Poder y dinero
Jesús Cristo, sigue vigente en cuanto su mensaje es aspiracional e inspiracional para multitudes, quienes siguen su nombre, practican múltiples credos inspirados en Él, la mayoría haciéndolo en forma parcial y una gran mayoría usan algunos ritos que derivan en eventos sociales, desagregándolos de sus significados religiosos.
Tanto el Civismo como el Cristianismo en todas sus formas y expresiones, requieren una refundación centrada en sus Principios que les dieron origen.
Cada una tiene sus ámbitos propios. Sin embargo, las y los sujetos son los mismos. Por ello conjunto hoy ambos ámbitos, en tanto la celebración del aniversario del nacimiento de Jesús Cristo, me parece que da oportunidad para proponer acciones inmediatas, en tanto Él nos inspira a ser mejores y nos aporta valores para esperar que las situaciones que vivimos día a día, puedan ser mejores, no para unos cuantos, sino para todas y todos.
En cuanto al Civismo, el Instituto Nacional Electoral (INE) debe asumir como propia la tarea de formar ciudadanas y ciudadanos, tarea que no han cumplido los partidos políticos y que desafortunadamente las escuelas y universidades, tampoco han formado.
Es de desear que la cuarta transformación, asuma como prioridad la formación de Ciudadanía, ya que esta será la mejor forma de transformar efectivamente al país, dotándolo de ciudadanas y ciudadanos, quienes al ser conocedores de sus derechos y obligaciones, estar informados y participar en la toma de decisiones, procurarán un país más libre, democrático y participativo.
Tal tarea no podría ni debería realizarla el Ejecutivo, en tanto su tarea es gobernar y gobernar bien, lo que lo constituiría en un instrumento de aprendizaje y realización ciudadana, a través de la relación gobierno-ciudadanos y gobierno-sociedad, con el libre juego de las ideas a través de los diferentes medios de comunicación y mediante el cumplimiento de la Ley, cumpliéndola y haciéndola cumplir, pero además, fortaleciendo y ampliando la información pública, la transparencia y la rendición de cuentas. En una palabra, fortaleciendo las instituciones. Más y mejor, dejando una arquitectura constitucional que nos conduzca a un régimen semipresidencial o semiparlamentario. Todo ello abonaría a la formación de Ciudadanía.
En cuanto al Cristianismo, urge que las iglesias replanteen su naturaleza y vocación, se decidan a llevar a cabo el aggiornamento de sus doctrinas para que efectivamente puedan ser sal de la tierra y luz del mundo en el siglo XXI y en adelante, realizando todas las iglesias el verdadero Ecumenismo, lo que implica incluir a las iglesias no cristianas e incluso las expresiones de ateísmo y
gnosticismo, en tanto todos habitamos la misma tierra y es posible un acuerdo mínimo o básico que nos haga vivir en paz, independientemente del credo religioso o no religiosos que tengamos.
Formar ciudadanas y ciudadanos, asegurará que en el futuro tengamos mejores gobernantes y servidores públicos, así como mejores mexicanas y mexicanos, que hagan de la Política el mejor recurso e instrumento para alcanzar acuerdos y tomar decisiones en beneficio de todas y todos, mediante la división de poderes, mismos que tienen que respetarse y no intentar invadir a otro poder, mucho menos anularlo o abolirlo, así como estimulando una opinión pública y participación ciudadana creciente. Si de verdad queremos hacer y construir Democracia, debe aceptarse por todas y todos, que “nadie tiene el derecho de comerse todo el pastel” (El Orden Político Democrático. Apuntes de Cultura Democrática Nº 2. IFE. 1997)
Formar cristianas y cristianos, aggiornados, ecuménicos, favorecerá el entendimiento y aceptación de todas y todos los seres humanos, cualquiera que sea su idea de Dios o no tenga una idea de Él. Urge quitar toda carga de separación entre iglesias y religiones, no solo de separación, de oposición, pues tal carga contradice la Buena Nueva de Jesús Cristo. En la medida que las religiones activen las vertientes naturales, propias y simples del mensaje salvador y liberador de Jesús, en esa misma medida, las iglesias podrán constituirse en comunidades de sanación (sanar almas), empezando por eliminar prejuicios sobre las y los otros, las y los diferentes, en tanto esos demonios que pululan en las mentes de muchos creyentes y no creyentes, impiden lograr su propia sanación, y por lo tanto, su propia salvación y liberación.
Una tendencia mundial es clara: vamos, a pesar de que algunos pretenden dar reversa, a una mayor democratización en todos los órdenes, primando los derechos humanos y por ende, los derechos sociales. Es una fortuna que México no está aislado y que los ojos del mundo están al tanto de lo que ocurre en el país. La opinión pública internacional es un factor que beneficia a México.
Para cristianos y no cristianos. Para creyentes y no creyentes. ¡Feliz Navidad!