Ráfaga
MÉXICO POBRE, POBRE MÉXICO
George Friedman, fundador de Geopolitical Futures y Stratfor, cuestionó a México por entrar a la negociación del Acuerdo de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá (TLCAN), “bajo la premisa de ser un país pobre”, (La Jornada de Oriente. 8.11.17) lo que considera, es perjudicial para el país.
Recomienda que México debe plantear un escenario en el mismo nivel que los vecinos del norte y asumirse como potencia también, ya que Friedman considera a México en el mismo rango de Italia y Francia, por lo que vuelve a cuestionar: “negocian como si fueran El Salvador. Si los estadounidenses los ven como El Salvador piensan que los pueden manipular y ustedes piensan que están en un escenario desesperado, y no lo están, pero necesitan un negociador”. (Ibid)
Propone que México analice qué busca a futuro en el tratado y no ofrecer solo productos agrícolas, sino posicionarse como una fuerza militar y política y recalca “Ya no son un país pequeño pero se comportan así”. (Ibid)
Finalmente Friedman pronostica: el TLCAN será salvado por el Congreso de Estados Unidos, que no quiere que desaparezca, pero para dentro de cinco años México debe pensar en una estrategia política, militar y económica.
Además de los anteriores planteamientos, que me parece dan en el clavo de cómo nos vemos las y los mexicanos a nosotros mismos y con relación al exterior, se debe aprovechar la coyuntura abierta por el propio Donald Trump.
El hecho de que desde su campaña y ya como presidente de Estados Unidos, un día sí y otro también, se ha referido a México y a los mexicanos, como lo peor. Esta coyuntura debería trabajarse tanto en el interior, como en el exterior, para reposicionar a México, a las y a los mexicanos.
Hacia el interior, para que nos valoremos y nos hagamos valer, por lo que somos y por lo que podemos hacer. Tanto en México como en el extranjero, encontramos sinnúmero de mexicanas, mexicanos, empresas y aportaciones que son dignas de destacar, reconocer y admirar, aquí y en el mundo.
Sin desconocer problemas como el narcotráfico, la guerra de cárteles y la corrupción, hay que buscar todos los espacios posibles para que nosotros mismos en México y los ciudadanos del mundo en sus países, conozcan la otra cara de México y de los mexicanos, por sus descubrimientos, aportaciones, logros y presencia en el mundo, con sus empresas de clase mundial.
Lo anterior, a la par de seguir presumiendo nuestras bellezas naturales, gastronomía, arqueología, arquitectura, historia, música, cine, literatura, pintura, escultura y un sinfín de expresiones socioculturales que se siguen practicando a lo largo y ancho del país.
El punto más importante a destacar de México, es su gente: hospitalarios y amigables.
Desde luego, México tiene que encarar los problemas que tiene frente a sí, y darle soluciones reales y honestas.
César Villanueva, de la Universidad Iberoamericana señala que se tiene que hacer, para mejorar sustancialmente, no solo la imagen del país en el exterior, sino que seamos un mejor país: el eje de una estrategia desde abajo, debe contemplar programas contra la corrupción, de desarrollo social y educativos. Agregaría aquí, que para que los mismos sean exitosos, se requiere la participación directa, firme y decidida de las y los ciudadanos y de la sociedad.
A la par, desarrollar un mejor aparato de comunicación internacional y contar con un programa ambicioso de diplomacia pública y cultural que nos permita resaltar, matizar y contextualizar lo que es importante para el país (subrayando nuestra potencia cultural) y la imagen que queremos dar al exterior.
Finalmente dice Villanueva, debemos reconocer que solo en la medida que recuperemos la salud democrática, nuestra capacidad productiva y la consolidación de instituciones que nos brinden certeza y justicia, encontraremos la clave para proyectar un país respetable a nivel internacional.
Los países intentan construir una imagen que los represente de mejor manera en la arena internacional, por razones hegemónicas, de defensa o de cooperación, y México no debe ser la excepción.
El asunto es finalmente, que dejemos de vernos a nosotros mismos como minusválidos, minimizándonos, no Trump, nosotros mismos.
Aprovechemos que Trump ha puesto el nombre de México y de los mexicanos en boca de todo el mundo, para destacar lo bueno que tenemos y que somos un mejor país y mejores mexicanos.