con habitantes que tienen un promedio de escolaridad, apenas de secundaria.
De secundaria y conforme a los datos de Inegi, de primero de bachillerato, en tanto a 2018 alcanzamos el promedio de 10 años de escolaridad. Y sin embargo, a pesar de ello, al evaluar a quienes están cursando ya su último grado de bachillerato, se encontró que 34% de los bachilleres, no comprenden la lectura de un texto y si no comprenden la lectura, ¿sabrán escribir? (Planea, 2017, citado por José Blanco en La Jornada del 21 de mayo de 2019).
En matemáticas, “tienen dificultades para realizar operaciones con fracciones y operaciones que combinen incógnitas y variables…” (ibid) Estamos hablando de la evaluación de estudiantes que estaban a punto de concluir su bachillerato.
Por lo antes expuesto, estoy de acuerdo en que hay que tratar bien a las y los maestros. En lo personal les tengo agradecimiento y respeto. Tuve la suerte de encontrarme con buenos maestros. Pero quienes dirigen los sindicatos, tanto del SNTE como de la CNTE, son los responsables de tanto atraso y de tan bajos niveles de aprovechamiento escolar. La ignorancia es el peor opio y quienes han traficado con la ignorancia, han sido precisamente quienes han dirigido los sindicatos. Habrá sus excepciones. Sin embargo, la realidad ahí está.