Poder y dinero/Víctor Sánchez Baños
Santiago Levi, en su más reciente obra: “Esfuerzos mal recompensados. La elusiva búsqueda de la prosperidad en México”, destaca la bajísima productividad como la clave que explica la falta de un mayor crecimiento económico de México y de las y los mexicanos.
“México no va a crecer si no se vuelve más productivo, punto… Si no se corrige la disfuncionalidad que generan la política fiscal, laboral y social no importa cuántas refinerías se construyan, cuántos trenes Maya se echen a andar, cuántas becas se entreguen, cuántas pensiones se otorguen, cuánta infraestructura se construya, cuánta corrupción se combata; el crecimiento no aumentará si la productividad está estancada. Y no se puede repartir a perpetuidad un pastel cuyo tamaño no crece”, sentenció Denisse Dresser (El Mañana. 27.08.18)
En colaboraciones anteriores nos hemos referido a ésta pesada carga que arrastra el país y que ha impedido un mayor y mejor nivel de vida para la mayoría de las y los mexicanos. A la par de atender los pendientes en materia de política fiscal, laboral y social, que reorienten al país hacia una mayor productividad, el déficit educativo tiene un peso lacerante.
Porque en tanto no se atienda con prontitud el bajo nivel de aprovechamiento y la deserción escolar actualmente existentes, así como no elevar el número de años de escolaridad promedio del país, esto, tan solo esto, seguirá tirando a la baja la productividad de México.
Esta es la parte desconcertante de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE) y del propio SNTE. Porque entre menos días de clases tengan sus alumnos, es obvio, que van a aprender menos, que las y los alumnos que si recibieron clases durante todo el ciclo escolar.
Si al número de días de clases perdidos en cada ciclo escolar, agregamos el bajo desempeño y por ende, el bajo aprendizaje, esos maestros de la CNTE y del SNTE (que no son todos, vale hacer la precisión), están condenando a sus propios alumnos a permanecer marginados social y económicamente hablando, en tanto no egresarán con los conocimientos, herramientas y habilidades que les hagan ser capaces de realizar actividades productivas de manera más eficiente, así como tener otra visón del mundo y de las cosas, así como ser dueños de sus propias decisiones de manera informada y con conocimiento de causa.
Porque si no saben leer bien, no saben escribir, no pueden realizar operaciones básicas de simple aritmética, resulta que un número importante de egresados de nivel primaria, de secundaria y hasta de bachillerato, egresan siendo prácticamente, analfabetos funcionales. Así, difícilmente, México podrá elevar su productividad y por consiguiente, mejorar el nivel de vida de la gran mayoría de la población. Esto explica en parte, porque se mantiene y crece la desigualdad social.
Si la CNTE y el SNTE, de verdad quieren justicia social y acabar con la desigualdad social, lo primero que tiene que hacer, como mínimo, es cumplir con su trabajo: dar clases, impartir clases y que sus alumnos aprendan, que avancen en sus aprendizajes.
Ojalá el llamado que hizo el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, a todas y todos los maestros, de “eliminar el ausentismo” (Diarios OEM. 28.08.18), sea escuchado y atendido, en particular por los de la CNTE.
Lo cierto es, que en cualquier época histórica y en cualquier parte del mundo, la Educación ha sido, es y será la clave del desarrollo y crecimiento económico de naciones y pueblos. Más en una época como la que nos tocó en suerte vivir, de avances tecnológicos nunca antes vistos, que demandan niñas, niños y jóvenes cada vez mejor preparados, en tanto los empleos tradicionales y poco productivos ya están desapareciendo, lo que requerirá el desarrollo de personas con nuevas habilidades, altamente creativas e innovadoras.
Como podrá darse cuenta, asomándose a lo que se está haciendo en otras partes del mundo, así como está la educación en México, no la hacemos.
Los pocos que están ingresando a universidad, al interactuar con el universo de conocimientos que existen en el mundo, se han dado cuenta que requieren más herramientas y las han podido obtener, destacando por sus aportaciones científicas y tecnológicas.
Luego entonces, si procuramos más conocimientos y herramientas, desde nivel básico y arropamos como país a los estudiantes para que alcancen los estudios universitarios, otra será la situación para el país en los próximos años. La clave como podemos ver, es generar una educación nacional inclusiva, que no deje afuera de las aulas, desde educación básica hasta universidad, a las nuevas generaciones.