Escenarios nacionales/José Luis Camacho Acevedo
“Y retiemble en sus centros la tierra”. Y retembló en el mes de la Patria.
TLAXCALA, Tlax., 30 de octubre de 2017.- Es tema cotidiano ahora, hablar de la reconstrucción. No podría ser de otra forma. Es urgente. Es necesaria. Es vital, para las mexicanas y mexicanos que perdieron su techo.
De acuerdo al boletín oficial, se menciona que así como expresamos que a la par de levantar y reconstruir los planteles educativos que resultaron afectados por los sismos, es necesario levantar y reconstruir el aprendizaje, la educación, de nuestros hijos e hijas.
Ahora replanteo la idea de manera más global, es necesario, aprovechando la remoción de escombros, remover nuestros sentimientos, afectos, disposiciones e ideas que tenemos como México, para construir, entre todos, el México global, el México glocal, del siglo XXI.
Tal idea no es propia, en Casa Lamm se está gestando el Instituto de la Mexicanidad, presidido por Alejandro Burillo Azcárraga, partiendo de cero. No son los únicos, en el país y fuera de él, hay esfuerzos en el mismo sentido y que han salido a flote a raíz de la belicosidad verbal antimexicana del sr. Trump.
Sucede que en realidad, México no es uno, son muchos “Méxicos”. Ésta, esa realidad, no existe únicamente dentro de nuestras fronteras, las trasciende. Así como se publicita que Tlaxcala es Cuna de la Nación, podemos afirmar que México es Cuna de la Globalización, por lo menos en América.
Tal realidad, desconocida, ignorada, minimizada, por el sr. Trump, lo rebasa, lo desborda, finalmente, lo desplazará.
Porque antes que Estados Unidos, fue México.la Historia, pesa y si no, ¿qué pasó con Yugoslavia?, ¿qué pasó con la U.R.S.S.?, ¿qué está pasando con España en éstos momentos?
No se puede soslayar la Historia, y México tiene mucha. Para dar y prestar. Las realidades, obligan a replantear qué somos, quiénes somos, qué queremos, a dónde vamos, a dónde queremos ir.
La sociedad, los ciudadanos, han irrumpido en el escenario público en momentos de recambio, como ahora está ocurriendo, al grado de que la partidocracia ha tenido que ceder, el asunto es que no sea una cesión condescendiente, de coyuntura, tiene que ser sistémica, para que efectivamente se generen, no solo nuevas reglas de juego, también, nuevas condiciones, en tanto, todos los partidos, de una u otra forma, ya son gobierno, sin embargo, se comportan cual si fueran oposición.
La sociedad demanda a su clase política, ser más responsables, hacer a un lado la verborrea demagógica, hacer más cosas por quienes los eligieron y mejores instituciones.
El país, México, la nación, las y los mexicanos, quienes viven no solo dentro del país, requieren construir, edificar, un nuevo Pacto Social o rediseñarlo, donde estemos y quepamos todos y todas, aceptando la realidad de una nación compleja, en la que las diferencias no sean motivo de encono, distanciamiento y enfrentamiento, sino de conocimiento y reconocimiento de la otredad.
Podemos y tenemos que ser una nación democrática, de personas adultas que no necesitamos tener miedo a un enemigo declarado o inventado para unir esfuerzos. Una nación en la que confluyan las emociones y las ideas, los sentimientos de unidad y respeto pleno entre todas y todos.
Podemos y debemos ir al encuentro de lo que nos une como país y como nación, de encontrar nuestra identidad, incluyendo las particularidades de cada entidad y región, dialogando con la mexicanidad y la globalidad.
Urge activar y estimular la movilidad social, descentralizar toda la administración pública, generar acciones que integren a todos los sectores del país y de la nación y que éstos intercambien y compartan para generar economías colaborativas en cada región del país.
Tener por meta un crecimiento económico, paralelarlo al crecimiento y desarrollo de la conciencia social, de la unidad nacional, para poner piso a la pobreza y techo a la desigualdad. Tal propósito requiere de la participación, pero más, de la aceptación de todos.
México puede ser nuevamente cuna de una nueva forma de hacer globalización, de hacer humanidad, con Trump, a pesar de Trump y si fuera necesario, sin necesidad de posturas belicosas, aún en contra de Trump, porque México como el mundo, son más grandes que Trump. Existe el mundo, más allá del dólar.