Libros de ayer y hoy
“Lo que la gente falla en darse cuenta
que la moneda de la corrupción en la política
no es el dinero, sino los votos”
James L. Buckley
La Secretaría de Salud del estado de Tlaxcala dio a conocer que es en el transporte público de pasajeros, donde podrían estarse dando el mayor número de contagios Covid-19 en el estado de Tlaxcala. 42 por ciento de contagios en transporte público de pasajeros, contra 28 por ciento de contagios en sitios públicos y 27 por ciento de contagios en los propios domicilios. Tales proporciones, seguramente no solo aplican para el caso de Tlaxcala, sino para el país, en general. Tal vez, en el transporte público de pasajeros federal, sea mayor la proporción.
El tema es, que las líneas de transporte de pasajeros, por obvias razones, disminuyeron el número de corridas y al reabrirse muchas de las actividades económicas, el número de pasajeros se incrementó, saturándose el transporte debido a las pocas corridas diarias de los mismos.
A estas alturas, urge entonces que se incrementen las corridas de las líneas de transporte de pasajeros, para que no vayan con sobrecupo, particularmente las líneas de pasajeros con destino a las ciudades de Puebla y de México, mismas que en el caso de las que tienen como destino la ciudad de Puebla, nuevamente están llevando pasajeros hasta de pie, como ocurría de ordinario antes de la pandemia.
Es aquí donde las autoridades del sector transporte, tienen que intervenir y desde luego la estatal, aunque no es de su ámbito de competencia, si gestionar ante sus pares federales, que revisen las líneas de pasajeros federales que transitan en el estado de Tlaxcala, para que no estén dando servicio con sobrecupo y desde luego, reprogramar sus corridas para reducir los tiempos entre una corrida y otra, particularmente en las horas “pico” de cada línea de transporte. Es un hecho, ni en el transporte federal ni en el local, hay “sana distancia”.
Convendría que las autoridades del ramo, federal y estatal, intervengan para que todas las unidades de transporte coloquen letreros en el interior de las unidades de transporte, con indicaciones para los pasajeros de que no vayan platicando en el trayecto, ni saluden, mucho menos que vayan sin cubrebocas.
Esta experiencia que estamos viviendo todos, debe servir para que en cuanto las condiciones económicas lo permitan, pero además previamente hacer las reformas legales pertinentes para obligar a los transportistas a sacar de la circulación todas las unidades anteriores al año 2005. El modelo tipo combi clásico, ya no debe ser utilizado para transportar pasajeros, su altura interior es patética, ninguna persona adulta puede estar de pie dentro de una combi. Ese simple y solo hecho, debería ser motivo para sacarlas de la circulación a la mayor brevedad.
Hay muchas tareas pendientes por realizar en materia de movilidad y el transporte público de pasajeros es una de ellas. Las y los ciudadanos no deben, no pueden ya, permanecer ajenos a la búsqueda de soluciones en materia de movilidad, ahora no solo cumpliendo requisitos de seguridad pública, sino también de sanidad pública y de sustentabilidad.
Es importante asentar una vez más aquí. El robo a pasajeros, el robo a transeúntes, a comerciantes y a cualquier persona en cualquier lugar, es un delito, que no tiene ni debe buscársele justificación alguna. Quienes roban y matan, no son los pobres. Quienes roban y matan, son delincuentes. En igual forma, quienes causan daño de cualquier forma y matan a mujeres, no son los hombres, son delincuentes y estos, pueden ser tanto hombres como mujeres.
Las y los delincuentes tienen que ser sancionados por sus actos y las víctimas de los delincuentes deben y tienen que contar con todas sus garantías de ley a su favor. Las víctimas de la delincuencia, también tienen derechos humanos que no están siendo debidamente protegidos. Ahí hay mucho trabajo por hacer por parte de las y los legisladores federales y estatales, que la verdad no sé qué esperan para hacerlo. Este pendiente tiene muchos años ya. Nadie hace algo a favor de las víctimas de la delincuencia.
Eso es también corrupción. Lamentable que muchas y muchos legisladores hoy, se llenen la boca con discursos supuestamente en contra de la corrupción, pero no hagan nada, absolutamente nada, para evitar la impunidad, siendo que ellos tienen en sus manos la posibilidad de legislar en la materia. Mientras no legislen para acabar con la impunidad, ellas y ellos están permitiendo que la inseguridad pública siga dominando y por ende, la corrupción. A la corrupción hay que combatirla con hechos, no con palabras.