Libros de ayer y hoy
MÉXICO, TIENE FUTURO
Quién gane la Presidencia de la República, tendrá que convocar a la realización de una prospectiva del futuro que queremos, que quieren las y los mexicanos para 2030, 2050, 2100.
Convocando a todas las representaciones políticas, sociales, económicas, educativas, científicas, culturales, artísticas, culturales, de salud, deportivas y jurisperitos, para que plasmen su visión de futuro, para esos años.
Invitando a quienes forjaron la nueva China, la nueva Sudáfrica y un referente del primer mundo, como Alemania.
Para que expliquen, cómo estaban al momento de iniciar sus prospectivas de futuro y qué hicieron para remontar sus propias limitaciones.
Con base en lo anterior, invitar a expertos mexicanos que son consultores e investigadores en otras partes del mundo, a que conduzcan los trabajos para ir dando forma al nuevo proyecto nacional con visión global, que al final, se tendrá que dar a conocer a través de todos los medios y constituirse en un documento legal que obligue a su cumplimiento, para dar lugar a una nueva generación de reformas, en el entendido de que se plasmaron las diferentes visiones de cada uno de los sectores de la población.
El ejercicio es urgente e inaplazable, en tanto México necesita acordar qué vamos a hacer como país y cómo, acuerdo que estará por encima de las disputas partidistas coyunturales de cada momento político o electoral, para dejar de “inventar” a México cada seis años, como ha ocurrido hasta el presente.
Hay tres sectores específicos que se mencionan como convocados al ejercicio de prospectiva: el educativo, el de salud y jurisperitos.
Supongo que para todas y todos, salta a la vista, su importancia capital, en el presente y futuro de México. Seguramente a más de uno, hará “ruido” el concepto de jurisperito.
Los dos primeros seguramente no tienen mayor discusión. Son esenciales para el hoy y el mañana: la educación y la salud.
El tercero, porque precisamente una de las quejas más socorridas de las y los mexicanos tiene que ver con la injusticia en general, con la impunidad y como lo referimos en la colaboración anterior, con la violencia, la corrupción y la inseguridad pública.
Además, uno de los déficits que encontramos en todos los legislativos del país, tanto a nivel federal como local, es la “falla legislativa”.
Falla legislativa derivada de la falta de formación jurídica de la mayoría de los legisladores y que en su mayoría, fueron legisladores por una sola ocasión, muchos de los cuales, a nivel federal, nunca ocuparon la tribuna legislativa y por lo cual no hicieron evidente, sus deficiencias en la lectura, por ejemplo, cosa que si se hace evidente ordinariamente, en los legislativos locales.
Si hay y hubo legisladores que tienen dificultades con la lectura, ¿qué refleja tal dificultad? En esas condiciones ¿sabrán significados, interpretaciones, aplicaciones? Para concluir más rápido que pronto, en México es cotidiano que los legisladores, sigan instrucciones de alguien y al final, participen en las votaciones conforme a la instrucción recibida, sin saber a ciencia cierta, qué están o no, aprobando.
Tal dificultad para la lectura, que no es exclusiva de parte de los legisladores, hace evidente nuestro déficit educativo nacional. Por lo que si tenemos y hemos tenido legisladores con ese nivel, en igual forma ocurre, a nivel de ciudadanos.
Retomando la necesidad de convocar a los jurisperitos, no solo para que orienten el trabajo de los legisladores, sino de todos los sectores del país, hacia cómo hacer efectiva la ley, para que prevalezca el imperio de la ley, sobre gobernantes y gobernados, brindando por fin, certeza y seguridad, a todas y todos los ciudadanos y habitantes de México.
Porque como dice Julio A. Millán B., “El futuro no se adivina, el futuro no se predice, el futuro se construye”
Y para quienes ven imposible que algo así ocurra en México, espero que ayude la cita de Nelson Mandela, para el caso de Sudáfrica: “Siempre se ve imposible, hasta que se logra”.