Libros de ayer y hoy
Cas Mudde (Países Bajos, 1967) habla de derecha populista radical y la define con base en 3 criterios: el nativismo, vinculado a un nacionalismo étnico que tiene como rival a otro nacionalismo. Segundo: el populismo, que divide a la sociedad entre una élite económica y política que actúa en interés propio y de espaldas al pueblo, que es un todo indiferenciado, una masa sin distinciones a la que el líder populista representa. Y el autoritarismo, en tanto la obediencia a la autoridad es un valor fundamental. Aunque acceden al poder por vía democrática, terminan desarrollando formas de gobierno autoritario, con la solidaridad de otros partidos que dicen ser democráticos. (Citado por Farid Kahhat. BBC News Mundo. 6.11.2022).
Como podemos ver, Mudde acierta en cuanto es la realidad mexicana en 2022.
La marcha, manifestación, mitin o como se le quiera llamar a los ocurrido en el zócalo de la ciudad de México el domingo 27 de noviembre, ratifica con creces los tres criterios que identifican a la derecha populista radical y que embonan perfectamente con la tradición de la ratificación de la popularidad de Hitler y de Mussolini, ratificación no exenta de amenazas, presiones, chantajes, acoso laboral y desde luego, corrupción y engaño.
Javier Sicilia abona a esta visión de lo que está ocurriendo en México en éstos momentos: “… Los sueños de cambio de la “4T” se han convertido… en una reedición de la dictadura del viejo PRI… al volverse poder, la 4T ha destruido una gran cantidad de organizaciones civiles e instituciones autónomas, ha construido un poder unipersonal; lejos de controlar y limitar la voracidad de los proyectos destructivos del neoliberalismo, los ha concentrado en el Estado; ha colocado en los puestos de gobierno a ineptos y corruptos, pero leales hasta la ignominia a su persona; gobierna mediante la extorsión, el miedo, el Ejército y ese nuevo brazo armado que son las mafias del crimen organizado…” (Proceso N° 2402. 13.11.2022).
El presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula de Silva, es muy claro y muy preciso: “El Ejército no es para la política… Vamos a comenzar el gobierno sabiendo que tendremos que sacar a casi 8 mil militares que ocupan cargos sin haber concursado. Lo vamos a tener que hacer.” (ibid).
Emir Sader, de la Universidad de Sao Paulo, señaló que “para Lula resulta fundamental cumplir con su propósito de desmilitarizar el aparato público, pues la decisión de Bolsonaro de poner a miles de altos oficiales a conducir áreas estratégicas del Estado fue uno de los mayores daños y retrocesos que sufrió Brasil en estos cuatro años de gobierno del capitán ultraderechista… La democratización de Brasil… tendrá que ser un proceso de desmilitarización del Estado… tienen un comportamiento autoritario no solo porque tienen armas… lo que constituye un riesgo para la democracia.” (ibid).
Quienes acudieron a la marcha, manifestación o mitin del domingo 27 de noviembre, ya le cumplieron al presidente. Ha llegado la hora de que le empiecen a cumplir a México. Quienes son legisladores federales y locales, empiecen a trabajar, que para eso fueron electos. Que dejen de ser levantadedos y empiecen a estudiar y conocer las iniciativas de ley y de reforma. Que piensen un poquito en sus hijos, en el México que les dejarán a ellos y a las nuevas generaciones, este es el México real, no ese ente indiferenciado que se ha pretendido erigir como “pueblo”, en tanto México tiene una composición pluricultural, como lo reconoce y prescribe la Constitución, en su artículo segundo y que protestaron guardar y hacer guardar.
Es lamentable que las y los legisladores estén solapando y algunos más, hasta alentando la no vigencia de los derechos humanos de las y los ciudadanos y habitantes de México, incumpliendo con lo dispuesto en el artículo primero constitucional.
El presidente de Chile, Gabriel Boric, puso el dedo en algunas de las llagas de México:
“Latinoamérica no se puede callar ante las violaciones de derechos humanos en la región y denunció de manera expresa la situación de los presos políticos en Nicaragua. No podemos mirar para el lado ante la crisis que está viviendo Haití, no podemos mirar para el lado ante los presos políticos en Nicaragua.”
“Hay 11 mujeres todos los días asesinadas acá en México, brutal. No naturalicemos estas violencias, tenemos que combatirlas en conjunto”.
Es evidente que en México se ha naturalizado la violación sistemática de los derechos humanos, se han naturalizado los homicidios dolosos, entre ellos el de feminicidio, se ha naturalizado la corrupción, la mentira, el nepotismo y por ende la impunidad. Ahora nuevamente se pretende naturalizar el acarreo proselitista y el abuso en la propaganda gubernamental.
Basta ya de pensar, de creer, de sostener, que se está en contra del presidente, cuando se señalan las realidades de México. En hora de pensar en México, en las y los mexicanos de carne y hueso, que como dijera Martí Batres: somos un chingo y dos montones, porque México somos muchos, muchísimos millones más, que 30 millones.
Cierro con lo escrito por Ernesto Villanueva: “Es lamentable cómo el discernimiento y el análisis cedan su lugar a los actos de fe y proclamas…” (ibid).
Por ello todas y todos, sin distinciones ideológicas, debemos cuidar la democracia y en este momento pasa por defender la legislación electoral como está y después de 2024 hacer las reformas electorales mediante consenso, no por mayoriteo legislativo, y defender las libertades, que en este momento pasa por impedir la militarización del gobierno y del país.