Xóchitl sigue sin entender para que sirven los debates
“… la gente votó por un gobierno honrado y justo… la mayoría de los… mexicanos están hartos de la prepotencia, el influyentismo, la deshonestidad y la ineficiencia, y desean con toda el alma poner fin a la corrupción y a la impunidad… la gente votó para que exista en México un verdadero Estado de Derecho; el pueblo quiere legalidad, no la simulación que en la aplicación de la ley ha persistido desde el Porfiriato… Quieren castigo por igual para políticos corruptos y para delincuentes comunes o de cuello blanco”.
Expresó lo anterior, Andrés Manuel López Obrador, al recibir su constancia como presidente electo. La lectura de las causas de su triunfo electoral, es correcta. Como lo hemos asentado aquí mismo, el quid, es la impunidad.
Decisivos para alcanzar los más de 30 millones de votos o el 53% de la votación presidencial, fueron los votos de las clases medias y altas, como el propio presidente electo así lo reconoció en su discurso: “Ha sido muy satisfactorio constatar que incluso los sectores de clase media y no pocos de los más acaudalados manifestaran con su voto el deseo de mejorar la situación del prójimo…”
López Obrador apuntó: “Millones de compatriotas aspiran vivir en una sociedad mejor, sin la monstruosa desigualdad económica y social que padecemos… el gobierno ha de representar a todos, pero que debe dar preferencia a los olvidados y a los más pobres…”
Es aquí donde su gobierno, el próximo gobierno federal debe dar preferencia a los olvidados y a los más pobres, dotándolos con servicios de salud y de educación, por un lado, pero por el otro, mejorar con urgencia el grado de competitividad y el nivel de productividad, de todas las regiones del país.
Para tales efectos, se requiere incrementar la inversión pública, en mayor y mejor infraestructura, así como seguir atrayendo, mayor inversión privada, a la par de elevar la eficiencia en el aprendizaje y mayores niveles de escolaridad, pues en tanto sigamos arrastrando índices de analfabetismo y niveles de escolaridad inferiores a los 12 años, será imposible aspirar a una mayor y mejor igualdad económica. En igual forma, si no se cuenta con mayor y mejor infraestructura que agilice las comunicaciones, el transporte y la generación de más y mejores empresas que fortalezcan las zonas más activas y lleguen a activar las economías locales de las zonas y regiones más deprimidas económicamente hablando.
Analfabetismo, niveles de escolaridad inferiores a los 12 años, zonas y regiones del país deprimidas económicamente, que han persistido desde la época prehispánica, pasando por la época colonial, la Independencia, la Reforma y la Revolución, llegando así hasta el presente siglo XXI.
Alejandro de Humboldt, en su “Ensayo Político sobre el Reino de la Nueva España” dejó ésta sentencia que sigue vigente: “… el bienestar de los blancos está íntimamente enlazado con el de la raza bronceada, y que no puede existir felicidad duradera en ambas Américas, sino en cuanto esta raza, humillada pero no envilecida en medio de su larga opresión, llegue a participar de todos los beneficios que son consiguientes a los progresos de la civilización y de las mejoras del orden social.”
Alejandro de Humboldt, planteó la clave de todo progreso y desarrollo social, político y económico sostenido: la inclusión. En ese tiempo, la inclusión de los que él denominó “la raza bronceada”. Hoy, implica la inclusión de lo que López Obrador denomina “los olvidados…los más pobres”.
Cito nuevamente lo que expresó el presidente electo: “La ciudadanía plasmó en su sufragio el anhelo de que los encargados de impartir justicia no actúen por consigna y que tengan el arrojo de sentirse libres para aplicar sin cortapisas ni servilismos el principio de que al margen de la ley, nada, y por encima de la ley, nadie… el autoritarismo y la abyección envilecen y desprestigian a las instituciones, la voluntad democrática de la ciudadanía puede renovarlas y fortalecerlas.”
Éste es el punto en cuestión: fortalecer las instituciones que tenemos y en los casos que así se requiera: renovarlas. Ésta tarea, no puede ni debe hacerla solo el titular del Ejecutivo, tiene y debe de involucrarse, comprometerse y participar, la sociedad. Nuevamente la clave identificada por Alejandro de Humboldt: I N C L U S I Ó N.
Sin inclusión, no hay Democracia, menos Justicia, imposible Igualdad. Sin inclusión, no habrá Cuarta Transformación.